A un año de los hechos en Nochixtlán, la justicia esperada jamás llegó a los pobladores de aquel hermoso pueblo convertido hoy en tristeza y escombros luego de la invasión de un Estado asesino, capaz de llegar a crímenes de lesa humanidad por cumplir con los mandatos imperiales.
Lunes 19 de junio de 2017
Maestros, estudiantes, trabajadores, quienes eran padres, hijos y hermanos de Nochixtlán, hoy están ausentes pues han sido brutalmente asesinados con el fin de desarticular la unidad del pueblo oaxaqueño en la lucha por derribar la reforma educativa impuesta por la OCDE y el Banco Mundial junto a otros organismos internacionales.
Las actuales jornadas de conmemoración de la masacre en Nochixtlán, Oaxaca, son resultado de los hechos sucedidos el 19 de junio de 2016, en el contexto de la lucha magisterial de aquel año, que se desarrollaba en contra de la reforma educativa. En ese poblado la Policía Federal (PF) y municipal acudieron a reprimir una manifestación en apoyo a los maestros. Dicha represión fue solicitada por el entonces gobernador Gabino Cué para disolver las movilizaciones que encabezaba la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación (CNTE) junto con pobladores.
Ese día la PF abrió fuego asesinando a varios manifestantes e hiriendo a muchos otros como parte de la política de imposición de las reformas estructurales. Sin embargo, es importante aclarar que para el gobierno federal resultó un tiro por la culata, ya que la indignación y el apoyo a los profesores de educación básica escaló. Se abrió una crisis importante de legitimidad para la administración del PRI encabezada por Enrique Peña Nieto. Al principio sus funcionarios negaron la existencia de muertos, pero las imágenes recopiladas por los medios independientes demostraron otra realidad, la cual no tiene otro nombre que “crímenes de lesa humanidad”.
Meses después la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) acreditó el uso excesivo de la fuerza, ya que los policías federales utilizaron armas largas calibre 223 y cortas 9 milímetros para dispersar la manifestación, de manera que en aquel momento las muestras de apoyo al magisterio se multiplicaron de forma importante. Así múltiples sectores, entre ellos estudiantes, trabajadores e intelectuales, se pronunciaron a favor de la lucha de los maestros y en contra de la reforma educativa.
El carácter político de la represión se basó en el despliegue de las fuerzas armadas por parte del Estado, para imponer una reforma que es pro empresarial al seguir los lineamientos de organismos internacionales como la OCDE para convertir la educación en una mercancía. Una reforma que busca despojar a los profesores de educación básica de sus conquistas laborales y la privatización de la educación. Precisamente las jornadas de hoy tienen que ver con eso, con el rechazo a las medidas de ajuste que el gobierno de Peña Nieto implementa a favor de las grandes empresas y en contra de los trabajadores.
La importancia de recordar este evento es para exigir justicia a todas las víctimas de la represión y también para recordar que los máximos responsables de la violencia y la precarización que millones de trabajadores padecen hoy día se encuentran en los partidos del régimen. Quienes acuden a la represión cuando ven trastocados su intereses particulares.