×
×
Red Internacional
lid bot

INCERTIDUMBRE POLÍTICA. Italia sin Gobierno: la crisis política no tiene fin

Se agudiza la crisis política en Italia, que sigue sin gobierno. Vorágine en el país del sur de Europa donde se refuerza la extrema derecha.

Jueves 31 de mayo de 2018 05:49

Foto: El líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi Di Maio. /EFE

Después de semanas de incertidumbre, Italia parecía estar a punto de nombrar como primer ministro a Giuseppe Conte: un relativo desconocido, el hombre de paja de la extrema derecha de la Liga y de los populistas del Movimiento Cinco Estrellas. El domingo por la noche se produjo un giro dramático con la renuncia del "Profesor Conte", bajo la presión del presidente de la República, Sergio Mattarella, quien se ubica como el "garante de las instituciones", de acuerdo con la Constitución italiana.
¿Una buena noticia? No del todo…

Las razones de la crisis

El desacuerdo fundamental entre Sergio Mattarella, por un lado, y Matteo Salvini y Luigi Di Maio, referentes de la antigua Liga del Norte (extrema derecha) y del Movimiento Cinco Estrellas (M5S, populistas de derecha), por otro, se cristalizó en torno a la elección del Ministro de Economía. El enfrentamiento no se centró, de hecho, en la extrema demagogia antiinmigrante, en la amenaza de expulsar a 500.000 "indocumentados", en las promesas de recortes de impuestos generalizados para los altos ingresos, ni en el chovinismo italiano ni el currículum fraudulento del títere que se había designado para "conducir" el gobierno a partir de la mayoría surgida de las urnas el 4 de marzo pasado. El problema para Mattarella y para los poderes que lo apoyan, es decir, para el gran capital y los sectores más concentrados de los empleadores italianos, radicaba en el hecho de que el hombre que podía llegar a dirigir el Ministerio de Economía, Paola Savona, nunca ocultó, además de su apego a la derecha más dura, un euroescepticismo que bordeaba el "Italexit". Aun la derecha es aceptable, pero no así la eurofobia. Fue demasiado para los mercados y la patronal.

¿Un golpe antidemocrático?

De hecho, Mattarella, como Presidente de la República, tiene la facultad de validar o no la elección de ministros potenciales por parte del Presidente del Consejo antes del voto de confianza de las dos cámaras. El artículo 92 de la Constitución le otorga esta prerrogativa, que fue utilizada por Berlusconi en 1994, cuando quiso que se designara a su propio abogado como Ministro de Justicia. El único problema es que el Presidente de la República es elegido por sufragio indirecto, lo cual ciertamente no refuerza su legitimidad democrática. Mattarella fue elegido, de hecho, por 609 diputados, senadores y concejales regionales en febrero de 2015, mientras que más de 16 millones de electores votaron las listas de la Liga de Salvini (5,7 millones) o del M5S de Beppe Grillo (10.7 millones) el 4 de marzo pasado.

Fue suficiente para que la extrema derecha y los populistas pusieran el grito en el cielo, denunciando la “falta de democracia”. Una reacción curiosa de parte de admiradores del Duce y partidarios de las votaciones por Internet. Salvini, el hombre que está realmente al timón, sabía muy bien que si mantenía a toda costa la propuesta de Savona para Economía, corría el riesgo de un veto presidencial. ¿Por qué se plantó en esa elección, mientras que tanto la Liga como el M5S habían diluido los aspectos más euroescépticos de sus respectivos programas, incluso con la renuncia por parte de Beppe Grillo a cualquier perspectiva de referéndum sobre la moneda única para tranquilizar al establishment? ¿Quiso ver hasta qué punto podía sacar ventaja y dar rienda suelta a su política? ¿O fue una manera de provocar una crisis institucional y de obligar al presidente a convocar a nuevas elecciones... de las cuales la Liga y el M5S, es decir, la extrema derecha y los populistas de extrema derecha, serán los grandes ganadores, incluso más que el 4 de marzo?

Independientemente de estas dos explicaciones plausibles, el resultado es el mismo: la crisis institucional y política se prolonga, con la apariencia de haberse superado en el corto plazo.

La extrema derecha reforzada para las próximas elecciones y las dificultades futuras

Desde el domingo por la noche, Di Maio, del Movimiento Cinco Estrellas, pide la "destitución de Mattarella por alta traición". Salvini, mientras tanto, mantiene un tono sorprendentemente más moderado del que suele utilizar. Sin embargo, incluso si los dos partidos ganaran las próximas elecciones que podrían llevarse a cabo en el otoño, se enfrentan a un gran problema: en caso de que quedaran al frente del gobierno, ninguno de ellos, y mucho menos ambos al mismo tiempo, recibiría el apoyo de los sectores más concentrados de la burguesía imperialista italiana, que a su vez se enfrenta a una grave falta de hegemonía para crear un bloque social capaz de apoyar a un ejecutivo. Ésta es la raíz de la profunda crisis orgánica que se viene produciendo desde hace más de veinte años y que hoy en día sacude con una violencia aun mayor a un país paralizado económicamente desde 2008.

Incluso en el norte de Italia, bastión de la Liga, la patronal no oculta su hostilidad: "No doy ninguna importancia a las tonterías de la Liga y del M5S", declaró el sábado Luciano Vescovi, jefe de la patronal de la provincia de Vicenza, la tercera región más industrializada y dinámica del país.

"Todavía estamos en plena batalla electoral. Pero cuando llegue el momento de ponerse al volante, Salvini y Di Maio entienden que es imposible poner en tela de juicio a la UE, ya que las empresas en la región de Véneto cerrarán y se mudarán. Gracias y adiós". Al mantener la elección de Savona, sin embargo, se les agradeció a Salvini y a Di Maio.

El "Señor Tijeras" del FMI propuesto como primer ministro cosecha el rechazo de todos los partidos

¿Entonces quién reemplazará al "Profesor Conte", un relativo desconocido que fue elegido para dirigir un gobierno de la Liga-M5S? Su único mérito, según el New York Times, era su "voluntad de seguir al pie de la letra las órdenes de los dirigentes del partido de la coalición", en este caso Salvini y Grillo.

El sucesor designado por Mattarella el lunes por la mañana, Carlo Cottarelli, tiene el mérito, a los ojos de los mercados, de haber sido un alto funcionario del FMI entre 1988 y 2013 y de haber sido nombrado Comisionado extraordinario para la revisión de las cuentas públicas en 2013 bajo el gobierno de "centroizquierda" de Enrico Letta (Partido Demócrata, el gran perdedor de las últimas elecciones). Para echar luz sobre este asunto, basta con recordar el apodo de Cottarelli: "Señor Tijeras". La austeridad es su negocio. Es por ello que está a cargo de conducir un "gobierno técnico y apolítico" que sólo durará unos meses, pero cuya tarea principal es hacer votar el presupuesto de 2019. Una forma de mantener atada de pies y manos a la próxima mayoría que surja de las urnas.

El escenario político que se perfila en el horizonte sigue marcado por una nueva ofensiva de la derecha ultra-reaccionaria, reforzada, esta vez, por la intervención constitucional de Mattarella. Queda por verse cómo reaccionarán el movimiento obrero y las clases populares que en ocasiones han votado masivamente, en algunas regiones, a sus peores enemigos, a la Liga y al M5S, debido a sus promesas demagógicas y como consecuencia de años de desilusiones y de derrotas infligidas por los gobiernos de izquierda con la complicidad de la burocracia sindical.

Actualización de Redacción al 31/05:

La designación del hombre del FMI como primer ministro cosechó el rechazo completo por parte de la Liga Norte y el M5S. La crisis se agravó y Cotarelli no llegó a presentar su gabinete. El martes 29 por la tarde se especulaba con su renuncia -antes siquiera de formar gobierno- y la convocatoria a nuevas elecciones para julio. En la noche del miércoles, volvía la hipótesis de la formación de un gobierno entre la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas, cambiando al ministro de economía. Con este objetivo se volverán a reunir Salvini y Di Maio este jueves en Roma para intentar formar gobierno entre la extrema derecha y el populismo de derecha.

La realidad hoy es que la crisis política no se cierra, no hay todavía gobierno en Italia y el futuro político es totalmente incierto.