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Red Internacional
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Despidos. Industriales pesqueros chantajean con despidos

Un duro revés sufrió la bancada de las 7 familias al aprobarse en la cámara de diputados el fin de la pesca de arrastre para la captura de la jibia

Ricardo Trabajador portuario eventual despedido

Miércoles 18 de julio de 2018

El Mercurio como vocero del chantaje

El pasado 3 de Julio se aprobó en la cámara de diputados, por 135 votos a favor, 4 en contra y 4 abstenciones la norma que impide la pesca de arrastre para la captura de la jibia (o calamar gigante), permitiendo sólo la “potera” (un tipo de anzuelo) como arte de pesca. Esto quiere decir que se le otorga exclusividad a la pesca artesanal para la explotación del recurso, que es el más rentable hoy en día en el país y que no arrasa indiscriminadamente con el ecosistema marino como lo hacen las redes de arrastre. Este era uno de los puntos principales de las diversas protestas, manifestaciones y paros nacionales que habían venido protagonizando los pescadores artesanales a lo largo del país los últimos cuatro años.

Esta situación llevó a que este martes el diario El Mercurio actuara como vocero de los grandes industriales, la Asociación de Industriales Pesqueros (ASIPES), los mismos investigados por el financiamiento irregular de la política y de la corrupta Ley Longueira, para que lanzaran sendas amenazas de cientos de despidos, “casi como el cierre de Maersk”. En entrevista con gerentes de empresas tales como Pesquera Landes, Pacific Blu, la noruega Food Corp y la asociación de pymes Agetremar, que de conjunto ganan más de 150 millones de dólares, calculan en posibles 900 personas despedidas. Andrés Fosk, gerente de Pesquera Landes, amenazó con que “si se aprueba la norma, tendremos que cerrar una planta y despedir a la gente”, agregando que evalúan trasladarse a Perú o Ecuador.

Los pescadores artesanales ya habían adelantado que seguramente los industriales pesqueros amenazarían con despidos si se aprobaba esta normativa, y con mayor razón si se extiende hacia la captura de merluza, o se deroga la Ley Longueira.

Con esto, además, los empresarios pretenden presionar a los trabajadores de la industria pesquera, tanto tripulantes, manipuladores de las plantas, rederas y toda la gente de mar dedicada a este sector, a oponerse a sus compañeros de la pesca artesanal, enfrentando trabajadores contra trabajadores.

En país pesquero, harina de pescado

Lo cierto es que los grandes industriales pesqueros son los más destructivos depredadores de los mares del país, que a su vez le pertenecen a las 7 grandes familias beneficiadas por la Ley Longueira, al mismo tiempo de ser uno de los rubros con más brutales condiciones de trabajo, con jornadas sobrehumanas, soportando las peores condiciones climáticas y la feroz persecución antisindical. Luego de décadas reduciendo la captura a la harina de pescado para consumo animal, los últimos años han significado un paulatino cambio hacia la captura para el consumo humano (como la misma jibia), que sin embargo es una producción destinada a la exportación, que es la que significa las mayores ganancias.

No más despidos ni cierres de empresas

Esta grave amenaza, junto a los cierres de empresas y miles de despidos que se están sucediendo en éstos tiempos mejores nos muestran una sola y la misma cosa: a los empresarios y su gobierno no le interesan ni las necesidades sociales, ni las familias trabajadoras, ni la sustentabilidad de ningún recurso, sino simplemente sus ganancias. Sin embargo ya están surgiendo ejemplos a seguir, como la negativa a aceptar los despidos en el Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB), del magnate Luksic, que nos muestran que no sólo debemos oponernos a que se instale ésta práctica, sino a que los trabajadores podemos encontrar nuestras propias soluciones a los cierres de empresas, como es que sus mismos trabajadores vuelvan a abrirla, exigir su estatización y ponerla bajo gestión de los trabajadores.