Durante años las jugadoras que participan del campeonato nacional han dado una lucha importante para avanzar en sus derechos, esto al calor del movimiento de mujeres. Este viernes recién pasado finalmente se firmó oficialmente la ley que establece la profesionalización del fútbol femenino en Chile, pero ¿En qué consiste esto? ¿Asegurará realmente sueldos dignos y condiciones laborales?
Domingo 3 de abril de 2022
En acto realizado en el Estadio Municipal de La Cisterna y acompañado por la ministra del Deporte, Alexandra Benado, el Presidente Gabriel Boric promulgó la norma que obliga a los clubes a pagarles sueldos a sus jugadoras y reconocer vínculos laborales y contractuales.
Según el estudio Radiografía al Fútbol Femenino, actualmente el 83% de las jugadoras no recibe sueldo por su trabajo y sólo el 4,4% tiene un contrato laboral con el club al cual pertenece, siendo Santiago Morning, Universidad de Chile, Colo Colo y Palestino las escuadras más avanzadas en este aspecto.
El proyecto fue presentado por Erika Olivera y promulgado por Gabriel Boric, pero quienes pusieron sobre la mesa sus demandas y vienen desde hace años dando esta pelea, son principalmente las jugadoras de fútbol e hinchas quienes han acompañado esta lucha, visibilizando las condiciones en las que se desarrollan las futbolistas. Es importante recalcar que estos cambios suceden al calor del movimiento de mujeres. Las demandas por el derecho a un aborto legal, libre seguro y gratuito, igual trabajo igual salario así como por #NiUnaMenos, han sido defendidas en las calles por cientos de miles de mujeres, que con organización han puesto el debate en lugares de estudio y trabajo, y en suma en la palestra de la política nacional.
Pero cuando las mujeres y disidencias, avanzan en derechos de diferentes ámbitos, como la incorporación al mercado laboral, derechos civiles o es este caso con la posibilidad de la profesionalización en el fútbol, que ha sido históricamente dominio de los hombres, nos encontramos, muchas veces, en una trampa. Por un lado, se avanza en ocupar lugares donde antes no estábamos, pero por otro lado cargan con la desigualdad respecto a tantos otros derechos básicos, sufriendo la sobrecarga de tareas en el hogar, cuidado de niños, o la diferencia en ingresos de la misma tarea, como sucede en este caso con el fútbol femenino. Ante esto, es necesario preguntarnos si el hecho de que exista un contrato de por medio asegurará sueldos y condiciones dignas para las trabajadoras.
Por otro lado, la ley establece un periodo de tiempo para que los clubes contraten a sus jugadoras. En el primer año tendrán que avanzar en la contratación de, al menos, el 50% del plantel de jugadoras. En el segundo año la cifra deberá ascender al 75%, mientras que en el tercero se debe llegar al 100%. pero ¿qué sucede con las demás jugadoras mientras esto no se concreta? se mantienen en la precariedad, donde la mayoría debe buscar trabajos extras para subsistir.
Se dice que los clubes podrán postular a fondos para poder costear los proyectos del fútbol femenino, lo que mantiene en la incertidumbre el financiamiento y desarrollo de este. Lo que no sucede con el fútbol masculino, donde las directivas destinan mucho dinero en vestimenta instrumentaria, contratos millonarios, viajes, entre otros gastos. Donde además los sueldos de algunos jugadores son desorbitantes. Pero las desigualdades no son sólo económicas, devienen históricas, simbólicas y culturales.
El proyecto ya ha generado resquemor en las dirigencias de los clubes chilenos, quienes han manifestado sus aprensiones. Como es el caso de Pablo Hoffmann, presidente de O’Higgins y Luis Baquedano, gerente general de Unión Española. A ambos se les sindica como los principales opositores a la iniciativa.
Aunque se sabe que los montos de los contratos estarán muy lejos de los que se pagan en el fútbol profesional masculino, las instituciones empiezan a tirar líneas respecto de los montos que deberán destinar al pago de los nuevos contratos. El problema de fondo es el negocio que actualmente existe en el fútbol, donde algunos clubes pagan contratos millonarios mientras otros adeudan sueldo a sus jugadores en el fútbol profesional masculino. De este negocio se ven beneficiados los grandes grupos económicos que controlan el fútbol chileno y lo mantienen funcionando a su antojo, donde durante años se han coludido políticos y empresarios.
El Programa de Gabriel Boric propone más participación de hinchas en los clubes pero lo que realmente se necesita es acabar con el negocio del fútbol y las SADP, mientras esto no suceda la “participación” de los hinchas seguirá siendo una ilusión ya que seguirán siendo las dirigencias quienes toman la decisiones en beneficio de sus propios bolsillos. Por eso es clave la organización de las y los trabajadores de los clubes, hinchas, jugadores y jugadoras de fútbol para acabar con los negocios que manchan al fútbol.