En medio de la gran crisis de la institución producto de los múltiples casos de abusos sexual infantil, la iglesia ha respondido con un "manual para no abusar" como un intento de recuperar la confianza pérdida. Sin embargo, la medida ha recibido diversas criticas por parte de la opinión pública.
Domingo 30 de septiembre de 2018
Una serie de casos de abuso sexual infantil al interior de la iglesia católica han abierto una gran crisis de confianza en la institución, la cual ha profundizado la crisis ya existente de adherentes y desaprobación. Debido a esto, y al gran rechazo de la opinión pública frente al manejo del conflicto, es que buscaron diversas medidas para mitigar la negativa imagen pública que hoy mantienen. Entre estas se encuentra la expulsión del estado clerical de Fernando Karadima por parte del sumo pontífice.
Además, se desarrolló un documento web titulado “Orientaciones que fomentan el buen trato y la sana convivencia pastoral”, presente en la página del arzobispado, en el cual se detalla "cómo no abusar de menores de edad", describiendo por ejemplo, como “inapropiado” el “dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho”.
Además, se agregan puntos como: “C) Recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes. Dar masajes. Luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada. Abrazar por detrás. D) Besar en la boca a los niños, niñas, adolescentes o personas vulnerables.”
Frente a esto, Patricia Muñoz, Defensora de la Niñez, afirmó que: “da la impresión de que la Iglesia no comprende la gravedad de lo ocurrido. Aquí estamos hablando de delitos. Cuando dice que no se deben dar palmadas en los glúteos o tocar el área genital de un niño… eso es un delito, igual que darles besos en la boca.”
En efecto, la misma formulación y contenido del un manual "para no abusar sexualmente de menores" podría expresar la nula comprensión de los derechos de la infancia, en donde se disminuye la gravedad del abuso sexual sexual infantil y de homologa con el adjetivo de "indebido", no otorgándole relevancia al respeto y la garantía efectiva de los derechos de la infancia.
Estos hechos, expresan la gravedad del problema en la iglesia católica, una institución que no hace más que recubrirse y proteger a sus curas abusadores, quienes se mantienen en impunidad. Expresión de esto es que el Papa Francisco haya tildado de responsable a “Satanás” de los abusos de menores, anulando de esta manera la responsabilidad de los ejecutores del abuso.
Con estas acciones la institución profundiza la gran crisis de confianza, cada acción con la que intenta "subsanar" la desconfianza no hace más que generar mayor aumento del rechazo en la opinión pública.