Jueves 23 de octubre de 2014
Esta situación, que constatamos cotidianamente las organizaciones que trabajamos por los derechos civiles y la prevención del VIH en todo el país, enciende luces de alerta luego de la contundente respuesta al virus que había generado el colectivo de la diversidad sexual.
Sin lugar a dudas son muchos los motivos que provocan esta realidad, y sin dudas también la (i)rresponsabilidad del Estado por la falta de campañas y políticas preventivas, debe movilizarnos para poner nuevamente en la agenda pública este tema.
Nuestra ciudad no es la excepción. Si bien es cierto que el Programa Municipal de Sida trabaja junto a las organizaciones sociales apoyando proyectos gestados desde la sociedad civil, esta respuesta no alcanza y debemos promover un urgente diálogo y trabajo conjunto si queremos volver a contener la pandemia, en especial en poblaciones vulnerables, como la de varones gays y mujeres trans.
La invisibilidad de la temática por parte de las autoridades sanitarias, y la falsa sensación –quizá motivada por la medicación y la ausencia de "marcas visibiles" del Sida– de que este es un tema superado, hace estragos, entre otros motivos, en los sectores más jóvenes que no vieron ni vivieron los tiempos en los cuales se construyó la noción social acerca del sida=gay=muerte.
Debemos exigir un incremento del presupuesto y las políticas orientadas a la prevención y atención del VISH/Sida no solo por parte del Estado municipal, sino de parte del menos presente –a veces hasta la intrascendencia e inexistencia en este campo– Estado provincial.
De un fuerte y contundente compromiso de la sociedad, el Estado, las ONG y la propia comunidad LGBT, depende que la respuesta sea efectiva y exitosa. De todas y todos depende.