El 25° Juzgado de Garantía de Santiago dará curso a la demanda impuesta por el candidato presidencial de extrema derecha contra la central sindical, apoyándose en la ley Anti Discriminación.
Sábado 21 de octubre de 2017
El candidato presidencial de ultra derecha José Antonio Kast, demandó por "discriminación arbitraria" a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), invocando a la ley anti discriminación (conocida como ley Zamudio), tras ser excluido de un debate organizado por la central, realizado a principios de octubre, y que contemplaba a representantes de los partidos de la izquierda del régimen.
Es así como el 25° Juzgado de Garantía de Santiago, dará curso a la demanda que, contradictoriamente, defenderá a la extremaderecha contra la discriminación que habría ejercido sobre Kast la presidenta de la CUT y militante del Partido Comunista, Bárbara Figueroa.
Para entender esta contradicción es necesario recordar que la ley Zamudio fue un pequeño avance en la lucha de la comunidad LGTBI, y es uno de los pocos aspectos de la legalidad que contemplan (aún parcial e insuficientemente) los derechos de este grupo oprimido, en el marco general donde ninguno de ellos son garantizados.
Por eso es contradictorio que sea justamente un representante de esta moral conservadora y pro empresarial, como lo es José Antonio Kast (ex militante de la UDI golpista y homofóbica, financiado por PENTA y miembro activo de la Iglesia Católica), quien utilice esta ley para refugiarse.
Podemos retroceder al mes de Mayo y observar que era él mismo quien catalogaba (a través de su Twitter), a la diversidad como una minoría ante la cual La Moneda se "rendía" a costa de la "independencia" de las instituciones públicas, cuando se proyectaba en la casa de gobierno los colores de la bandera LGTBI, durante de la conmemoración del día internacional contra la discriminación.
Los que vivimos las opresiones concretas en las que terminan por decantar las ideologías pro empresariales y retrógradas de los grupos del poder debemos sacar lecciones: no basta sólo con legislar, sino que se hace urgente y necesario levantar y organizar una gran fuerza entre los sectores explotados, que se plantee la construcción de una nueva sociedad, libre de opresión y que garantice nuestro desarrollo humano, material y espiritual independientemente de nuestra identidad o condición sexual.