LLa Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, con el aval del pleno, designó por mayoría a los tres nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) que ocuparán el cargo hasta el 2026 y tomarán protesta este 5 de abril.
Viernes 31 de marzo de 2017
Los elegidos fueron Dania Paola Ravel Cuevas, Jaime Rivera Velázquez y Claudia Beatriz Zavala. La primera, de parte del PRI, fue asesora Marco Baños, actual consejero y colaborador de Manlio Fabio Beltrones. El segundo y la tercera fueron propuestas del PAN y del PRD, respectivamente.
En el camino se quedaron Flavio Galván Rivera por parte del PRI y Carla Humphrey por parte del PAN, la cual ya estuvo a punto de quedar en la dirección del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) en el 2010 y estuvo casada con Roberto Gil Zuarth, principal impulsor hoy de la Ley de Seguridad Nacional en el Senado.
A la elección de la terna sólo se opuso Morena, cuyos legisladores portaron una pancarta que rezaba: “no a los consejeros del INE por cuotas de mafias”. Así mismo, Andrés Manuel López Obrador, durante su gira en Coahuila, calificó de “burla” la elección y señaló que “de antemano se sabe quiénes van a quedar, porque se pusieron de acuerdo y se reparten los nombramientos” en lugar de que los ciudadanos elijan.
Ante instituciones sin ninguna legitimidad y que han permitido al menos dos fraudes electorales en la historia reciente del país, la denuncia es parcial.
Lo cierto es que los funcionarios del INE y la legislación electoral votada por los partidos al servicio de los empresarios y el imperialismo estadounidense, no solamente solapan el accionar de esos partidos que compran votos -lucrando con la miseria que ellos crearon-, y desvían fondos públicos para financiar sus campañas electorales. Ni siquiera cumplen la ley que ellos mismos establecieron.
Peor aun, mantienen en la proscripción a las organizaciones de izquierda y de los trabajadores, vía la imposición de numerosos obstáculos para el registro de partidos políticos. Esto con el claro objetivo de impedir que surja una alternativa independiente que dé a conocer las verdaderas demandas de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, y que luche también en el terreno electoral por los intereses de los de abajo.