Este miércoles el Juzgado Federal N°1 de Bahía Blanca dictó el procesamiento del exjuez camarista federal y exdocente universitario, quien fuera parte de la Triple A y Personal Civil de Inteligencia en el siniestro Batallón 601.
Miércoles 23 de septiembre de 2020 20:47
Décadas de lucha
Este avance hacia su juzgamiento por su accionar genocida llega luego de décadas de lucha del movimiento estudiantil, docente y de Derechos Humanos. Durante estos años Montezanti no se privó de todas las provocaciones, ataques y persecuciones que pudo orquestar desde su lugar de poder y autoridad, con toda la impunidad que le fue garantizada desde el Estado durante este casi medio siglo.
Además de sus fallos judiciales nefastos en la Cámara Federal, su declarada posición a favor de la pena de muerte, y su desempeño del rol docente en el Departamento de Derecho de la Universidad Nacional del Sur, cargado de desprecio y actitudes discriminatorias e intimidantes hacia sus alumnas y alumnos, Montezanti se encargó en 2014 de lograr la infiltración ilegal de un policía de la Bonaerense en la Universidad, para espiar a estudiantes y docentes que impulsaban la campaña Fuera Fachos de la UNS. Eso salió a la luz un año después, y él nunca tuvo que pagar por esa persecución criminal.
Ese mismo año logró un fallo (que fue apelado) según el cual Dante Patrignani, docente y referente en la pelea por los Derechos Humanos, debía pagarle 70 mil pesos por difundir su colaboración con la dictadura (la nómina del Personal CIvil de Inteligencia se había desclasificado en 2010 y lo ubicaba en la órbita del Batallón 601). Ya había logrado un fallo similar contra una trabajadora del Poder Judicial que tuvo que pagarle una suma similar por haber dicho algo que era un secreto a voces: “Montezanti es un facho”.
Ahora el Juez Da Silva (el mismo del frustrado 2x1 a los genocidas en Bahía) no tiene más remedio que firmar un documento donde queda patente el rol central que jugó este genocida en el plan represivo en la región.
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De la Triple A al Batallón 601
Infinidad de testigos lo ubican dentro de la UTN el día de la “toma” de la sede local de esa casa de estudios, el 26 de agosto de 1974. Y no lo ubican “pasando casualmente” como él dijo, sino apostado dentro del hall junto a la Triple A y grupos de choque de la UOM y la UOCRA munidos con armas largas (ithacas y ametralladoras). Se encontraba allí haciendo gestos provocadores, "invitando" amenazadoramente a acercarse a la movilización de entre 300 y 400 estudiantes de la UNS y la UTN que se unieron para rechazar esa intimidación. Muchos de ellas y ellos tenían 18 años, y como dice una de las testigos, nunca habían visto gente armada.
El objetivo de esa acción según el documento era “provocar la renuncia de Lucio Fernandez a su inminente designación como rector interventor y la paralización de las actividades universitarias, sin soslayar el temor generalizado entre los grupos estudiantiles y las manifestaciones en contra de ello que se llevaban adelante”. Buscaban propiciar la designación de un Rector interventor afín a la “Misión Ivanissevich”: Emilio Garofoli.
La “Misión Ivanissevich”, que toma el nombre del que ese mismo mes de agosto del 74 asumiera como Ministro de Cultura y Educación de la Nación, es central para entender el rol que jugó Montezanti tanto en la UTN como en la UNS codo a codo con el Rector interventor, exagente del nazismo en Rumania, Remus Tetu. El documento que firma Da Silva cita sus objetivos centrales en la voz del mismísimo Ivanissevich:
“Todo lo que Perón había logrado con su doctrina cristiana, argentina, justicialista, se fue desvaneciendo ante la avasallante infiltración roja […] Esta enfermedad es la más grave de la patria. La escuela argentina es la enferma, gravemente enferma y propaga su mal […] Para recuperarse, la escuela necesitará un largo y medido tratamiento con terapia intensiva en el cual deberán participar todas las fuerzas aún sanas de la Republica: padres, madres, maestros, profesores, fuerzas armadas, fuerzas policiales y laborales”.
Luego de los años de la Triple A, muchos de sus miembros son incorporados a los organismos de inteligencia del Ejército. Así es como Montezanti, luego de su paso por esa banda paraestatal con el aval de Suarez Mason, termina siendo incorporado formalmente al Personal Civil de Inteligencia en el Destacamento de Inteligencia 181 (con el que evidentemente ya venía colaborando), que era parte del siniestro Batallón 601, el cerebro a nivel nacional del plan represivo.
Si bien en la indagatoria Montezanti declara descaradamente que su función allí era meramente burocrática (“Me dedicaba a despachar consultas jurídicas”), el documento señala que para el momento en que se lo incorpora formalmente a este organismo, además de la señalización de posibles “elementos subversivos” y la averiguación de sus “antecedentes” como parte de la “señalización del blanco”, también en el año 1979 se sumaban (según la directiva 604/79) como nuevos “blancos a ejecutar” a los organismos de Derechos Humanos y de familiares de desaparecidos, por “…desestabilizar al gobierno nacional para reemplazarlo por un gobierno de izquierda o centro izquierda que revise lo actuado en la lucha contra la subversión”.
El Juez Da Silva en el documento resuelve procesar a Montezanti por considerarlo “autor penalmente responsable del delito de asociación ilícita, en concurso real con el delito constitutivo de lesa humanidad de intimidación pública llevado a cabo el 26/8/1974 en la toma de la facultad local de la Universidad Tecnológica Nacional”. Por otro lado dictamina la falta de mérito por la participación del acusado en el secuestro y torturas del enfermero del Hospital Municial y militante de la Juventud Peronista Jorge Omar Riquelme Esparza. Finalmente, manda a trabar embargo sobre los bienes del genocida por el monto de $ 3.000.000. Y no se dicta prisión preventiva porque el Juez considera que no hay riesgo de obstaculización de la causa ni de fuga.
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Sigue la pelea contra la impunidad
¿Por qué el genocida Montezanti ha gozado de tantos años de impunidad?. Porque durante todos estos años de gobiernos peronistas y radicales, los genocidas fueron de alguna manera amparados, con juicios a cuentagotas, sin abrir los archivos de la dictadura que tanto reclaman las organizaciones de Derechos Humanos, que permitirían conocer el paradero de tantas y tantos detenidos desaparecidos, y de muchísimos hijos e hijas cuya identidad continúa expropiada.
En 2002, designado por el entonces Presidente, Eduardo Duhalde, Montezanti asume como juez Camarista Federal. Luego ascendió, durante la primer presicencia de Néstor Kirchner, hasta ser presidente de dicha Cámara. Mantuvo ese cargo, protegido por sus pares, por el Estado y los sucesivos gobiernos, hasta principios de 2016. Tanta fue su impunidad que al día de hoy recibe una jubilación de privilegio por este cargo: en una burda maniobra renunció una semana antes de ser destituído por el Juicio Político en el Consejo de la Magistratura que, finalmente, se había iniciado.
También se desempeñó como docente de la universidad hasta el mismo año, siendo responsabilidad en primer lugar del rectorado de la UNS y de los órganos de cogobierno que en connivencia lo mantuvieron hasta ese entonces en las aulas, a pesar de los reclamos de estudiantes y docentes que luchaban por conseguir la expulsión. Hoy sigue vigente el reclamo de cárcel a Montezanti, porque ni siquiera todo lo expuesto ha ameritado que deje de estar en libertad.
Leé el documento completo acá:
Procesamiento de Néstor Luis MONTEZANTI - Causa Triple A (23 Sept 2020) by La Izquierda Diario on Scribd