El nuevo canciller israelí Yair Lapid, inició el martes último un viaje a Emiratos Árabes Unidos, el primero desde que ese país árabe estableció relaciones con el Estado de Israel el año pasado. Esto se da en el marco de los "Acuerdos de Abraham" impulsados por Trump para que países árabes reconozcan al Estado sionista, favoreciendo así el aislamiento de la lucha de los palestinos. Política que continúa actualmente Biden.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Miércoles 30 de junio de 2021 11:29
Es la primera embajada con la que cuenta Israel en el Golfo Pérsico. La nueva coalición de Gobierno encabezada por Naftalí Bennett, ahora primer ministro y su socio en ese armado político, Yair Lapid (que lo sucederá dentro de dos años en el cargo), continúan en este aspecto la política que Benjamín Netanyahu había comenzado a llevar adelante, a instancias del ex presidente Donald Trump, cuando en agosto del 2020 Israel estableció lazos diplomáticos con Emiratos, luego vendrían Bahrein (ambos del Golfo Pérsico), Marruecos y Sudán (países musulmanes africanos)
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En Estados Unidos, también hay continuidad en lo que a la política sobre Israel se refiere: el demócrata Joe Biden, en una reciente visita del presidente israelí saliente -Reuven Rivlin-, además de escuchar atentamente todas las objeciones que el Estado de Israel tiene para que el imperialismo norteamericano alcance un acuerdo con Irán, también acordaron que los "Acuerdos de Abraham" iniciados por Trump y Netanyahu debían continuar.
Esto el pueblo palestino lo considera una traición por parte de los Estados árabes firmantes del acuerdo que le garantiza al país hebreo sobre todo lograr alianzas comerciales y alcanzar en la región una presunta estabilidad a pesar de la última masacre que cometió contra los palestinos con los bombardeos a la Franja de Gaza en mayo.
Esos "Acuerdos de Abraham" contemplaban frenar la anexión de mas territorios en Cisjordania, lo que meses después el mismo Netanyahu había negado. La flamante coalición gobernante, dirigida por el ultranacionalista Bennett y por Lapid, parece continuar esa línea, ya que están llevando adelante los desalojos forzosos y demoliciones de casas -prometidos por Netanyahu- de varios barrios y aldeas en Jerusalén este, con el fin de avanzar en la judaización de esos territorios.
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Por su parte a países como Emiratos Árabes, que fue el primero en firmar ese acuerdo, convirtiéndose así en el tercer país árabe en establecer relaciones con Israel, luego de Egipto en 1979 y Jordania en 1994, además de favorecerlo con la cooperación comercial (firmaron acuerdos que ascienden a 354 millones de dólares y desde agosto del 2020 más de 200 mil turistas israelíes ya viajaron a ese país del Golfo Pérsico), lo ubica en una buen posición frente a Turquía, Irán y Qatar con los cuales compite en diversos planos.
Más allá de que los gobiernos de esos Estados Árabes planteen un discurso de apoyo al pueblo palestino contra las agresiones sionistas, la realidad es que el avance de esos acuerdos es un paso más en el aislamiento en el que dejan a ese pueblo oprimido, que en forma diametralmente opuesta, cuenta con el apoyo de las poblaciones de esos países. Una demostración fueron las enormes movilizaciones árabes que se dieron en países del Golfo Pérsico durante el brutal bombardeo a Gaza y la represión en Cisjordania y Jerusalén este.
Por su parte Joe Biden, al continuar con la política de Trump impulsando estos acuerdos, además de respaldar a su socio menor en Medio Oriente, también lo aprovecha para fortalecer a competidores de Irán en la región. Una forma más (aunque no la determinante, por supuesto) de intentar obligarlo a llegar a un acuerdo en cuanto al "pacto nuclear internacional" haciendo primar sus condiciones.
Lo cierto es que como dijera en una entrevista a este diario el historiador de origen judío Ilan Pappé, en lo que se refiere a la política del Gobierno de Biden hacia Israel y Palestina: cambiarían las formas (con respecto a Donald Trump), pero no la esencia.
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