Cuarto día de cuarentena y en las redes comienza a hacerse sentir la otra cara de la situación, decenas de personas salen en las redes a pedir trabajo. El Gobierno exige aislamiento obligatorio, pero no da medidas para quienes pierden sus trabajos. Se necesita una ayuda económica financiada con impuestos a los grandes empresarios y con los recursos del no pago de la deuda pública. Para intervenir a favor del pueblo trabajador, la salida viene de abajo.
Lunes 23 de marzo de 2020 10:28
El primer fin de semana en cuarentena masiva pasó, pero dejó sin embargo un sinfín de incertidumbres y preocupaciones en los hogares trabajadores.
En estos días Morales con el COE (Centro Operativo de Emergencia) estuvo haciendo reiteradas conferencias para endurecer las políticas represivas que se fueron delineando en la Provincia desde que el virus llegó al país. En ese sentido este fin de semana por parte del gobierno hubo un claro salto punitivo, con el endurecimiento de penas a quienes "no cumplen la cuarentena", montando en el imaginario social un supuesto enemigo en sus propios vecinos, compañeros de trabajo, familiares y hasta anunciando la inversión de la compra de un helicóptero para vigilar en las calles.
También se dedicó a intentar responsabilizar a los estudiantes que migran a otras provincias para ir a la universidad, algunos con mucho esfuerzo de sus familias.
Sin embargo lo que no está claro es cuál va a ser el plan de emergencia en materia sanitaria, todo lo contrario, respecto a la cantidad de personas con el virus no se sabe cuántas serían y aún no se están realizando testeos masivos ni se anunció un plan serio en ese sentido, cuando internacionalmente y en Argentina especialistas alertan que cuarentena sin test no es un buen plan.
Trabajadores muestran en las redes sociales sus descargos
En estos días lo que también aumentó es la cantidad de trabajadores ocupados e informales que están cada vez peor. En las redes ya comienzan a publicar que no están trabajando hace una semana y muchos que ya venían económicamente mal, ahora dudan de llegar al estimado fin de la cuarentena con el alimento garantizado para sus familias.
Muchos son albañiles, plomeros, electricistas, pintores y demás oficios, quienes ante la cuarentena mantienen su trabajo paralizado, y si no trabajan no cobran, y señalan que están vendiendo sus herramientas de trabajo para alimentar a sus familias.
Otras son madres y amas de casa, algunas que ya venían haciendo malabares con las asignaciones y que ahora, sin escuelas ni comedores, se enfrentan diariamente a la crudeza de racionar aún más la comida para sus hijas e hijos.
La preocupación crece día a día, y si sumamos al problema de la salud el del trabajo, se desprende de allí el peligroso límite que implica para las familias trabajadoras que el gobierno haya reforzado la policía en las calles y barrios, porque como en las redes también señalan vendedores ambulantes y mozos.
Desde que empezó esta crisis, todas estas medidas que afectan a la vida de la población, se tomaron y toman sin debatir en la Legislatura ni el Congreso, que permanecen cerrados. El bloque de diputados del PTS en el Frente de Izquierda, desde el inicio, denunció esta medida autoritaria y exigió que se llame a sesiones urgentes para que se discuta una salida contra la pandemia, no para reforzar la represión, sino para poner sobre la mesa lo prioritario, la vida de las mayorías.
Escuchar y recibir estas demandas no puede ser un hecho aislado que quede en las redes sociales. Es necesario que junto con las medidas inmediatas respectivas a la salud, comenzando por test masivos ya, se resuelvan medidas como prohibir los despidos, otorgar 30.000 pesos a trabajadores monotributistas e informales, y que se termine con la persecución al pueblo trabajador de inmediato. Los recursos para salud y ayudar a quienes pierdan sus trabajos tienen que venir de afectar con impuestos progresivos las ganancias de la grandes empresas, y del no pago de la deuda pública.
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La solución viene desde abajo
El virus es el capitalismo, que en las últimas décadas hundió a millones en la pobreza, condena al trabajo precario, a vivir de changas y al desempleo.
Destruyó el sistema de salud, y los gobiernos son incapaces de tirar atrás ese avance neoliberal, en el que se recortó contundentemente el presupuesto en salud pública y que la privatización de salud, mediante un sistema de prepagas, ni siquiera garantizan una total cobertura a sus afiliados.
Estas son algunas de las explicaciones de algo que todo el mundo sabe: las condiciones deplorables del sistema de salud. A esta verdad se aferran los gobiernos, no para dar respuestas elementales e inmediatas, como podrían ser los Test Masivos y un plan de emergencia sanitario a la altura de la pandemia, sino para decirle a la población #QuedateEnCasa, cuando para muchos eso significa pasar hambre.
Pero ante la epidemia surgen algunas propuestas distintas para dar una respuesta al pueblo trabajador. Son distintos ejemplos los que se pueden mencionar, como por ejemplo el del Astillero Río Santiago en La Plata, que junto con la universidad van a producir alcohol en gel. O trabajadores de la gráfica Madygraf en Buenos Aires que comenzarán a producir elementos para la prevención y la higiene de las familias, y formaron una comisión de seguridad e higiene. Esto muestra que hay otra salida a la catástrofe y el desconcierto, son las y los millones de trabajadores que hacen andar el país, quienes si toman estos ejemplos avanzados del rol que pueden jugar organizados y poniendo la producción en función de las necesidades, la solución pensando en las mayorías viene desde abajo.