En los últimos años, la Ciudad de México vivió importantes movilizaciones. Las marchas contra la militarización, el #YoSoy132, la persistente resistencia magisterial, así como el movimiento por Ayotzinapa, mostraron procesos democráticos que cimbraron a amplios sectores de la población.
Viernes 10 de junio de 2016
La Ciudad de México y las elecciones
En el 2015, miles de personas que participaron de estos movimientos cifraron sus esperanzas en el voto al Morena. Aunque su directiva proviene de las entrañas del PRD y su estrategia no se diferencia de la que sostuvo este partido –“democratizar” un régimen irreformable– muchos trabajadores y jóvenes vieron en Morena una alternativa al Pacto por México.
En las elecciones del 5 de junio, en el marco de una alta abstención, Morena creció aún más en porcentaje (pasó del 24 al 33%), y se afirmó como primera fuerza en la ciudad. El voto a Morena fue “voto útil” contra el PRI, el PAN y el PRD. Sus spots, por ejemplo, convocaban a enfrentar con 60 diputados de Morena a los 40 designados por Mancera y Peña Nieto. Esta campaña fue en desmedro de Encuentro Social, Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano y también limitó el crecimiento de los candidatos independientes.
El voto independiente, a contracorriente
A esto se sumó la maniobra del régimen. El Instituto Nacional Electoral impuso restricciones para evitar que los independientes participen y desigualdad en las campañas (ver aquí). Luego, diseñó una boleta para promover la confusión en detrimento de aquellos.
Finalmente, a pocos días de la elección dejó entrar a muchos candidatos independientes, a los que antes le había negado la participación.
Lejos de ser un gesto democrático, se trató de una maniobra para pulverizar el voto independiente. Con un número tan alto de candidatos y en condiciones tan adversas (hubo quienes tuvieron sólo 15 días y un par de espacios en radio o TV), el resultado fue que –salvo el charro sindical Ismael Figueroa– la mayoría estuvo lejos de entrar a la Constituyente.
Una campaña disruptiva y de izquierda
En ese marco, la campaña realizada por la fórmula 5, encabezada por Sergio Moissen y Sulem Estrada, y la votación alcanzada constituyen un logro y una hazaña conquistada a contracorriente del régimen político antidemocrático.
Más de 75,000 personas nos dieron su firma. Con cientos de brigadistas a las puertas de fábricas, centros de trabajo y escuelas, en metros y plazas públicas logramos el apoyo de miles de personas.
Muchos de quienes firmaron eran votantes de otros partidos, o nos manifestaron su intención de abstenerse el 5 de junio, pero aún así otorgaron su aval democrático a la candidatura. De esta forma arrancamos el registro, logrando algo inédito que lamentablemente no pudo ser alcanzado también por otras organizaciones –como la OPT– y candidaturas obreras en otros estados, como la de Toñita en Ciudad Juárez, la cual nuestra organización apoyó activamente.
A lo largo de esta campaña, llegamos a millones de personas en la zona metropolitana. Por primera vez en décadas, la izquierda socialista logró que sus propuestas apareciesen en radio y televisión, y que sus ideas fuesen más allá del reducido círculo del activismo.
Fue una campaña obrera y socialista, encabezada por dos maestros y luchadores sociales, en las antípodas de lo que hizo la centroizquierda, apelando a recursos novedosos, llamando a luchar contra el trabajo precario, por aumento salarial de emergencia y para que todo funcionario gane como una maestra. La candidatura de Moissen y Estrada fue la única que llamó enérgicamente a defender a los maestros reprimidos por el gobierno y se hizo parte de sus plantones y movilizaciones, a enfrentar la represión mancerista en la ciudad y a luchar por los derechos de la juventud, las mujeres y la comunidad sexodiversa.
Lo hicimos sacando las lecciones de las pasadas experiencias de la izquierda, debatiendo con los partidos “opositores”, independientes frente a estos y a las instituciones. Por eso Sergio y Sulem denunciaron lo que esta Constituyente iba a ser, amañada y a “modo” de los intereses de Mancera y Peña Nieto. Y por eso es que la fórmula 5 se postuló para que se escuche allí la voz de los de abajo.
El voto anticapitalista, un gran logro
Que Morena haya concitado el apoyo de masas de la ciudad hace aún más meritorio el resultado de la Fórmula 5, logrando el voto de 11,000 personas que repudian al Pacto por México y ven con simpatía las ideas anticapitalistas. Sin duda un sector todavía reducido respecto al voto de masas al Morena, pero puede ampliarse en la medida que otros miles vayan haciendo su experiencia con AMLO.
Debe ser considerado un logro porque, por primera vez en décadas, se presentó una alternativa anticapitalista a elecciones que generó simpatía en nuevos sectores. Esto se mostró en las y los maestros y normalistas que evidenciaron su apoyo en redes sociales, convenciendo a sus familiares y amigos de votarnos. En los jóvenes de 15 o 16 años que nos escribieron atraídos por la campaña, y que aún no pueden ir a las urnas. En muchos universitarios que se plegaron a las brigadas y a pelear el voto.
En las y los trabajadores del STUNAM y de telefonistas que pegaron propaganda y pelearon contra el voto clientelar, en las trabajadoras precarizadas de intendencia del IEMS que repartieron folletos y carteles de la campaña. En los artistas que hicieron música por la campaña, las personalidades que llamaron “a votar con ilusión” y en las decenas de anécdotas que ya forman parte de la historia de esta campaña.
Entonces –aún sin acceder a la Constituyente para defender allí las demandas de los trabajadores y el pueblo–, el resultado alcanzado nos plantea nuevos desafíos.
Las tareas por delante
Esta participación electoral tiene el mérito de mostrar que hay miles de personas que se sienten referenciadas con una perspectiva de izquierda anticapitalista.
Y que hay una corriente con la voluntad de prepararse para ser una alternativa de los trabajadores y la juventud combativa, frente a los partidos del Pacto por México y a la izquierda del régimen que se apuesta a ser Morena.
Esto es sin duda una gran responsabilidad para los socialistas organizados en el MTS y que impulsamos esta fórmula: debemos esforzarnos por traducir en una fuerza material y organizada, superior a todo lo que hoy existe, el apoyo electoral y la participación en la campaña de muchas y muchos compañeros. Ya que de lo que se trata es de construir una gran organización revolucionaria de los trabajadores y la juventud combativa, que salga de la marginalidad propia de la izquierda mexicana, y que se prepare para intervenir en la lucha de clases.
Para eso, queremos llegar y convocar a quienes en la ciudad de México votaron por la Fórmula 5. Pero también a todos los que, más allá del voto, se sintieron representados –en la Ciudad de México u otros estados del país– por las propuestas de los Anticapitalistas. Los invitamos a acercarse a nosotros, a sumarse a las reuniones, actividades y foros que convocaremos próximamente junto a los candidatos, para seguir participando juntos en defensa de los intereses obreros y populares.
Lo hacemos porque pensamos que es necesario poner en pie la herramienta política que necesitamos para enfrentar, en las luchas y en las calles, a los partidos patronales y al régimen defensor de los intereses de las trasnacionales y el imperialismo.
Una organización socialista y revolucionaria que, al contrario de quienes sostienen hay que reformar este sistema de explotación y miseria, apunte a conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que sea el primer paso para acabar con el capitalismo.
Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.