En medio de la enorme crisis económica que se vive actualmente en el país, las más afectadas han sido las mujeres, situación que dejo en evidencia el Informe Movid-19 del Colegio Médico y la Universidad de Chile junto a otras universidades respecto al impacto que ha tenido la pandemia en el aumento de las labores de cuidado.
Domingo 15 de noviembre de 2020
Según el estudio el un 42% de mujeres encuestadas son cuidadoras de otro, esto incluye ser el cuidador principal de personas niños, niñas y adolescentes hasta 18 años o de personas mayores en situación de dependencia. Revelando el desigual escenario, ya que son ellas quienes deben dedicar su tiempo a cuidar de otros, con toda la demanda física y emocional que implica, al mismo tiempo que compatibilizan esta tarea con las labores domésticas, hasta un posible teletrabajo.
Mientras que el 65% de las mujeres consigna haber aumentado entre 1 y 8 horas su carga de tareas de cuidado de niños y personas en situación de dependencia, un 37,93% de las personas de género masculino refiere que su carga de cuidados sigue igual. La investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Mónica Gerber, advierte que “El avance que se estaba logrando en la incorporación femenina a la fuerza del trabajo y en la reducción de la desigualdad de género en este ámbito está sufriendo un fuerte retroceso”, reflexiona.
El informe, deja al descubierto la profundización en el desigual reparto de las tareas de cuidado a consecuencia de la pandemia y además revela cómo las mujeres siguen siendo un grupo altamente precarizado, lo que ha empeorado con la actual crisis sanitaria. Históricamente han sido las mujeres las que ocupan trabajos con peores condiciones laborales, con la brecha salarial, mayor subcontratación, incluso trabajando sin contrato y hoy además ven amenazada su estabilidad económica y social por los despidos y suspensiones.
Existe un gran retroceso en lo que había alcanzado la mujer en términos de ocupación laboral, el informe indica que “Según datos del INE, la tasa de ocupación de las mujeres ha disminuido a un 42 %, lo que es 10 puntos menos que la ocupación a la misma fecha el año pasado. Así, durante la pandemia se han perdido 900.000 empleos femeninos y se ha identificado que un 88 % no está buscando trabajo. Esto se debe probablemente a la incompatibilidad para trabajar con la carga de cuidados que relata este informe. Frente a esto, en el contexto de reactivación es necesario considerar subsidios al empleo focalizados en las mujeres para reducir las brechas que ha profundizado esta pandemia”.
Pero en el plan de reactivación económica impulsado por el Gobierno de Sebastián Piñera las mujeres quedan fuera ya que este tiene como objetivo reactivar la contratación a través de planes de apoyo a los empleos y la inversión, pero está enfocado en el rubro de la construcción, un sector laboral donde las mujeres no tienen una gran participación.
Notoriamente la inserción al mundo laboral remunerado por parte de las mujeres está condicionado debido a que se ven sobrepasadas por las tareas del hogar y cuidado de terceros, las que como podemos ver se acrecentaron durante la pandemia a causa de las políticas del Gobierno, quien además no ha garantizado cubrir necesidades básicas y que solo ha velado por salvaguardar los intereses de los empresarios.
Debemos considerar además a las mujeres que actualmente se encuentran con teletrabajo, quienes ha debido soportar el agobio laboral y lo que implica las labores del hogar. Por otro lado la crisis ha impuesto una situación de confinamiento algo que en el caso de las mujeres que sufren violencia de género provoca una situación extrema e insostenible.
A medida que se profundiza la crisis el Gobierno insiste en que las consecuencias recaigan sobre las y los trabajadores, y en el caso de las mujeres recaen doblemente. Es necesario pelear por un plan de emergencia que contemple sueldos de emergencia de $500 mil pesos para todos los que no puede volver a sus lugares de trabajo o fueron despedidos, debemos terminar con el desempleo repartiendo las horas de trabajo para reducir la jornada laboral sin disminución del salario para que todos y todas puedan trabajar, y por igual trabajo igual salario entre hombres y mujeres.