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Juventud anticapitalista. Juventud, mujeres y comunidad LGBT+: luchemos por nuestros derechos

¿Por qué la juventud anticapitalista debe tomar en sus manos la lucha por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT?

Miércoles 1ro de septiembre de 2021

Las consecuencias de los violentos efectos de la crisis sanitaria y económica han caído sobre los hombros de millones de jóvenes, mujeres y LGBTs, sobre todo a aquellos que pertenecen a la clase trabajadora.

Por otro lado, se ha agudizado la precarización y los despidos para toda la población, pero principalmente para las mujeres, que de hecho ocupan el 70% de las personas sin empleos y el 70% de las personas con trabajos precarios y en el caso de la diversidad sexogenérica, desde antes de la pandemia ya enfrentaban los trabajos más precarios, los despidos o la no contratación por orientación sexual o identidad de género.

A esto se suma el aumento de la violencia patriarcal, como lo expresan los más de 10 asesinatos de mujeres cada día, y el aumento en los crímenes de odio. Estos últimos ocurren incluso en las ciudades “LGBT friendly”, como el caso de la CDMX en la que militares asesinaron a Noemi.

Por otro lado, la ofensiva anti-derechos no ha cesado. En todo el país, partidos de la derecha conservadora como el PAN o el PES, sectores eclesiásticos y empresariales, han hecho política para frenar el avance de nuestros derechos, sobre todo en torno al aborto. Pero también han puesto a la ofensiva leyes reaccionarias como el PIN Parental que, con el discurso de combatir la “ideología de género”, buscan impedir el libre acceso a educación sexual, no sexista ni heteronormada a niñes y adolescentes.

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Todo esto, ha pasado, sin que el Morena, el cual figuras femeninas afirman que es feminista, haga nada para impedir este avance contra nuestros derechos. Y peor aún, AMLO ha descalificado al movimiento de mujeres, criminalizando y tachando de “conservador” a quienes nos movilizamos, cuando lo único que hemos salido a exigir es un alto a la violencia y plenos derechos para las mujeres y la comunidad LGBT+.

Las y los jóvenes, hemos sido parte activa e importante del movimiento de mujeres y de las movilizaciones por los derechos de la diversidad sexual. Sumado a que dentro de nuestras escuelas y centros de trabajo comenzamos a cuestionar y desnaturalizar las diversas formas de opresión y discriminación que se nos imponen.

Por plenos derechos para la comunidad LGBT+

Recientemente, se aprobó el matrimonio igualitario en diversas entidades, sumando a los estados que ya lo habían aprobado son 22 en toda la republica. En el caso de las identidades de género sólo 14 estados permiten a las personas trans cambiar sus papeles, mientras que las leyes que protegen a las adolescencias e infancias trans son mínimas. Cabe destacar que esto fue conquistado gracias a la lucha que ha dado la diversidad sexogenerica y no por concesiones del gobierno o algún partido.

Sin embargo estos avances no son suficiente, pues a la par de estos avances, que son importantes, la discriminación y crímenes de odio van en aumento. Las cifras arrojan que entre mayo de 2020 y abril de 2021 van más de 87 asesinades. En este ambiente de violencia, las discriminaciones, como no respetar pronombres de las personas trans o no binaries terminan siendo naturalizadas, pero son la punta del ice berg de la misma.

Además persiste la discriminación y precarización laboral. La Encuesta mexicana de vivencia LGBT+ ante Covid-19 señala que el 11.48 % se han visto afectados laboralmente por la pandemia, esto se suma a los 7.28 % que ya se encontraba desempleado, despedido desde antes de la pandemia; además el 58.47 % durante la pandemia vio disminuido su ingreso. Peor aún, las patronales muestran su serofobia y homofobia, pues aún hay trabajos que piden estudios de sangre para comprobar que no seas cero positivo.

Las mas afectadas ante la discriminación laboral son las mujeres trans, no solo por la discriminación sino porque parte de este sector aun no puede hacer el cambio de identidad en sus papeles, que son orilladas a los trabajos mas precarios, e incluso a caer en condiciones de prostitución donde se enfrentan al acoso policial o a los crímenes de odio, por eso el promedio de vida es de 35 años.

El acceso a la salud también ha sido atacado por la los recortes, algo que se recrudeció en medio de la pandemia. Esto se ve reflejado en el desabasto de medicamentos para los tratamientos antirretrovirales para personas VIH-positivo, o el desabasto de inhibidores y hormonas para personas Trans. Incluso Sheinbaum declaró en torno a la propuesta de ley LGBT+ donde recorta la parte de campañas de salud sexual, porque el presupuesto “no alcanza”.

Por eso, desde la AJA, peleamos por plenos derechos para la diversidad sexogenerica. Exigimos acceso pleno a la salud: que se garanticen de manera gratuita los tratamientos antirretrovirales y tratamientos hormonales, y exigimos un alto a los tratos discriminatorios.

Plenos derechos laborales, que se prohíban los despidos por discriminación y LGTBfobia. Exigimos cupo laboral trans; leyes de identidad de género en todo el país, en las cuales se incluyan las infancias y adolescencias trans.

Esto de la mano de garantizar Educación Sexual Integral, no sexista ni heteronormada. Todo lo anterior implica también una pelea por la separación efectiva de la iglesia y el Estado.

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Mujeres entre la violencia y la precarización

Como ya mencionamos, durante la pandemia aumentó la violencia hacia las mujeres, el año pasado cerró con 969 feminicidios registrados, sumado a los 2 mil 783 asesinatos a mujeres clasificados como homicidios dolosos, muchos de los cuales no son juzgados como feminicidios de forma deliberada por la justicia patriarcal. Mientras tanto la respuesta del gobierno ante la violencia sigue siendo la misma, más militares en las calles, que más allá de que AMLO intenta distinguir a la Guardia Nacional de la militarización empleada por Felipe Calderón en 2006, el resultado sigue siendo el mismo: la violencia no cesa, y al contrario, aumenta.

Ante esto, es importante que el movimiento de mujeres comience a plantearse arrancar un Plan Integral Contra la Violencia el cual pueda atacar las precarias condiciones que vivimos las mujeres y que nos vuelve un sector vulnerable. Solo con salarios y trabajos dignos, con prestaciones, créditos de vivienda accesibles, así como guarderías, lavanderías y comedores garantizados por el Estado y las patronales, es que podemos ir abonando a que las mujeres no dependan de sus pares varones. Esto vinculado a la implementación de refugios transitorios para víctimas de violencia, licencias escolares y laborales para víctimas de violencia y acompañamiento para las mismas.

Por otro lado, los avances en el terreno del aborto han sido mínimos. Recientemente se aprobó la despenalización en Hidalgo y en Veracruz, lo cual es importante clarificar que es un triunfo del movimiento de las mujeres, pues han sido precisamente por la presión que este ha ejercido en las calles. Sin embargo, estas tienen aún límites, por un lado porque siguen siendo la gran mayoría los estados que siguen criminalizando a las mujeres por decidir sobre sus cuerpos; pero también porque dichas despenalizaciones corren el riesgo de tener el mismo destino que la despenalización en Oaxaca, es decir, que queden en papel, y que no se garantice que verdaderamente las mujeres tengan acceso a dicho derechos en las clínicas y hospitales, sin la injerencia de las iglesias, y con la información necesaria.

Ante esto creemos necesario que el movimiento de mujeres, impulse una Campaña Nacional por el Derecho a decidir, para pelear con la movilización combativa, en las calles y de forma independiente a los partidos del régimen el aborto legal seguro libre y gratuito, así como garantizar educación sexual no sexista ni heteronormada, y acceso a anticonceptivos gratuitos y de calidad. Esto está vinculado a exigir mejores condiciones para el sector salud, con salarios dignos y mayores recursos materiales y humanos.

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Luchemos por un mundo distinto

La juventud somos gran parte de las y los afectados por la opresión a las mujeres y la comunidad LGBT+, estamos hartos de la discriminación, violencia y precarización a la que quieren que nos resignemos. Por ello, creemos que hay que conjuntar las luchas de estos sectores, contra el patriarcado, que, además es heteronormativo. Para disfrutar libre y plenamente nuestra sexualidad y nuestro desarrollo en el mundo es necesario arrancar todos los derechos posibles; sin embargo, estos siempre se verán amenazados en los momentos de mayor crisis.

Por ello nos organizamos en nuestras escuelas y centro de trabajo, poniendo en pie comisiones de género, integradas por mujeres y comunidad LGBT+ de dichos espacios, de forma independiente a las autoridades educativas y/o de las patronales. En las cuales se discuta cómo hacer frente a las condiciones que enfrentamos como sectores vulnerables, así como fortalecer la lucha por todos nuestros derechos; discutir como hacerle frente a la violencia y a la discriminación, así como la exigencia de condiciones mínimas para nuestro pleno desarrollo como las antes mencionadas. Dichas comisiones, además creemos deben de ser un punto de apoyo para fortalecer el movimiento de mujeres y recuperar el filo combativo de las disidencias sexogenéricas.

Todas estas medidas serían posibles si se cuestionara las ganancias capitalistas o las fortunas de las Iglesias, imponiendo impuestos a las grandes fortunas, destinando el presupuesto de las fuerzas armadas a la educación, salud y vivienda, y dejando de pagar la fraudulenta deuda externa.

El capitalismo se apropia de las opresiones de género, raza, etnia y orientación e identidad sexual para profundizar nuestra explotación y la división de la clase trabajadora; de ahí que consideramos que la lucha por nuestros derechos y contra la opresión debe estar vinculada a acabar de raíz con este sistema capitalista patriarcal. Por ello, nuestra lucha, junto a Pan y Rosas, es anticapitalista, socialista y revolucionaria.

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