Mientras nada se resuelve en las alturas, la reforma de Peña sigue vigente. Es necesaria una respuesta magisterial independiente.
Arturo Méndez Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase
Miércoles 10 de abril de 2019
El lunes pasado, López Obrador anunció que si no se llegaba a ningún acuerdo con la CNTE y su propuesta de reforma educativa no pasa, plantearía regresar a la legislación previa a la reforma de Peña Nieto y el Pacto por México (2013).
Aclaremos. En diciembre de 2018 AMLO presentó una iniciativa para “cancelar” la reforma educativa del 2013. Dicha iniciativa de por sí ya contenía varios elementos de continuidad -neoliberal- con la reforma peñista, pero además después fue modificada por los diputados, quienes la dejaron peor, retomando por ejemplo el régimen laboral de excepción para los maestros que aparece en la versión del Pacto por México, eliminando únicamente la relación entre evaluación y permanencia en el servicio.
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Es decir, ni la iniciativa original del Ejecutivo, ni la presentada por los diputados, representan realmente la cancelación de la reforma educativa del sexenio pasado, y mucho menos el cambio que esperaban los cientos de miles de maestros que, confiando en sus promesas, votaron por AMLO.
De cualquier forma, la versión de los diputados, aprobada el 27 de marzo por las Comisiones Unidas de Educación y Puntos Constitucionales de San Lázaro, es la que ahora defienden López Obrador y Esteban Moctezuma.
Ahora, el problema con volver a la legislación previa a la reforma educativa de 2013, como amaga el Presidente, es que antes de ella lo que estaba era la Alianza por la Calidad Educativa (ACE), firmada por Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo en 2008, y que introducía cuestiones como la Evaluación Universal y la pro empresarial educación por competencias, antecedentes de la reforma del Pacto.
Por su parte, Mario Delgado, coordinador de la bancada del Morena en la Cámara de Diputados, declaró que si no hay consensos (con la CNTE) se mantendrá vigente la reforma educativa de Peña Nieto. También que, en cualquier caso, para aprobarse una nueva reforma educativa, se necesita la mayoría calificada, es decir, que los legisladores del Morena tendrán que establecer acuerdos con los partidos del Pacto por México, como ya lo hicieron en las Comisiones Unidas.
Todo esto no hace más que generar un clima de incertidumbre en el magisterio, tanto sobre nuestras condiciones laborales como en cuanto a cuestiones sensibles como la continuidad del Nuevo Modelo Educativo, rechazado ampliamente por maestros, alumnos y padres de familia.
Una perspectiva independiente
Mediante bloqueos al Palacio Legislativo de San Lázaro, la CNTE ha conseguido hasta ahora evitar que el dictamen aprobado por las Comisiones Unidas sea llevado al pleno de la Cámara de Diputados, mostrando en pequeño el potencial de la movilización en las calles. El problema, sin embargo, es que mientras nada se resuelve en la LXIV Legislatura, la reforma de Peña, el Pacto por México, la OCDE y Mexicanos Primero se sigue implementando, lo que muestra la necesidad de desarrollar dicho potencial.
En la “Declaración Política” emanada de su V Congreso Nacional Extraordinario, la posición de la CNTE es la de “exigir la abrogación total de la mal llamada reforma educativa”, para los cual “nos reservamos nuestros derecho legítimo a la movilización”. Junto a ello, la Coordinadora ha solicitado un diálogo formal con López Obrador para exponerle sus desacuerdos.
Más allá del diálogo que pueda haber con el Presidente, desde Nuestra Clase consideramos que, conociendo las posturas del Ejecutivo y del Legislativo, detrás de las cuales están los compromisos con la OCDE y los empresarios, no podemos esperar que el cambio venga de arriba, sino que la clave está en la organización democrática desde las escuelas y la movilización independiente del magisterio, junto a los padres de familia y otros sectores de trabajadores.
Despertar expectativas en que el gobierno va a favorecernos sin que medie una gran lucha, es volver a llevar al movimiento a un callejón sin salida.
La Declaración Política de la CNTE expone que: “Nos reconocemos como parte de la clase trabajadora y pugnamos por la unidad nacional e internacional de la misma, por eso vemos como nuestra la lucha que en el país y en el mundo llevan a cabo diversos sectores de trabajadores.”
Para después hacer “un llamado a las diversas organizaciones sociales, campesinas, estudiantiles, de colonos, indígenas, sindicales, etc., a sumarse a la lucha en defensa de la educación pública, al mismo tiempo construir una instancia de organización multisectorial cualitativamente superior y fundamentalmente unitaria e incluyente, que recupere las legítimas demandas de los trabajadores del campo y la ciudad.”
Para pasar de las declaraciones a los hechos, opinamos que con los seis sindicatos universitarios que se encuentran en huelga, y la lucha que vienen dando los docentes de asignatura de la UNAM -con amplio apoyo estudiantil- contra el trabajo precario, las condiciones están dadas para unir filas y empezar por llamar a todos estos sectores a convocar unitariamente a una Encuentro de todas las luchas, para discutir un plan de acción unificado que incluya un paro nacional de todo el sector educativo: por la abrogación efectiva de la reforma educativa; en apoyo a la huelga del SITUAM que quieren reventar las autoridades y el gobierno; por el triunfo de todas las luchas.