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Red Internacional
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POLITICA. José Antonio Kast o la derecha sin máscara

La candidatura de José Antonio Kast es un peligro abierto para el pueblo trabajador. Un síntoma de elementos de polarización latente en la política en Chile. Un dolor de cabeza electoral para Piñera. Sobre todo, es la derecha sin máscara.

Lunes 23 de octubre de 2017

En la ENADE fue el más aplaudido por los empresarios. Hasta lo ovacionaron. En su comando, sin embargo, no quieren decir qué empresarios lo financian. No es casual, es una vergüenza.

Apoya abiertamente la dictadura. Dice sin tapujos que usaría sus armas en caso de un robo en su casa. Que sacaría a las FFAA a la calle. Que reabriría Punta Peuco si fuera cerrada. Que avanzaría con más privatizaciones, incluyendo Codelco. Que anularía la ley de aborto en tres causales.

Su asesor comunicacional es uno con solicitud de extradición por la Justicia peruana, que la chilena rechazó, por fraude al fisco, asociación ilícita y delitos contra el Estado cuando fue asesor del dictador Fujimori.

Parece una extravagancia peligrosa para el pueblo trabajador. No lo es. Podría sacar entre 5% y 10% en las elecciones, lo que lo hace un dolor de cabeza para Piñera que pretende la máxima distancia con Guillier en primera vuelta.

Tampoco es una extravagancia para la derecha. Es la derecha al desnudo. El secretario general de la UDI Pablo Terrazas lo aclaró en una entrevista: “Las ideas de Kast han sido los principios de la UDI, y él ha votado todos los proyectos de ley de la misma forma que el resto de los parlamentarios UDI”.

Representa algo más: el dilema de un eventual gobierno de Piñera. Es la derecha al desnudo que dice sin tapujos lo que quieren. Pero hablan de que “no se puede imponer la teoría de la retroexcavadora al revés”, como el mismo Terrazas en la misma entrevista; o de que en Enade primó un “espíritu constructivo”, como editorializa El Mercurio y que habrá que “reconstruir los consensos nacionales”. Parecen estar sin brújula, aunque más bien, son concientes de una relación de fuerzas que limita sus ímpetus anti-populares y deberán calibrar para no encontrarse con otro 2011.