La semana pasada, los multimillonarios propietarios tanto del Washington Post como del Los Angeles Times dieron de baja las declaraciones de apoyo electoral para las presidenciales. Esto nos recuerda lo que significa la «libertad de prensa» en la sociedad capitalista.
Miércoles 30 de octubre 21:43
En la última semana, dos importantes medios estadounidenses anunciaron que no apoyarían a ningún candidato presidencial este año. Los comités editoriales del Washington Post y del Los Angeles Times estaban preparando sus declaraciones de apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris. Desde 1988 y 2004, respectivamente, estos medios respaldaron públicamente a algún candidato. Sin embargo, a último momento, los multimillonarios propietarios se lanzaron a dictar una nueva línea.
Jeff Bezos, fundador de Amazon, compró el Post hace una década. El magnate farmacéutico sudafricano Patrick Soon-Shiong es propietario del Times desde 2018. Ambos dijeron públicamente que estas adquisiciones permitirían a estos medios “independientes” prosperar, asegurando que ellos mismos no iban a interferir en la línea editorial. Sin embargo, con la posibilidad de una segunda presidencia de Trump cada vez más cerca, estos empresarios privilegiaron sus contratos con el estado por sobre la “libertad de prensa” y no quisieron enojar a un futuro presidente abiertamente vengativo.
Según se informa, al menos 200.000 lectores del Post cancelaron sus suscripciones en forma protesta. Pero esto no es sólo autosabotaje, como lo llamó el New York Times (otro medio propiedad de multimillonarios, por cierto). Es simplemente la forma en que funcionan los medios capitalistas, sólo que normalmente hay algunas capas más de maquillaje. A lo largo de los siglos, los medios burgueses construyeron elaboradas ficciones para ocultar sus intereses de clase. Los propietarios se presentaban como mecenas desinteresados que nunca (¡nunca!) soñarían con interferir en la información objetiva. Democracy dies in darkness (La democracia muere en la oscuridad), sigue afirmando el Post.
Este mito de la “prensa libre” no era más que una artimaña para vender los intereses de clase capitalistas como los intereses generales de la sociedad. La burguesía tiene múltiples formas de controlar los medios de comunicación. La publicidad, por ejemplo, siempre le permitió a los ricos influir en lo que se publica ofreciendo o negando su patrocinio; los editores son conscientes de esta dependencia. Las empresas de medios de comunicación forman parte de las economías capitalistas y, aunque se peleen con algunos capitalistas individuales, protegen a la clase en su conjunto. Los redactores reproducen la ideología de la burguesía, normalmente sin necesidad de amenazas directas, órdenes o corrupción.
Por tanto, los medios capitalistas nunca han sido libres. Como dijo un joven Karl Marx, "la primera libertad de la prensa es no ser un negocio".
Ahora, en la época de la decadencia capitalista, todas las pretensiones de corrección desaparecieron. Los multimillonarios ya no tienen ningún interés en trabajar con consejos editoriales supuestamente “independientes”, simplemente hacen uso de sus propios megáfonos. Esto es más evidente en los nuevos medios como Twitter, donde no hay ninguna pretensión de objetividad. En su lugar, los multimillonarios se limitan a lanzar sus preferencias políticas en nuestras pantallas sin mediación alguna. Si Elon Musk está metido en teorías conspirativas de extrema derecha, se asegura de que todos lo veamos.
Como escribió V.I. Lenin hace más de un siglo: “Para la burguesía, la libertad de prensa significa libertad para que los ricos publiquen y para que los capitalistas controlen los periódicos”. Durante la Revolución Rusa, Lenin preguntó: “¿Qué clase de libertad quieren esos periódicos? ¿No es libertad para comprar rollos de papel de periódico y contratar multitudes de chupatintas?”. Esta es la razón por la que el periodismo, bajo el capitalismo, es fundamentalmente corrupto: quien paga al escritor toma las decisiones.
Por eso el movimiento obrero, a lo largo de su historia, siempre se ha esforzado por construir una prensa socialista independiente. (Una prensa obrera, por supuesto, también puede ser corrompida por los capitalistas, razón por la cual debemos luchar por la independencia política de todas las alas de la clase capitalista y de su Estado). Por eso publicamos Left Voice como parte de la Red Internacional La Izquierda Diario. Nuestras publicaciones son financiadas por trabajadores y escritas por trabajadores, sin inversores, anunciantes u otras formas de control capitalista.
Durante la Revolución Rusa, Lenin propuso una medida sencilla para hacer que la prensa fuera verdaderamente democrática: poner los medios de comunicación de masas bajo el control democrático de los consejos obreros:
Se pueden celebrar elecciones para conocer la fuerza de cada partido y asignar los medios técnicos en función del número de votos emitidos. Así se evitará que sólo los capitalistas disfruten de la libertad de prensa e inunden los pueblos con sus periódicos baratos. Hay que alejarse de la idea de que una prensa dependiente del capital puede ser libre.
En otras palabras, la democracia requiere una prensa verdaderamente democrática, que esté bajo el control de periodistas y lectores. ¿Por qué debe Jeff Bezos decidir lo que se escribe en el Post? Eso también significa que debemos poner Twitter y otras empresas de redes sociales bajo el control de los trabajadores.
El capitalismo nunca será democrático. La verdadera democracia requiere la expropiación de los grandes capitalistas.
Nathaniel Flakin
Periodista freelance e historiador. Escribe en Left Voice, EE. UU. y Klasse gegen Klasse, Alemania. También ha escrito bajo el seudónimo de Wladek.