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Red Internacional
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ENTREVISTA AL NIETO RECUPERADO 116. Jorge Castro Rubel: “Si hay archivos de la dictadura es fundamental que se abran”

Tiene 37 años, es sociólogo y en diciembre pasado supo que es hijo de Ana Rubel y de Hugo Castro, desaparecidos por la dictadura. Nació en la ESMA y creció sin saber la verdad. La Izquierda Diario habló con él sobre su historia, los nietos que faltan, la búsqueda de la verdad, los archivos del genocidio y Milani.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Gloria Pagés

Gloria Pagés @Gloria_Pages

Sábado 14 de marzo de 2015

A días de un nuevo aniversario del golpe genocida de 1976, el último nieto recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo se encontró con La Izquierda Diario (del que se confiesa lector). Fue en un bar de Villa del Parque, su barrio, donde vive con su compañera y sus dos hijos. Allí, junto a Gloria Pagés, integrante del CeProDH, hermana de desaparecidos y querellante en causas de lesa humanidad, conversamos extensamente, en un intercambio ameno sobre su historia y parte de la historia reciente del país.

Jorge nació entre junio y julio de 1977, del vientre de Ana Rubel, en los sótanos de la Escuela de Mecánica de la Armada. Pero hasta hace apenas unos meses tenía otro nombre y creía que era hijo natural de un matrimonio de clase media porteña, cuyo padre era médico endocrinólogo de la Casa Cuna. A partir de que una tía de su familia de crianza le dijo en agosto de 2014, después de décadas, que era adoptado, Jorge se propuso descubrir sus orígenes. La sospecha de ser hijo de desaparecidos se instaló con fuerza. Así llegó a contactarse con Abuelas y pidió el análisis de ADN. El 4 de diciembre supo del resultado positivo y ahí comenzó a descubrir su historia. Tres meses después estaba declarando en los tribunales de Retiro, en la causa ESMA III, donde se trata entre otros el caso de su madre.

Hizo la carrera de sociología en la UBA y hoy es becario del CONICET. Estudió durante años conflictos sociales y de los trabajadores. Y como una ironía de la historia, ahora sabe que su padre fue activista sindical en la Ford de General Pacheco, un símbolo del genocidio y de la asociación criminal entre militares, empresarios y burocracia sindical. Quizás esa historia sea, para él, objeto de una próxima investigación.

  •  Hace apenas tres meses supiste que sos hijo de desaparecidos, y el 4 de marzo declaraste en el juicio por la causa ESMA III. ¿Cómo estás viviendo este proceso?
  •  Es todo bastante complejo. Yo no hablo tanto de recuperar la identidad sino de recuperar los orígenes. Entiendo que la identidad es una fotografía y en algunos casos ese concepto a uno lo detiene en un momento histórico que ya no es. Como decía un profesor mío, “uno es lo que no es y no es lo que es”, puro cambio. Todas las vidas cambian a cada momento y hay hechos que a uno lo hacen cambiar más significativamente, como es el caso de conocer cuál es mi origen.

    Es una conmoción muy grande. Yo tomo conocimiento de que no soy hijo biológico de mis padres de crianza y eso ya es una gran conmoción a mis 37 años. Y de tomo conocimiento de que soy hijo de personas desaparecidas en la última dictadura cívico militar y que encima nací en un lugar absolutamente deplorable, como es el sótano de la ESMA. Todo eso es difícil de asimilar, especialmente en un tiempo tan corto. En esa situación estoy, satisfecho con el paso que di pero también viviendo las consecuencias de esa dificultad.

  •  ¿Qué sabés de Ana Rubel y Hugo Castro, tus padres biológicos?
  •  Lo que fui conociendo es a partir de familiares y compañeros de ellos. Es una reconstrucción, o una construcción en mi caso, que recién está comenzando. Algunos datos anecdóticos, sus estudios y su momento más significativo en sus vidas, creo yo, que fue su militancia política, que también es donde ellos se conocen. Militaban en la FAL o en el FAL (depende de la lectura que se haga de esas tres letras), Frente Argentino de Liberación, Fuerzas Armadas de Liberación o Fuerza Argentina de Liberación, de las tres formas esa organización firmaba sus acciones.

    Por ahora puedo decir que eran militantes revolucionarios, jóvenes socialistas. Él tenía 25 años y mi mamá 27. Mi mamá fue secuestrada con dos meses de embarazo y trascurrió casi todo su embarazo en condiciones paupérrimas en la Escuela de Mecánica de la Armada. La torturaron mucho, especialmente en sus pechos, lo cual no me parece inocente ni casual, significaba destruir la fuente de alimento o del primer alimento de un hijo. Así transcurrió su embarazo. También supe que estuve en sus brazos muy poco tiempo, de acuerdo con los testimonios de dos sobrevivientes que asistieron su parto en la enfermería de la ESMA.

    Y tengo entendido que mi papá también estuvo en la ESMA pero hay menos testimonios. En el caso de mi madre hay más testimonios porque estuvo varios meses y dio a luz ahí.

    Mi papá era maestro mayor de obra, un tiempo trabajó en la construcción y después trabajó en la Ford de General Pacheco donde tuvo actividad sindical.

    Mi mamá era docente, pero tengo entendido que nunca ejerció como docente.Trabajaba como administrativa en laboratorios Bagó. Su última residencia fue en Capital Federal donde la secuestran, cerca de Parque Centenario.

  •  ¿Ahí es donde pusieron la baldosa, en la calle Camargo de Villa Crespo?
  •  Sí. Fue algo impulsado por sus compañeros de militancia. Yo me sumé pocos días después de obtener el resultado del ADN, el 4 de Diciembre, y el sábado 13 de ese mes se colocó la baldosa.
    Ana Rubel y Hugo Castro (imagen Abuelas de Plaza de Mayo)
    Ana Rubel y Hugo Castro (imagen Abuelas de Plaza de Mayo)

    Ana Rubel y Hugo Castro (imagen Abuelas de Plaza de Mayo)

  •  ¿En qué momento tomaste la decisión de hacerte el ADN?
  •  Cuando me enteré que la versión que yo tenía sobre mis orígenes no era la verdad. Desde ese momento tuve la convicción de hacerlo, pero dar ese paso adelante y contactar a Abuelas de Plaza de Mayo me llevó un mes y medio, porque ahí tuve que asimilar un montón de cuestiones. Tenía claro que contactar a Abuelas iba a ser muy conmovedor para mí, porque si mi análisis daba negativo se cerraba una alternativa de conocer mis orígenes pero quedaba muy entornada, ya que si no da positivo en un momento no significa que no dé positivo en el futuro. Y si daba positivo también iba a tener muchas repercusiones. Dio positivo y no me equivoque al imaginar esas repercusiones.

    Yo me apoyé en conocer mi origen, en pensar que podía haber muchas personas buscándome y en la felicidad que para esas personas podía significar. Y en otro plano es el valor colectivo que tiene hoy encontrar a un joven al que se lo desapareció en el marco del genocidio.

    Conocer que tus padres biológicos no son quienes vos pensabas sino que están desaparecidos; saber que viviste situaciones muy adversas; es muy complejo y doloroso. Y a su vez conocer que nací en las circunstancias en las que nací, que estoy vivo de casualidad y que fue gracias a que mi mamá se la bancó, me genera mucha admiración.

  •  Tu familia biológica te buscó todos estos años
  •  Sí. Me buscó mucho y los pronósticos de que yo estuviera vivo eran muy desalentadores. Yo nací cianótico, no prematuro pero sí con problemas de peso. Por eso en mi familia biológica había una gran expectativa pero también una gran incógnita. Puedo decir que saberse buscado es muy lindo.
  •  ¿Qué le dirías a los jóvenes que tienen dudas sobre sus orígenes?
  •  Hay que profundizar las búsquedas, porque hay un montón de historias irresueltas, con mucha expectativa. Y el tiempo pasa. Los familiares que buscan en muchos casos van falleciendo. Es importante difundir las búsquedas, el carácter humano que tienen, para que se tome conciencia de parte de quienes están alrededor de un joven que hoy tiene entre 35 y 40 años y que tiene derecho a conocer su verdadera historia.
  •  Cada tanto vemos que hay aperturas parciales de archivos de la dictadura, que están en poder del Estado y hasta de la Iglesia. Varios organismos de derechos humanos exigen desde hace años que se abran todos esos archivos, que se mantienen secretos y que si se hicieran públicos echarían luz sobre los responsables del genocidio y sus consecuencias, entre ellas los 400 niños apropiados que faltan recuperar.
  •  Me parece muy valioso el aporte de toda la información que haya disponible para que todas estas historias se resuelvan. Yo no conozco bien cuáles son los archivos que hay ni qué información puede haber en ellos. Pero sin dudas creo que si esa información está oculta es fundamental que se haga pública, que esos archivos se abran. Para poder encontrar a los chicos que faltan, pero también para conocer cuál ha sido la participación de un montón de personas en esos hechos.
  •  Cada joven recuperado tiene una historia anterior y su encuentro con la verdad es particular. Vos tenías una idea, estuviste en 2004 en el acto en la ESMA, tenías una valoración del proceso histórico de los 70. ¿Cómo se conjuga ese conocimiento previo con esta historia nueva?
  •  A mí todo ese conocimiento previo me ayudó mucho, me permitió entender mi historia personal desde otro lugar. No es que yo pensaba de una manera y a partir de tomar conocimiento de esto me cambia la perspectiva. En esa dimensión sigo pensando igual. Yo creo que la conjugación pasa por ese lado, por lo que a mi me ha servido. Que ahora significa tomar un lugar activo. Si bien tenía un grado de actividad ahora siento que el grado de compromiso debe ser mayor.
  •  Desde tu profesión de sociólogo siempre te ocupaste de la temática de los conflictos sociales. De hecho hiciste tu tesis sobre el proceso de la resistencia de los trabajadores del subte entre los años 90 y los 2000. Desde ese lugar, ¿qué análisis hacés del momento actual, de la relación entre el genocidio y el país que tenemos?
  •  Mi trabajo hace años está vinculado a los conflictos sociales analizando, conociendo y construyendo conocimientos sobre procesos de cambio social en el sentido progresivo. Así me acerqué a estudiar el caso de los trabajadores del subterráneo tras la privatización, con la ofensiva capitalista que cayó sobre ellos y cómo pudieron posteriormente construir salarios y condiciones diferentes con base en su organización y un contexto social que les dio una mano importante.

    Mi idea hoy es continuar en esta línea, convencido de que este sistema capitalista, que construye contradicciones y malestares a cada momento, no tiene futuro. No es posible pensar en el futuro de la humanidad con este orden social. Por eso siento que debemos estar atentos a estas experiencias y acompañarlas.

  •  Estamos cerca de un nuevo aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Qué visión tenés sobre ese golpe? ¿Qué respuesta vino a dar?
  •  Yo lo definiría en principio como un genocidio, que es un exterminio de una fracción de la población por razones políticas. Sobre las causas, creo que vino a responder a un reaseguro o a una defensa que ejerce una clase dominante para conservar sus privilegios. Ante una ofensiva popular la clase dominante reacciona con ese genocidio.

    Este 24 de marzo, como muchos que viví, será una nueva jornada de conmemoración y de protesta. Pero también será distinto, sabiendo que esta historia me toca no sólo en el plano colectivo sino también en el plano personal. Así que estaré tratando de dar testimonio de esto.

  •  ¿Qué opinión tenés sobre César Milani al frente del Ejército?
  •  Yo creo que lo saludable, hablemos de Milani o de cualquier otra persona, es que así exista al menos un mínimo grado de sospecha de que haya participado en la dictadura cívico-militar no debería ocupar lugares institucionales.
  •  Con toda la experiencia que estás viviendo, ¿qué mensaje le transmitirías a la gente que lea esta entrevista, sobre todo a la juventud?
  •  Yo tengo el deseo de que estas historias se terminen de resolver lo más pronto posible. Por eso el que tenga dudas que se anime, que dé un paso adelante. No se puede vivir con la duda constante. Hay mucha gente que muy probablemente los está esperando. Es necesario.

    Desde ya que entre lo que lo que uno va a encontrar hay una serie de decepciones. Pero también va a haber satisfacción por dar ese paso.

    Asumir esta historia es muy complejo. Opino que es equivocado pensar que esa duda se puede mantener y uno vivir tranquilo con eso. Desde el momento que llamé a Abuelas estaba muy ansioso para confirmar o descartar que mi historia tuviera que ver con los hechos de los 70 o que tuvieran un grado de vinculación con ellos.

    Creo que hay que dar un paso adelante y enfrentar el vendaval. Es la baraja que nos tocó y hay que jugar con esas cartas. Es la mano que nos tocó y hay que jugar esa mano.

  •  ¿Algo que quieras agregar?
  •  No. Sólo que soy lector de La Izquierda Diario y considero que este medio es un gran aporte a la lucha cultural que tenemos que dar para que cada vez más personas se convenzan y tomen conciencia de la necesidad de construir otro orden social, superador y mejor.
  • Daniel Satur

    Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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