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Red Internacional
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CÓRDOBA / ENTREVISTA A JOSÉ PIZARRO. José Pizarro: “El libro piensa en el encuentro con el otro”

José Pizarro, conocido artista plástico cordobés, presentó su primer libro de poesía, “Después”, editado por Documenta/Escénica. Allí despliega diferentes maneras de representar la experiencia del amor y construye una escena similar a una constelación donde es necesario trazar recorridos que vinculen el devenir de sus registros y descubran un juego de equivalencias y contrapuntos, de conjuntos y discontinuidades. Las palabras y los dibujos reunidos en el libro indagan en modos de escribir. En su interacción, construyen la trama de un diálogo que deviene en polifonía, en formas de nombrar que se multiplican.

Jueves 24 de diciembre de 2015

LID: ¿Qué nos podés decir sobre el título de Después?

JP: Después como un continuo instante de búsqueda, después caminar, después correr… tengo presente la idea de la tierra, de caminar en torno a ella (caminar en círculo es también caminar en línea recta y a su vez es caminar sin llegar a ningún lado (incluso si llegamos “mismo lado” ya ha cambiado); con la esperanza de encontrar algo en ese conocimiento (autoconocimiento) pero no a través del reflejo narcisista y vanidoso, sino a través del otro que te refleja.

LID: ¿Cómo fue el proceso de gestación de Después?

JP: El libro se fue gestando en estos últimos años, siempre escribí poesía y también teoría del arte. En mi trabajo como artista visual, la palabra aparece de diferentes formas. En torno a conceptos, o la palabra como imagen concreta, dibujada o pintada sobre las telas. Tenía un grupo grande de apuntes que sirven ahora como base del libro (Después), poemas escritos en los últimos tres años. Y se suma a esto otros de este año (Transparencia), este es un grupo muy importante; que representa ampliamente mi voz actual. Más serena, de una escritura algo más austera y minimalista. Mientras que en “Después” se describe la fuente de la experiencia en su estado de perdida, algo nostálgica. De estructura algo más musical y cruda; de sentidos pesimistas. En “Transparencia” se enuncia la condición frágil y vital del amor, desde lo precario, desde un pensamiento presente, condicionado y a la vez último. La experiencia del amor, lo femenino, el placer como un sitio en línea paralela a lo real. La fuerza de la experiencia frente lo idealizado, a lo prohibido, a lo secreto.

LID: ¿Cómo pensaste la presentación del libro?

JP: Pensé en una presentación algo más divertida, las presentaciones de libros suelen ser algo solemnes, donde se repiten similares recursos. Yo en cambio elegí el teatro de Documenta/Escénica, (que es a su vez la editorial) donde poder hacer las lecturas. Fue una mezcla de performance y teatro, me gustó elegir gente que quiero para que leyeran desde lo emotivo. Fernando Sebastián, un artista amigo; Olivia, mi hija, a quien respeto por sus ideas y sensibilidad… y la presentación se cerró con un Epílogo escrito por Constanza Pellicci, artista y amiga interesada por la palabra y la escritura. Estas lecturas dieron a conocer algunos poemas del libro, un regalo al público. En el escenario había varios elementos simbólicos que hacen alusión a la experiencia: sillas, ropa colgada, un recipiente con agua (que explora el mito de narciso). Son importantes los símbolos de lo humano, de sus formas elementales de la vida. Con un sesgo existencialista.

LID: El libro está compuesto de poemas y dibujos. ¿Cómo conviven ambos en el espacio de la publicación?

JP: El libro está compuesto de poesía escrita y poesía visual, los dibujos que también conforman el libro están pensados desde la escritura. La línea escribe y presenta las formas de lo real y lo imaginario. Es importante para mí que los dibujos y los escritos converjan en un diálogo, dando origen a una poética, a un clima de profunda reflexión. Si bien es un libro con imágenes, no tienen un fin ilustrativo, los escritos y las diferentes series de dibujos se realizaron en diferentes momentos sin un destino común. ¿Qué hace que ellos se unan, que aparezcan acá, así y ahora? Hay una idea de lo que inscribe, como signo de un alfabeto reconocible frente a la carga desplegada por los dibujos y sus formas más o menos amenas de escribir (para inscribir) La idea de inscripción hace que cosas de naturaleza diferentes se puedan reunir, creando una voz nueva; que adapta su función a la calidad de la boca que lo nombra. Bocas leyendo las palabras de las imágenes. Ojos hablando el instante contenido de la letra.

LID: En relación a la recepción que el libro pueda tener, ¿cuáles son los objetivos que se plantea el libro una vez publicado, en la calle?

JP: Esta experiencia social en contexto comienza ahora. A mí me interesa la capacidad democrática e íntima de un libro, la posibilidad de llegar hasta tu mesa de luz. Y allí es donde las experiencias participan de ese compartir. Del escritor con el lector. En el libro hay una situación algo más equitativa (de diálogo entre las partes reconocidas). Mientras él habla el otro escucha, pero el que escucha deja hablar (leyendo) como él finalmente quiere. O sea que leer nos ubica como cohablantes. El sentido fragmentario del espacio del lector es la clave en esta relación. Es un modo de igualdad entre el escrito y quien lo lee.

En medio de toda esta sensación hay una realidad. Si vemos las políticas estatales de la municipalidad o la provincia nos quedamos azorados por el poco compromiso y hasta malas intenciones de las políticas culturales. Todo está en función de sus luchas mezquinas de poder. Soy crítico frente a los manejos del arte y la cultura. Mientras esté manejado por personas que operan en función de lo partidario, o sea los que piensan en sí mismos y no en otros, la sociedad… estamos perdidos. A mi libro, a cualquier libro le espera un territorio hostil, donde la cultura tiene que ser más allá de los que pretenden encajarla en un par de eventos populistas o de elite según sean estos… que no dejan tener cabida a los proyectos más elaborados y sensibles. El libro piensa en el otro, en el encuentro con el otro; no sólo para reconocerlo, para escucharlo; sino para que ese encuentro te modifique. Entonces lo político se expresa en la relación individual, tanto como en un sentir colectivo. Siempre he pensado que el rol político de los artistas, yo me considero uno de ellos. Tendría que expresarse en un compromiso con el trabajo y luego con un compromiso mayor, algo ético.

Porque si pensamos en las artes visuales, donde hay un mercado del arte, donde hay coleccionistas que ponen al artista en un aprieto ético. La estructura del arte se aprovecha de ellos, por su necesidad económica. Compran sus trabajos, pero a cambio de una manipulación de los valores de personas, donde los valores cívicos no son respetados. Es posible que los músicos, o los actores tengan más claridad con lo económico; en el sentido que cobran una entrada y a cambio hacen música, hacen arte.