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Red Internacional
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Mundo obrero. Industria automotriz en México: ganadores y perdedores

Las grandes inversiones en el sector automotriz en México están ligadas a los intereses de Estados Unidos por no quedarse atrás en su competencia con China.

Viernes 11 de agosto de 2023

Frente a este terreno de competencia ─en el que entra en juego la electrificación automotriz- que hace complejo un escenario con millones de trabajadores bajo pésimas condiciones laborales y con salarios apenas arriba de la media, la autoorganización obrera con independencia política de los Estados y las patronales, será clave para que los trabajadores puedan mejorar sus condiciones laborales.

Los últimos meses hemos escuchado mucho decir de la importante inversión que realizará en nuestro país Tesla en Nuevo León, mientras, de conjunto, la industria automotriz invertirá 7 mil millones de dólares sólo el primer trimestre de 2023, con las principales marcas de capital estadounidense, alemán y chino.

A esto se hay que sumar las plantas armadoras y proveedoras en territorio mexicano, acorde a las políticas de nearshoring que se dan en las economías a nivel global y a las nuevas tendencias a la electrificación que significan importantes inversiones por parte de Estados Unidos y países de Europa.

La cadena de valor Automotriz de América del Norte busca robustecerse para competir con sus oponentes, principalmente la economía china; actualmente el país asiático es el mayor productor de vehículos a nivel internacional con 27.02 millones de unidades producidas en 2022.

Pero esta carrera lleva consigo la tarea de avanzar en construir nuevas cadenas de abastecimiento para autos eléctricos, razón por la cual la inversión en México avanza a pasos agigantados, pues está recibiendo fuertes inversiones estadounidenses para ser uno de los pilares de suministros del gigante del norte en su carrera económica con China.

En general, las principales inversiones provienen de Estados Unidos, Alemania y China, pero también Japón y Taiwan. Las empresas con inversión más significativa en el 2023 fueron Tesla en Nuevo León y BMW en San Luis Potosí, dos estados que concentran el 66% de las inversiones totales.

¿Qué objetivo tienen estás inversiones?

Para hacer un análisis profundo del sector automotriz en México y de la Cadena de Autopartes Automotriz es necesario comparar cifras de crecimiento en momentos previos a la pandemia; por ejemplo, en 2019 se superaron los 4 millones de unidades producidas, en cambio en el año 2022 se produjeron 3.3 millones de unidades. Para este año la industria busca superar la cifra de 2019.

El contexto de la industria automotriz, de relativa recuperación económica en los países imperialistas, intenta “incrementar” (reconquistar) la tasa de producción a nivel global, donde en países como México intentan llegar a cifras de producción automotriz previas a la pandemia.

Pero la situación es distinta pues las exigencias de introducir cada vez más energías limpias a los vehículos que se venden en los países imperialistas y el nuevo reacomodo global requieren inversiones superiores en nuevas plantas de vehículos eléctricos.

La industria automotriz a nivel global se reconfigura en medio de una economía con cada vez más contradicciones, donde los niveles de deuda y la inestabilidad financiera pueden hacer colapsar a las economías más fuertes. La apuesta por nuevas formas de movilidad alternativas al automóvil y la sobreproducción son riesgos a los que se enfrenta esta nueva ola de inversiones que buscan disputar un mercado millonario que hoy lidera China.

Desde esa perspectiva el elemento de mayor fortaleza de Estados Unidos son los salarios super competitivos ─es decir, menores- que ofrece México, pues estos son difíciles de igualar incluso para China.

Además, las restricciones de carácter proteccionista incluidas en las normas de abastecimiento del T-MEC y el Plan Climático, son un fuerte obstáculo que sortean las inversiones, pues los requisitos para acceder a los estímulos de financiamiento emitidos por Washington son sumamente complejos y especialistas mencionan que pueden ser un freno importante para el desarrollo de los planes de electrificación de la industria automotriz en la región.

Salarios que no alcanzan para cubrir los costos de la vida

En México la industria automotriz ha encontrado un espacio de inversión bastante interesante debido a su cercanía con Estados Unidos y los acuerdos económicos que tiene nuestro país en la región.

La hegemonía del gobierno de López Obrador también es un elemento político para considerar, pues, apoyado en ella, otorga facilidades para instalar grandes plantas terminales, tales como condonación de impuestos, otorgamiento de terrenos, inversión pública para generar infraestructura para transporte de mercancías y personal, a lo que se suman los mencionados precios de mano de obra competitivos precios en México. Mano de obra que, además, se caracteriza por estar altamente capacitada.

Esto ha permitido que las principales armadoras a nivel mundial posicionen sus plantas en nuestro país arrojando importantes ganancias para los grandes empresarios, pero generando muy malas condiciones de vida para los millones de trabajadores y trabajadoras de este ramo y sus familias. A pesar de ello, esta situación es expuesta por empresarios, políticos y gobiernos como favorable, por las grandes oportunidades de empleo, omitiendo referir que dichos empleos son sumamente precarios.

En un país donde para subsistir con una familia de 4 integrantes es necesario tener ingresos de por lo menos 20.000 pesos, los salarios en la industria automotriz para las y los obreros, se encuentran entre los 7.000 hasta los 12.000 pesos.

Súmese a ello, las medidas leoninas de por medio que condicionan a les trabajadores su acceso a los salarios completos, en función de la productividad y su disponibilidad en la línea de producción.

Estas políticas patronales se pueden ver en el mediano y largo plazo, con las secuelas por recortes de tiempos de descanso de les trabajadores y el deterioro de la salud, además con poco acceso a la este servicio en los hechos, por la necesidad de mantener los ritmos de trabajo para no perder el empleo.

En la industria en México, los empresarios han implementado medidas que fragmentan el salario sujetándolo a la productividad. El salario real de les trabajadores suele ser muy bajo y se incrementa en medida que lxs trabajadorxs cumplen con los “requisitos” que el patrón establece, como asistencias del 100% ─para lo cual no son consideradas incapacidades por enfermedad e incluso accidentes generados al interior de la empresa-, y alcanzar las metas de productividad cada vez más exigentes, lo que ocasiona lesiones, fatiga crónica y problemas psicológicos por la presión a la que se ven sometidos les trabajadores en la línea de producción.

Cabe mencionar que la política laboral, en materia sindical y salarial impulsada por la 4T, no ha ayudado a mejorar significativamente las condiciones de las y los trabajadores del sector pues por un lado la política impulsada con los firmantes del T-MEC que anunciaba libertad sindical, no ha significado la democratización de los espacios sindicales, sino que ha abierto nuevas formas de control de las y los trabajadores por parte de las burocracias tradicionales y gansteriles por un lado y nuevas burocracias que no promueven la democracia obrera por el otro.

Evidentemente, en dicha política laboral queda excluida la posibilidad de autoorganización de los trabajadores, cercenada por la "dictadura" de fábrica; cotidianidad de la vida de los y las trabajadoras que sabemos que al cruzar la puerta deja de operar la “democracia” y el "todos somos iguales" y comienzan a operar las reglas del patrón.

Otro aspecto es el salario, también condicionado por los insuficientes aumentos al salario mínimo, celebrados como logros históricos por la 4T, pero que no impactan en los hechos sobre la gran mayoría de las y los obreros que deben supeditarse a las negociaciones de su dirección sindical en la pelea por aumentos salariales, lo cual depende de si esta es más o menos democrática.

Esta segunda variante tiene que ver con la mencionada libertad sindical; mientras no se generen las condiciones para que las y los trabajadores puedan ser verdaderos partícipes de la vida política sindical y pelear por mejores condiciones de vida de forma realmente independiente del Estado, tanto mexicano como estadounidense, de sus instituciones y de las diferentes patronales, la industria automotriz y la industria en general seguirán “creciendo” a costa de quienes producen la riqueza, es decir, de lxs obrerxs.