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TROTSKY VERSUS NETFLIX. Juicios de Moscú: Cuando Trotsky convocó a crear una comisión investigadora

El 13 de marzo de 1937 Trotsky hizo el llamado a poner en pie una comisión de investigación independiente para indagar sobre las graves acusaciones lanzadas por la burocracia de la URSS. Fue desde su exilio en México, ante la condena a muerte para él y León Sedov, dictada por el estalinismo. Se trata de una de las numerosas omisiones de la serie “Trotsky” de Netflix.

Jueves 14 de marzo de 2019 20:47

Bajo fuego de difamaciones terribles que pretendían pintarlo como el principal enemigo de la URSS y de la clase obrera internacional, así vivió muchos años Trotsky, quien desde su exilio en Turquía en 1928 se vio obligado a vivir casi siempre recluido en los pocos países donde los gobiernos otorgaron asilo: Turquía, Francia, Noruega y por último, México.

Los Juicios de Moscú se llevaron a cabo en la URSS entre 1936 y 1938: se trató de una serie de procesos que juzgaron a quienes fueron parte de la dirección del Partido Bolchevique durante la Revolución de 1917 y también a los líderes más importantes del Ejército Rojo y del período de la Guerra Civil (1917-1921).

Las acusaciones eran crímenes contrarrevolucionarios gravísimos y la burocracia estalinista obtuvo confesiones a base de golpes y torturas, sin pruebas materiales. Los fusilaron uno a uno. El principal acusado era Trotsky, a quien Stalin había expulsado de la URSS.

Estos juicios, conocidos también como los Procesos de Moscú, tenían como telón de fondo un ascenso de la lucha de clases a nivel internacional —España, Francia, entre otros países— y un descontento creciente que se estaba dando en el corazón de la misma Unión Soviética.

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Calumnias y difamaciones terribles, cárcel, campos de trabajo, exilio, ejecuciones contra dirigentes y personalidades que estuvieran a la izquierda de Stalin fueron las armas de la burocracia estalinista para sofocar críticas y cuestionamientos.

Entre los peores años del terror rojo, 1937-1938, la burocracia encarceló a más de un millón y medio de personas de las cuales fueron fusiladas 682 mil. Paralelamente, el estalinismo en otros países procedía a la purga de los partidos comunistas y el hostigamiento y asesinato selectivo de opositores al Kremlin, principalmente en especial de aquellos que eran integrantes de la IV Internacional, acciones entre las que se contaron el asesinato de León Trotsky, en agosto de 1940.

El objetivo de la burocracia estalinista era desaparecer todo atisbo revolucionario en sus filas, para impedir que surgiera una fuerza política que pusiera en el centro a la clase trabajadora, tanto en el plano nacional como internacional.

Con el enorme prestigio de gobernar el Estado obrero en el cual la clase trabajadora había tomado el poder, los partidos comunistas de todo el mundo y miles de “Amigos de Moscú” —sumados a un inocuo “repudio silencioso” de los partidos socialdemócratas, sus socios en los frentes populares— avalaron esta política.

Pasos hacia la creación de la comisión investigadora

La corriente impulsada por Trotsky y sus seguidores en distintos países del orbe, la IV Internacional, fue la única que desplegó una campaña política activa para denunciar los Procesos de Moscú y desenmacarar al estalinismo, responsable de derrotas de grandes epopeyas revolucionarias de la clase trabajadora, como la Revolución española.

Así fue que desde la Casa Azul de Frida Kahlo, en el Coyoacán de 1937, Trotsky convocó el día 13 de marzo a la conformación de una comisión investigadora que analizara las acusaciones de los Juicios de Moscú y dictaminara si él y León Sedov eran o no culpables de los cargos.

Dos días después el 15 de marzo de 1937, Trotsky escribió a Suzanne La Follete, escritora y ex directora de The New Freeman, y posteriormente secretaria de la Comisión Dewey, exhortándola a que se creara la comisión.

Con gran temple y a la vez con la pasión revolucionaria que lo acompañó hasta el final de sus días, el fundador de la IV Internacional le manifestó:

“Tengo entendido que el señor Dewey prefiere no descender de las alturas filosóficas para sumergirse en el pozo de los fraudes judiciales. Pero el torrente histórico plantea sus propias exigencias e imperativos. Voltaire ató su nombre al asunto Calas. [1] Zola al del caso Dreyfus el “desvío” no disminuyó la estatura histórica de estos hombres.

Los fraudes de Moscú son diez, cien, mil veces más importantes que los casos de Calas y Dreyfus. El más destacado de los historiadores norteamericanos [Charles A. Beard] le dijo a un amigo mío que, a pesar de su interés en el asunto, no puede dedicarle tiempo a la comisión porque está escribiendo un nuevo libro. Me permito afirmar: el libro histórico, filosófico y psicológico más importante de nuestro tiempo será escrito por la comisión investigadora. Por la objetividad jurídica de sus propósitos, el resultado de la investigación significará un gran aporte a la comprensión de la dialéctica del proceso histórico en general y de la revolución en particular.”

Se daban así pasos firmes y decididos hacia la organización de la comisión que tomaría el nombre de Dewey, por el nombre de quien sería su presidente, John Dewey, uno de los veteranos del liberalismo estadounidense, filósofo y eminente pedagogo.

Las sesiones de la comisión, que se llevaron a cabo del 10 al 17 de abril de 1937 en la Casa Azul, fueron taquigrafiadas y publicadas como El Caso León Trotsky, como explicamos acá, y constituyen un testimonio invaluable del enfrentamiento entre la democracia soviética y el régimen de la burocracia estalinista y entre las tradiciones del bolchevismo y el estalinismo.

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[1Jean Calas (1698-1762): calvinista francés, fue ejecutado por haber asesinado a su hijo para impedir que se convirtiera al catolicismo romano. Voltaire lo defendió como víctima de la intolerancia religiosa.