La CNTE emergió como una suma de corrientes y tendencias que se unificaron en una coordinadora con tres principales puntos de lucha: democratizar el SNTE, aumentar el salario y defender la educación pública. A 40 años de su fundación, su reto es defender su autonomía e independencia política como corriente democrática y combativa del magisterio frente al gobierno.
Lunes 16 de diciembre de 2019
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) nació de la unión de diversos activistas magisteriales en 1979, en Chiapas. Emergió como una suma de corrientes y tendencias que se unificaron en una coordinadora con tres principales puntos de lucha: democratizar el SNTE, aumentar el salario y defender la educación pública.
La CNTE comenzó a organizarse en el sur del país, en especial en Chiapas, Guerrero y Oaxaca. Durante el boom del petróleo la CNTE denunció que México era un país petrolero y "los maestros no tenían dinero".
Pronto el movimiento magisterial se enfrentó a la burocracia sindical, primero a la de Joguitud Barrios y luego a la de Elba Esther Gordillo.
El SNTE es el sindicato más grande de América Latina. Con más de un millón de afiliados, los gobiernos, partidos patronales y el régimen político le han considerado como una pieza clave y fundamental para el control clientelar de votos y para mantener el orden y a raya a los maestros en el peligroso –para el régimen- gremio magisterial.
El SNTE será un gremio decisivo para una próxima revolución social en México.
Tal y como se ha demostrado hasta ahora, ese millón y medio de maestros es clave, o para la estabilidad o para próximos levantamientos. De ahí que todos los partidos y gobiernos han buscado su control, cooperación y disciplinamiento por medio de los charros sindicales.
Históricamente el magisterio ha jugado un poderoso rol en la sociedad.
Antonio Gramsci les ha considerado, cuando se movilizan, los "intelectuales del pueblo" y Louis Michell, pedagoga de la Comuna de París, "los soldados luminosos de la sociedad futura", pues su lugar en la sociedad les da facultades para jugar ese papel natural dentro de la lucha por una sociedad justa: son los orientadores, los que escuchan los padecimientos de la población, los que se comprometen con la comunidad, los que concentran el dolor y angustias de las familias trabajadoras, campesinas e indígenas. Son quienes escuchan los odios y tristezas de las familias proletarias del país.
Por la positiva, no hay lucha en México en la que no participe un maestro de la CNTE: pueden ser líderes naturales y luchadores sociales si se vinculan con las comunidades. El caso de Misael Núñez Acosta, uno de los mártires de la CNTE, es emblemático: en el Estado de México pasó de ayudar a la comunidad a leer y a escribir, a contribuir, a través de su relación con los padres de familia, en la formación de sindicatos independientes, para luego denunciar la devastación ecológica de las empresas y convertirse finalmente en un verdadero dolor de cabeza para los charros, hasta su asesinato en manos de pistoleros de Elba Esther.
Los maestros democráticos, en particular de la CNTE, o instigan la lucha, o la detonan, o se suman a los grandes movimientos de lucha de clases en el país: basta recordar la lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca APPO en 2006, en la llamada "Comuna" de Oaxaca, que puso patas para arriba el estado de zapotecas, chatinos y binnizas. Ahí, los maestros fueron la columna vertebral de una de las más gigantescas rebeliones del Siglo XXI y que de algún modo anticiparon lo que hoy estamos viendo en Chile: barricadas, asambleas, enfrentamientos con el ejército; los maestros eran los especialistas en los enfrentamientos.
Dicen sus principales intelectuales que la CNTE ha sobrevivido 8 presidentes y aunque han querido desaparecerla con la represión y el asesinato de algunos de sus miembros, está más viva luego de su oposición a la reforma educativa de Enrique Peña Nieto.
Del asesinato de David Gemayel a Nochixtlán, el Estado mexicano declaró la guerra a todos los maestros y maestras del país.
Hoy el principal reto de la CNTE, a 40 años de su fundación, es defender su autonomía e independencia política como corriente democrática y combativa del magisterio frente al gobierno. Y es que asoma el riesgo de comer el caramelo envenenado de la cooptación de un gobierno que se pinta de progresista mientras despide trabajadores estatales, continúa la militarización y persigue migrantes con la Guardia Nacional, mantiene la subordinación del país al imperialismo, preserva y profundiza muchos aspectos de la política educativa neoliberal de su antecesor, entre otras.
Sorprende mucho entonces la posición de tregua y de coexistencia con el gobierno de la 4° Transformación.
En entrevista con Luis Hernández Navarro, uno de los dirigentes de la Sección 9 de la CNTE declaró que, "a diferencia de todos los gobiernos anteriores, Andrés Manuel López Obrador se ha manifestado a favor de los maestros" y por "primera ocasión nos hemos sentado con el presidente".
Desde Nuestra Clase defendemos el derecho de todos los trabajadores a ser escuchados y atendidos por los gobernantes, pero consideramos un error depositar confianza en los mismos y mantener el diálogo a cambio de la desmovilización.
La CNTE no puede entregar 40 años de lucha y prestigio de organización, de muertos, gestas como la APPO o Nochixtlán al gobierno de la Cuarta Transformación. La CNTE debe mantenerse como magisterio crítico, independiente y autónomo frente al gobierno.
Esto no es una discusión menor, pues la 4ta Transformación ha dicho que "derogó la Reforma Educativa" pero la mayoría de maestras y maestros sabemos que se trató de una simulación, que buscan dar continuidad a la Reforma de Peña Nieto. Realmente hay una profundización de los planes neoliberales para la educación y aunque se modificaron los aspectos punitivos de la evaluación, la realidad es que la educación en México sigue con una impronta neoliberal.
La CNTE debe ponerse a la cabeza de denunciar la continuidad de los planes neoliberales en la educación, ahora, encabezados por la 4ta Transformación y reimpulsar un genuino movimiento magisterial combativo, independiente y democrático contra los planes de la educación de Estaban Moctezuma y los empresarios en México.
Las maestras y maestros de Nuestra Clase llamamos a los maestros y maestras democráticos de la CNTE a que rompan con las expectativas en el gobierno de la 4T que, aunque se dice de izquierda y progresista, sigue aplicando las mismas medidas neoliberales de la OCDE en nuestro país.
Impulsemos una gran campaña para demostrar el carácter neoliberal de la Nueva Escuela Mexicana. Vayamos generando las bases para desarrollar un gran encuentro nacional magisterial en el que discutamos un plan combativo de lucha independiente para echar a los charros del SNTE.
Estos 40 años de lucha de la CNTE no pueden ni deben ser entregados a los gobiernos que, aunque se dicen progresistas, continúan con la entrega de la educación pública en los planes que hoy muestran su fracaso en todo el mundo. En medio de la época actual, en un torbellino de luchas como la de Chile, el magisterio tiene que volver a escribir la historia.