La organización liderada por Gabriel Boric, realizará elecciones internas con el objetivo de votar su primera directiva nacional. Sus militantes pretenden forjar un nuevo “referente político” que se prepara también para las próximas elecciones municipales.
Lunes 15 de febrero de 2016
Dentro de las organizaciones que surgieron a la izquierda del Partido Comunista, una de las que ha tomado mayor peso por dirigir la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) y por tener un parlamentario, es la Izquierda Autónoma (IA) encabezada por el diputado Gabriel Boric. Hace un par de días, anunciaron la realización de sus primeras elecciones internas donde pretenden establecer una directiva nacional, además de preparar las próximas municipales.
Posterior a su encuentro nacional, la IA anunció elecciones internas para el mes de marzo: “Estamos conformados en Arica, La Serena, Valparaíso, Santiago, Concepción, Punta Arenas, Temuco, entre otras regiones. Pero, más que trabajar para conformarnos como partido, lo que nos une en este proyecto es que no estamos contentos con la forma actual de hacer política, con el acceso a los derechos sociales, entre otras cosas”, argumentó uno de sus voceros, Camilo Igor, quien también asegura que lanzarán candidatos a alcalde y concejales en las próximas elecciones municipales, pero sin entregar nombres aún: “Todavía se está trabajando en eso. Creemos que es importante tener primero un programa político hacia la comunidad y después, a ese proyecto, ponerle el nombre de una candidata o candidato. Y estamos trabajando en la elaboración de ese programa, así que creo que en un tiempo más estarían definidos los nombres”, enfatizó.
De esta manera, IA se suma al grupo de organizaciones de izquierda que pretenden participar de las próximas elecciones en Chile. Según el Servel, ya son por lo menos 20 colectividades que están en proceso de inscripción como nuevos partidos, en un contexto de crisis del régimen político y de los partidos tradicionales. ¿Será IA una alternativa para las demandas de trabajadores, estudiantes y sectores oprimidos?
Un discurso de democracia radical… para una estrategia de “presión” y conciliación
Dentro de sus planteamientos y principios dicen ser “revolucionarios y anticapitalistas” (http://www.izquierdaautonoma.cl/por-que-autonomia/),se ubican con un discurso radical de “autonomía” de los partidos de la derecha y la Nueva Mayoría así como de los empresarios, y llaman a la lucha por conquistar un Estado de derechos sociales. Su programa de conquista de derechos sociales y una democracia radical, frente al actual Estado “subsidiario” y la inexistencia de derechos colectivos, los lleva a chocar con los representantes de la herencia de Pinochet, al menos en el discurso, y así mostrarse como una alternativa ante sectores de masas.
IA tiene dos principales tribunas nacionales desde donde impulsa su política y se ha dado a conocer: la Fech, esta vez dirigida por Camila Rojas, y un cargo parlamentario encabezado por el diputado Boric. En este sentido, y aunque sea de manera inicial aún, la organización autonomista ya ha actuado en la realidad, poniendo en duda si realmente son una alternativa distinta a la estrategia del Partido Comunista, que terminó colaborando con la vieja Concertación y presionando al régimen para conseguir algunas reformas.
La movilización estudiantil por la educación gratuita llevada adelante desde el 2011, y que golpeó al conjunto del régimen político heredado de la Dictadura, es un ejemplo concreto que sirve para medir a una organización. En este sentido, IA ha desempeñado un rol en el movimiento estudiantil no muy distinto a lo que impulsaron en su momento las Juventudes Comunistas cuando dirigían la Fech: confianza en las autoridades, en las instituciones y en los cambios que supuestamente podrían hacerse al interior del Parlamento y los marcos que permite el régimen político. No por nada durante todo el 2015 depositaron sus fuerzas en las “mesas pre legislativas” impulsadas por el Gobierno, las que terminaron sembrando el camino para la actual reforma educativa que como bien se sabe, no es más que la extensión de cierta cantidad de becas, sin tocar en lo absoluto la educación de mercado. Ahora denuncian a esta reforma como “beca de gratuidad”.
Desde dicha tribuna estudiantil, la más importante del país, IA ha impulsado más bien una línea de presión hacia las instituciones del régimen, convocando a “movilizaciones por hito”, votando en contra de paros y tomas, sin buscar potenciar la movilización y radicalización del movimiento estudiantil, y sin confiar en la fuerza de los estudiantes en las calles y su alianza con el movimiento obrero que viene dando batallas importantes. Al parecer, hay más dudas que certezas en base a su actuar al momento de dirigir, pues más bien pareciera que IA pretende cambiar el Estado actual, modificar ciertos aspectos de este mediante reformas “estructurales” y desvíos institucionales como lo ha realizado en el movimiento estudiantil, pero no se plantea ser una alternativa que derribe los cimientos de la herencia de Pinochet, para lo cual lejos de una estrategia de colaboración con los actuales representantes del régimen, o de presión, requerimos de una estrategia y actitud independiente frente a cualquier variante patronal.
Un ejemplo de parlamentarismo revolucionario no muy lejos de Chile
En cuanto a su tribuna parlamentaria, si bien, Boric es uno de los políticos mejor evaluados por la población, su actuar al interior del Parlamento se ha limitado a denunciar ciertos aspectos del régimen político como los escandalosos casos de corrupción, o votar contra leyes empresariales como fue el caso de la reforma laboral. Sin embargo, dista mucho de reflejar lo que es un parlamentarismo revolucionario que utilice sus tribunas para denunciar y golpear al sistema capitalista, y fortalecer la organización y lucha de trabajadores y sectores oprimidos.
Desde su tribuna parlamentaria, Boric realiza duras y fuertes denuncias, así como votó contra la reforma laboral del Gobierno y contra su glosa de gratuidad. Hace pocos días tras declaraba que “al Parlamento no hay que defenderlo, ¡hay que sacarle la cresta!”, cuando se conocieron los préstamos que hacía esta institución a los parlamentarios. Criticó lo que llamó “la encuestitis”, diciendo que “todos los meses discutamos sobre cuanto subió o bajó el gobierno en la Adimark, qué políticos tienen más futuro según la Mori, o quienes son los presidenciables según la CEP, es entregarnos a la política estrecha, que se entiende más desde el marketing que desde la lucha de clases, y que definen unos pocos”, concluye Boric.
También cuestionó lo privilegios parlamentarios, afirmando que “si parlamentarios se atendieran en salud pública, usaran transporte público, tuvieran a sus hijos en educación pública, otro gallo cantaría…”. Criticó la glosa gratuidad, declarando que “me parece necesario relevar el rol que tiene que tener el movimiento social el año 2016, porque si se queda dormido, esto finalmente va a terminar naufragando, y yo creo que la política institucional ha demostrado que no da el ancho, y los estudiantes, académicos y trabajadores tienen que tomar una posición activa durante el debate que se viene”. Pero, hay que ir hasta el final, sacar todas las conclusiones. ¿Una rebaja en el millonario sueldo de parlamentarios puede terminar con los privilegios? Rebaja de $8 millones a $4 millones aproximados que propuso el diputado. ¿No habría que comenzar por su revocabilidad y que ganen lo mismo que una profesora? ¿Por qué votar a favor de los “aportes anónimos” en la ley de financiamiento de los partidos y no abstenerse? ¿Por qué ofrecer la colaboración a la ministra Delpiano en octubre cuando ya el movimiento estudiantil estaba desmovilizado tras sus luchas del primer semestre? ¿Qué posición activa deben tomar estudiantes, académicos y trabajadores ante la reforma en educación superior? ¿No habría que demandar ingreso irrestricto aumentando la matrícula para recibir a todos y 100% de gratuidad en las Universidades del Estado? Es que no se trata de cerrar la distancia entre los representantes y la sociedad, y pelear “por más democracia”, sino de prepararse para terminar con la democracia para ricos. Hay ejemplos presentes y cercanos que demuestran que sí se puede llegar hasta el final.
En Argentina, a través del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, el ex diputado, ex candidato presidencial y militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Nicolás del Caño, durante su periodo parlamentario impulsó una serie de medidas y propuestas que apuntaron a golpear el sistema capitalista, las ganancias de los poderosos y el poder político de una casta corrupta muy similar a la que existe en Chile.
Por ejemplo, Del Caño y el PTS emprendieron una campaña y proyecto de ley para que todo parlamentario ganara lo mismo que una profesora (no proponer que parlamentarios ganen $4 millones en vez de $8 millones); impulsaron proyectos para expropiar fábricas, por ejemplo, cuando sus dueños declararon la quiebra, dejando a miles de familias en las calles; utilizaron su tribuna parlamentaria en cada lucha de trabajadores y de la juventud, donde Del Caño en reiteradas ocasiones se movilizó codo a codo junto a miles de personas, enfrentándose incluso a la represión policial; apoyaron el “control obrero” que llevaron adelante trabajadores en sus fábricas, entre otras iniciativas y luchas. Es decir, utilizar realmente una tribuna parlamentaria para fortalecer la lucha revolucionaria y anticapitalista.
En el Chile actual, donde los partidos tradicionales están totalmente deslegitimados, el régimen político se encuentra en crisis, la intensidad de la lucha de clases aumenta, cada vez hay más sectores de la sociedad que cuestionan al sistema y se movilizan, como los trabajadores y la juventud; se hace totalmente necesario y factible el surgimiento de una alternativa política revolucionaria, con real independencia de clase, con una estrategia basada en la lucha de la clase trabajadora y sectores oprimidos. Una alternativa que no pretenda reformar el Estado, ni realizar ciertas modificaciones para “mejorar la democracia” y sus instituciones, sino que se plantee realmente como revolucionaria y anticapitalista.