Una trabajadora inmigrante de DHL de Liscate (Milán), Maddy, que luchaba contra las políticas de falta de seguridad en la empresa, murió como resultado de la infección por el virus Covid-19.
Miércoles 25 de marzo de 2020
La noticia ha conmocionado a miles de trabajadoras y trabajadores. Maddy, una trabajadora que hace solo unos días estaba haciendo huelga en una empresa de logística por la falta de material de protección sanitaria, ha muerto contagiada de coronavirus. No es sólo un virus: ¡son las decisiones de los industriales y del Estado las que están llevando a muchas muertes evitables!
Hasta hace unos días Maddy luchaba frente a las puertas de DHL contra las condiciones de trabajo inseguras e ilegales, que no habían cambiado nada a pesar de la crisis sanitaria.
Una mujer que exigía el derecho a la salud y a la vida antes que las ganancias de los jefes, fue asesinada por el egoísmo de las patronales y la complicidad del gobierno. Y no será la única: el capitalismo mata, y también mata a las mujeres que, luchando por asegurar una vida decente para sus hijos, se ven obligadas a ir a trabajar a cualquier precio, incluso arriesgando sus vidas, especialmente en el caso de las mujeres inmigrantes, que son aún más explotadas y oprimidas.
Este es un video de la lucha de Maddy y sus colegas de DHL en Liscate (Milán) hace solo unos días.
Mientras que Italia está en plena crisis de expansión de un virus altamente contagioso que hasta ahora se cobra más de 7.000 víctimas, el gobierno de Conte sigue dando vueltas a la decisión de cerrar o no los sectores de trabajo no esenciales. En un encuentro con los dirigentes sindicales, han acordado algunos parches "cosméticos": Conte ha prometido un nuevo decreto con cierres más amplios que los propuestos en primer lugar, pero deja a los industriales que ellos sean los responsables de la autocertificación del cumplimiento de las normas de seguridad... con la ayuda de los intendentes, y con la complicidad de las burocracias sindicales de las distintas provincias.
Es evidente que, de esta manera, miles, o millones de trabajadores están condenados a seguir trabajando sin las debidas medidas de seguridad, en procesos de producción que deberían cerrarse o reconvertirse según las necesidades extraordinarias para producir respiradores o mascarillas, o material de protección sanitario.
De este modo, están condenando no sólo a los propios trabajadores, sino a un segmento más amplio de la población a exponerse al contagio. Esto significa más gente enferma y más muertes.
Hace unos pocos días se conoció la muerte de Emanuele, ¡con sólo 34 años!, quien trabajó hasta hace unos días en un call center, en condiciones que parecían un vagón de ganado, con los empleados uno al lado del otro, enfermándose y probablemente contagiando a muchos compañeros.
¡Basta de jugar con la vida de la gente! Hay que cerrar todos los trabajos no esenciales y proporcionar las medidas adecuadas y las precauciones de seguridad adecuadas en los trabajos esenciales. El gobierno es responsable.
Cuanto más el Estado sigue privilegiando los métodos medievales de contención y haciendo caso omiso a las medidas de seguridad, más la rabia de los trabajadores y la población afectada por la crisis puede convertirse en una fuerza social que no podrá ser reprimida. Esta es la fuerza social que podría imponer medidas reales para resolver la crisis, sin esperar otros decretos gubernamentales.
¡Por eso exigimos el cierre inmediato de todos los lugares de trabajo no esenciales, y la distribución garantizada de equipos de protección para todos! ¡No somos carne de cañón! ¡Ni una menos! ¡El capitalismo mata!