El triunvirato de la CGT se reunió con dirigentes empresariales. Hablaron de presentar una alternativa económica en común por la defensa del empleo. La UIA había rechazado la ley antidespidos.
Fernando Scolnik @FernandoScolnik
Miércoles 14 de septiembre de 2016
Lejos de los flashes y el glamour del Foro de Inversión y Negocios que se desarrolla en el Centro Cultural Kirchner, ayer tuvo lugar otro encuentro importante.
En la sede de la Unión Industrial Argentina se encontraron el triunvirato de la CGT, compuesto por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, junto con los empresarios y directivos de la UIA Adrián Kaufmann, Daniel Funes de Rioja y Juan Carlos Sacco. La reunión fue parte de los encuentros que la cúpula sindical viene manteniendo con distintos sectores.
Los tres directivos de la UIA mencionados son además, respectivamente, director ejecutivo de Arcor, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios y presidente de la Federación Argentina de la Industria Gráfica.
Considerando el creciente malestar social, podía esperarse quizás una reunión tensa debido a los despidos, las suspensiones, la caída del salario y la precarización laboral a la cual someten los empresarios a millones de trabajadores.
Los antecedentes de este año tampoco hacían augurar una reunión sencilla: la Unión Industrial Argentina había rechazado la ley antidespidos reclamada por el sindicalismo, que finalmente no salió por el veto de Macri. Juan Carlos Sacco, presente ayer, fue uno de los que en ese momento levantó su voz contra la ley: “me parece una idea brillante todo lo que sea tratar de que no salga esta ley, que en lugar de pro trabajo es antitrabajo. Ahuyenta las inversiones. Antes que esta ley, cualquier otra cosa”.
También podía pensarse que surgirían duros cruces por los antecedentes de los representantes de la UIA presentes en la reunión: Daniel Funes de Rioja fue, durante el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla, asesor del Ministerio de Planeamiento de la Nación, mientras que Kaufmann, por su parte, fue uno de los voceros que el año pasado llevó la voz cantante de la UIA para rechazar el proyecto de ley para la conformación de una Comisión Bicameral para investigar delitos económicos cometidos durante la última dictadura militar.
Sin embargo, nada de esto sucedió. Los miembros del triunvirato de la CGT plantearon construir una “agenda común” con la Unión Industrial Argentina. Juan Carlos Schmid planteó a la salida de la reunión que "hablamos de la preocupación que compartimos con la UIA de que no se siga profundizando la caída del empleo y ver cómo podemos construir una agenda común, para tener un diagnóstico y una alternativa conjunta frente al trazado económico y a la gestión de la cartera económica. Se habló de la administración del comercio exterior y la necesidad de un perfil industrial mucho más ambicioso que el que vemos hasta el día de hoy”.
Como si fuera poco, Schmid precisó que "el tema salarios no se tocó, para eso están las convenciones colectivas de trabajo". De este modo, hacía caso omiso al fuerte pedido por reapertura de paritarias, tras un año de alta inflación.
Quien ayer sí hablaba de salarios casi al mismo tiempo, pero en el Foro de Inversiones, era Paolo Rocca, hombre de gran peso en la UIA a través del Grupo Techint. El CEO afirmó que “no tenemos que pelear por el salario de algunos sino por el empleo de muchos”. Sin mucho disimulo, planteaba un chantaje empresario: resignar el salario si se quiere conservar el empleo. A unas decenas de cuadras, el triunvirato de la CGT solo guardó silencio sobre este punto.
Tras la reunión, la UIA, por su lado, emitió un comunicado en el que planteó que “las autoridades de la UIA y la CGT destacaron el rol del sector industrial para la creación de empleo de calidad, el desarrollo de las economías regionales y el fortalecimiento de las PyMEs. Se coincidió en la necesidad de potenciar el trabajo conjunto entre los respectivos equipos técnicos y avanzar en una agenda de temas en común para el desarrollo sostenido”.
Los trabajadores no tienen agenda común con los empresarios
El plan de ajuste del macrismo (festejado por el capital financiero y sectores empresarios como el agro), y su consecuente recesión, hizo que comenzaran a alzarse voces de empresarios industriales que exigen la protección de la industria, ante la entrada de importaciones, los tarifazos y la caída del consumo. También algunos claman por una mayor devaluación de peso. El peronismo en sus distintas alas (incluido el massismo), busca representar políticamente estos intereses.
La CGT, y también laMarcha Federal de las dos CTA, buscan que el movimiento obrero sea parte de una coalición que concilie los intereses de los trabajadores con los de este sector del empresariado, bajo las banderas de la defensa del trabajo. Así lo dijo ayer también Carlos Acuña al plantear que con la UIA “coincidimos en el diagnóstico de que nos preocupan mucho las pérdidas de puestos de trabajo, suspensiones y despidos”. Rara coincidencia con los que rechazaron la ley antidespidos.
A los empresarios industriales (como a todos) lo que verdaderamente les preocupa son sus ganancias, y por eso sus intereses son antagónicos a los de los trabajadores. A mayor explotación de sus empleados, mayor es su rentabilidad, y por eso todos coinciden en atacar el salario y avanzar en distintas formas de precarización laboral. En las PyMES, de las que tanto se habla por estos días, se concentran las tasas más altas de flexibilización y empleo en negro.
Las distintas centrales sindicales, como otras veces en la historia, buscan usar el descontento de los trabajadores para subordinar sus intereses a los de un sector de los empresarios y el peronismo. Un eventual paro “dominguero” o movilización hacia fin de año, luego de que ya han pasado cientos de miles de despidos, tarifazos y una escalada inflacionaria sin ningún plan de lucha, tendría el objetivo de descomprimir la bronca y utilizarla políticamente en este sentido. Las presencias de Daniel Scioli, Carlos Tomada o Amado Boudou en la Marcha Federal fueron un anticipo de esta política.
Desde el PTS-Frente de Izquierda, por el contrario, se plantea la necesidad de un paro nacional activo con movilización de cientos de miles en las calles como inicio de un plan de lucha hasta derrotar el plan de ajuste, mientras en cada lucha, y en cada debate político, se dan pasos en la construcción de una alternativa política de independencia de clase, con un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.
Fernando Scolnik
Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.