Entre los días 5 y 16 de Octubre de 1934, el proletariado asturiano puso en pie la Comuna de Asturias, un verdadero gobierno de doble poder obrero en esta combativa cuenca minera del Estado español. A 86 años de aquella “lumbre de Asturias, que ilumina a España entera”, que fuera la antesala de la gran revolución social de 1936, reproducimos nuevamente este artículo aparecido en ocasión del 80 aniversario.
Martes 6 de octubre de 2020 21:31
Presentación
Entre los días 5 y 16 de Octubre de 1934, el proletariado asturiano puso en pie la Comuna de Asturias, un verdadero gobierno de doble poder obrero en esta combativa cuenca minera del Estado español. Este año se conmemora el 80 aniversario de aquella “lumbre de Asturias, que ilumina a España entera”, que fuera la antesala de la gran revolución social de 1936.
La revolución de Asturias fue el epicentro de un movimiento insurreccional de la clase trabajadora en el Estado español, contra la entrada en el gobierno de tres ministros de la fascista CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
Para los marxistas revolucionarios, el 80 aniversario de la Comuna de Asturias de 1934, impone la necesidad de llevar a cabo una intensa labor de reivindicación histórica.
La publicación de “Octubre de 1934 y sus lecciones” de Antonio Liz, que ponemos a disposición de todos nuestros lectores para su descarga en formato digital, pretende ser un aporte a las nuevas generaciones para que conozcan la historia y las lecciones de esta gloriosa gesta obrera y el profundo proceso revolucionario que recorrió el Estado español en aquellos años.
Diego Lotito
Octubre de 1934 y sus lecciones
Introducción
La Revolución de Asturias de octubre de 1934 fue el epicentro de un movimiento insurreccional de la clase trabajadora contra la entrada de la CEDA en el gobierno ya que la izquierda toda entendía que esto posibilitaría la fascistización legal de la II República.
Los dos grandes movimientos de masas obreras, el socialista y el anarquista, siempre fueron por separado ya que ninguno de ellos tenía la estrategia de la conquista del poder por la clase trabajadora. El movimiento socialista primero creyó en el gobierno compartido con los republicanos para regularizar con leyes el capitalismo y después su izquierda llamará a una huelga general e insurreccional sin más programa que una acción empírica y sin haber convocado a la acción conjunta al otro gran movimiento de la clase trabajadora, el anarcosindicalista. Este, por su parte, había hecho su propia insurrección de tal forma que cuando llegó Octubre además de carecer de línea estratégica estaba agotado por la represión.
Asturias fue la gran excepción, allí todas las fracciones del movimiento obrero fueron en comunidad de acción lo que posibilitó que derrotaran a las fuerzas represivas, ejército incluido, y que, sobre la marcha de los acontecimientos, se dieran pinceladas de Estado obrero. La derrota de la Comuna asturiana sólo fue posible porque este foco revolucionario quedó aislado lo que permitió que el Estado republicano concentrase allí sus fuerzas represivas.
A pesar de la derrota de las insurrecciones y de la Comuna asturiana y de las sistemáticas represiones que siguieron, la derecha no fue capaz de conquistar el Estado corporativo (fascista) por lo que la clase trabajadora sólo sufrió una derrota parcial de la que ya estará recuperada en febrero de 1936, lo que por sí mismo nos informa de la gran fortaleza que atesoraba.
Las organizaciones de la izquierda hicieron diversas lecturas de los hechos de Octubre, pero ni socialistas ni anarcosindicalistas, los dos grandes movimientos de la clase trabajadora, asimilaron las lecciones políticas que daba la Revolución asturiana por lo que en vez de aprender de Octubre en 1936 irán a remolque de los republicanos de izquierda en el Frente Popular. Por el contrario, el PCE, completamente subordinado a la stalinizada IC, se convertirá en el acérrimo defensor de la estrategia frentepopulista, lo que suponía subordinar la clase trabajadora a los republicanos democráticos, a defender la democracia burguesa frente al fascismo y no la revolución social.
La Historia no se repite de forma mecánica lo que no quiere decir que no se pueda tirar de ella excelentes lecciones. Hoy el capitalismo es más capitalismo que ayer porque es mayor el desarrollo de sus fuerzas productivas y mayor la concentración de la riqueza ya que está en menos manos y, por lo tanto, mayores sus contradicciones. Pero las contradicciones no las está aprovechando el movimiento obrero porque las derrotas que la clase trabajadora ha sufrido con posterioridad a los hechos narrados, en un abanico que va desde la Guerra Civil española al derrumbe de la Unión Soviética, hace que la clase trabajadora en general y en el Estado español en particular esté hoy muy por detrás de aquellos años tanto en el aspecto organizativo como en la subjetividad política. Así, recuperar el conocimiento del pasado es una de las tareas fundamentales para la clase trabajadora ya que sin saber su propia historia no puede construir su propio futuro.
Madrid, 22, agosto, 2014
Antonio Liz
*Antonio Liz Vázquez nació en 1957 en Casfigueiro (Provincia de Orense, Galicia, Estado español). Es trabajador asalariado desde los 12 años y se licenció en Geografía e Historia por la UNED. En su juventud fue militante de la CNT y miembro fundador del BNG (Bloque nacionalista gallego). En 1999 funda junto a Xosé André López el boletín marxista Ayer y Hoy. Ha publicado varios libros y artículos sobre la revolución española, el estalinismo y el método marxista. Entre ellos se destacan la biografía Trotski y su tiempo, 1879-1940 (2007), Octubre de 1934, Insurrecciones y Revolución (2010) y Barbarie fascista y revolución social (2011). Actualmente es militante de Izquierda Anticapitalista en Madrid.