Cuarenta días después de las elecciones del 4 de marzo Italia continúa sin un nuevo gobierno. El jefe del Estado, Sergio Mattarella, emprendió este jueves una segunda ronda de consultas con los partidos para tratar de destrabar la formación de un Ejecutivo.
Jueves 12 de abril de 2018
El Movimiento Cinco Estrellas (M5S), la formación política más votada en las elecciones, había logrado avanzar en un acuerdo con la ultra derechista Liga Norte, que en la última elección se presentó en una coalición con Forza Italia de Silvio Berlusconi.
La posible alianza con del M5S y la LN, ha estado en suspenso desde finas de marzo. El principal punto de discordia se encuentra en el candidato de la derecha para presidir el Senado que el líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, exige que sea Paolo Romani. El M5S no está dispuesto a votarlo porque tiene una condena por malversación y la fuerza más votada de las elecciones mezcla un discurso contra la casta política con un populismo de derecha y antiimigrante, tiene entre sus principales caballitos de batalla a la "anticorrupción".
En la primera tanda de reuniones para formar un nuevo gobierno, concluida la pasada semana sin éxito, el líder del M5S invitó a apoyar su hipotético Gobierno al Partido Demócrata (PD), que perdió el Ejecutivo en los comicios, y a la mencionada LN de Matteo Salvini.
El líder del M5S, Luigi di Maio, reconoció este jueves que el ex primer ministro Silvio Berlusconi es el principal escollo para gobernar Italia junto con la Liga Norte (LN). Sin embargo el intento de Di Maio por quebrar la coalición no ha rendido frutos.
Los miembros de la LN y de FI de Berlusconi reivindicaron su cohesión acudiendo juntos, como si fueran un solo partido, ante Mattarella, que les esperaba en el romano Palacio del Quirinal, sede de la jefatura de Estado.
Tras el encuentro el líder de la LN, Salvini, acompañado por Berlusconi y la ultraderechista Giorgia Meloni, reivindicó que el nuevo Gobierno debería ser para la coalición de derechas y pidió el apoyo del M5S, al que recomendó dejar de lado "los vetos y el juego táctico" y permitir al país tener un Ejecutivo inmediatamente. Salvini aseguró que su alianza está “preparada para asumir esta responsabilidad de forma unitaria, formando un Gobierno fuerte y de larga duración".
A su lado estaba Berlusconi envió un mensaje dirigido a ese M5S que le quiere fuera: "Hay que diferenciar a los verdaderos demócratas de quienes no conocen ni el ABC de la democracia", dijo el exmandatario sobre el que han pesado varias causas por corrupción.
Tras esa demostración de unidad de la derecha, llegó el turno del M5S. Su líder, Di Maio, reiteró que Berlusconi debería permitir a Salvini pactar por su cuenta. El Cinco Estrellas, surgido como contraposición a la política tradicional, busca evitar gobernar junto a Berlusconi.
Sin perspectiva de acuerdo para un nuevo gobierno
En medio de este tira y afloja entre el M5S y la ultra derecha que persevera en su decisión de mantener el compromiso con Berlusconi, el PD se mantiene al margen y ratificó nuevamente ante Mattarella su decisión de permanecer en la oposición.
El PD que gobernó con una política de austeridad y contrarreformas desde 2013, ahora pide "responsabilidad" al M5S y a la derecha y les urgió a abandonar las "estrategias" y decidir si gobiernan para acabar con la incertidumbre reinante.
Mientras los partidos continúan en su búsqueda de algún acuerdo el jefe de Estado Mattarella, árbitro en el juego postelectoral, continuará este viernes sus consultas, reuniéndose con los presidentes de la Cámara de los Diputados y del Senado.
Las elecciones que dejaron un escenario de disgregación política sin ningún partido mayoritario, y con los dos principales partidos tradicionales cayendo en desgracia, fortalecimiento de las variantes populistas y “anti-sistema” expresadas en el M5S y la LN. Este escenario muestra la profundidad de la crisis política en la tercera potencia de la eurozona que había encarado una reforma electoral buscando evitar nuevos escenarios, como el actual, donde la imposibilidad de formar gobierno lleve a nuevas elecciones.
Este escenario, de nuevos comicios, parece la hipótesis más probable mientras el gobierno de Gentiloni continúa administrando el gobierno diario. Italia, la tercera potencia en la Eurozona, y la sexta a nivel mundial, podría regresar a las urnas en elecciones anticipadas, uno de los viejos demonios de la política italiana.