La querella Justicia Ya solicitó la pena de prisión perpetua y efectiva para los dos imputados por encontrarlos coautores del delito de genocidio, por los crímenes cometidos en el Pozo de Arana. Un fuerte alegato que deja en evidencia cómo las prácticas genocidas impunes se perpetúan hasta la actualidad.
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Jueves 17 de marzo de 2022 13:41
Fotos: La Izquierda Diario
El lunes 14 de marzo se llevó adelante la segunda audiencia de alegatos en el juicio contra los represores Miguel Etchecolatz y Julio Garachico por las torturas y crímenes cometidos en el Pozo de Arana contra siete víctimas, entre ellas Jorge Julio López, cuyo testimonio brindado en 2006 fue una pieza fundamental en este proceso.
En esta oportunidad, las abogadas María Luz Santos Morón y Pía Garralda, integrantes de la querella Justicia Ya, solicitaron la pena de prisión perpetua de cumplimiento efectivo para ambos imputados por encontrarlos coautores del delito de Genocidio.
“Decimos con orgullo militante que volvemos a acusar a Miguel Osvaldo Etchecolatz, como lo hacemos desde el año 2006, junto a las y los sobrevivientes y familiares que brindan su testimonio en cada juicio, con quienes luchamos hasta lograr el revocamiento de la prisión domiciliaria que gozó por poco tiempo. Asimismo, adelantamos que vamos a solicitar nuevamente prisión perpetua, que se sumará a su curriculum de genocida”, sostuvo Garralda al iniciar el alegato.
La abogada criticó la fragmentación de los juicios de lesa de humanidad, entendiéndola como “una nueva construcción de impunidad”. Fragmentación representada en este juicio donde solo hay dos imputados, cuando López en su testimonio declaró con precisión que en Arana funcionaba una patota y dio los nombres. “Nada se investigó sobre los hechos ocurridos en la Estancia La Armonía-Regimiento 7. Insistimos en la imperiosa necesidad, a 46 años de los hechos, de profundizar las investigaciones para determinar fechas de inicio y cierre de las actividades represivas en cada uno de los campos de Arana, así como los roles y responsabilidades específicos de los represores allí asignados y la determinación particularizada de la suerte allí corrida por cada una de las víctimas”.
En el mismo sentido, la querella sostuvo que la impunidad biológica de la que gozan los genocidas “por el paso del tiempo sin ser juzgados”, tiene su contracara con el fallecimiento de sobrevivientes y familiares “producto de las consecuencias que al día del hoy siguen padeciendo producto del genocidio”: Alfonso del Orto, Guillermo Cano, Nilda Eloy y Jorge Julio López, cuya causa por su segunda desaparición no tiene avance : “no sabemos qué fue lo que sucedió con él, no hay imputados en la causa y ante la falta de respuesta y justicia por parte del Estado Argentino el caso llegó a instancia de los organismos que formamos parte de esta querella a la Comisión interamericana de Derechos Humanos. Como siempre afirmamos pasan los gobiernos y continúa la impunidad”.
De igual modo responsabilizó a “quienes permiten que a estos genocidas les otorguen beneficios extraordinarios, prisiones domiciliarias o excarcelaciones, a la espera de una ´sentencia firme´. Beneficios que raramente les otorgan a quienes cometen delitos menores contra la propiedad, y que pueblan los Servicios Penitenciarios Federales y Provinciales sin sentencia firme, constituyendo un sistema penal de clase”.
La querella hizo un recorrido histórico iniciando con el gobierno de Isabel Perón para contextualizar lo que volvió a denominar “construcción de impunidad”, a través de los distintos gobiernos, denunciando “la perpetuación de la práctica genocida que implica la desaparición forzada de personas, la represión a las luchas populares y el gatillo fácil a manos del aparato represivo del Estado, que suman más de cinco mil casos desde el regreso de gobiernos constitucionales en el año 1983”.
Por su parte, María Luz Santos Morón manifestó que los hechos por los cuales son juzgados Etchecolatz y Garachico deben ser encuadrados en la figura de genocidio ya que fue demostrado, una vez más, que “son parte de un plan sistemático de exterminio parcial del grupo nacional argentino, contra una generación militante, de activistas y luchadores, al que era necesario aniquilar para imponer un proyecto económico, político y social que tenía como objetivo cambiar regresivamente la estructura del país; disciplinar y aumentar la explotación de la clase trabajadora; esto a la vez que al mismo ritmo se redoblaban las ataduras con los países imperialistas”. Los casos de este juicio fueron estudiantes y trabajadores, militantes de la unidad básica Juan Pablo Mestre del barrio de Los Hornos.
La letrada solicitó al Tribunal que el cumplimiento de las penas sea de cumplimiento efectivo en cárcel común: “No corresponde ningún tipo de beneficio a aquellos que han cometido crímenes contra la humanidad, la Corte Interamericana de Derechos Humanos exige el efectivo castigo de los autores de esos hechos”.
Adhiriendo a lo solicitado por las secretarías de Derechos Humanos solicitó se ordenen las excavaciones correspondientes en el Regimiento 7 de Infantería, ex Estancia la Armonia ubicada en Arana. Así mismo se investiguen eventuales responsabilidades de la dirección de la empresa Peugeot en la desaparición de Alejandro Sánchez, trabajador de la misma. Como fuera expresado por la querella de la Unión por los DDHH la querella de Justicia Ya solicitó la desafectación total del Destacamento policial de Arana.
Al cierre del alegato y con una profunda emoción; acompañada por el aplauso y el puño en alto de sobrevivientes y familiares de detenidos desaparecidos presentes en la audiencia, la abogada Santos Morón hizo mención a un nuevo aniversario del golpe genocida:
“A pocos días de cumplirse 46 años del golpe genocida, como expresó Antonio Machado tras tomar conocimiento del asesinato por parte del Franquismo de Federico García Lorca, crimen que también continúa impune: decimos que la sangre de nuestros compañeros y compañeras no se seca con el tiempo. Continúa por el torrente de generaciones actuales y futuras que no se resignan, que continúan y continuarán la lucha firme y tenaz contra toda forma de opresión y explotación.
Y agregamos, en palaras de Roque Dalton:
Mis venas no terminan en mí
sino en la sangre unánime
de los que luchan por la vida, el amor,
las cosas, el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
NO FUERON INCONDUCTAS, FUE GENOCIDIO, SON 30.000
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, Y NO NOS RECONCILIAMOS!”