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Red Internacional
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Política. La DC: Desde su inicio conservador hasta su debacle electoral

La historia de la Democracia Cristiana se encuentra atrevesada por un osucro historial golpista, y como uno de los partidos fundamentales de la impunidad o "la justicia en la medida de lo posible".

Sebastián Avilés Profesor. Militante de Partido de Trabajadores Revolucionarios PTR y de la Agrupación de Trabajadores de la Educación "Nuestra Clase"

Miércoles 22 de noviembre de 2017

Los inicios de la democracia cristiana DC no difieren mucho de su desarrollo histórico, esta nació producto de varios quiebres del Partido Conservador, el Movimiento de la Juventud Conservadora y la Asociación Nacional de Jóvenes Católicos agrupándose en la Falange Nacional, actual DC. Ideológicamente nace a nivel internacional como antítesis al liberalismo y al marxismo que tomaron un rol central en la última mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX respectivamente. En Chile, por su parte, esta doctrina tomó rápidamente un rol protagónico naturalmente ligada a la oligarquía, pero lamentablemente enquistada también en las masas obreras.

En los años del gobierno de la Unidad Popular UP la Democracia Cristiana asume un rol opositor, encabezada por Patricio Aylwin, la DC gesta materialmente un bloque con los partidos de derecha y el empresariado para desestabilizar el país, utilizando el boicot económico, el acaparamiento de mercaderías de primera necesidad y la confrontación con grandes porciones de trabajadores organizados. Estas maniobras fueron las que llevaron al gobierno de la UP a una crisis de dirección que propició el golpe, perpetuado por Augusto Pinochet y la junta militar. Posteriormente, cuando recién salían a la luz los primeros casos de violaciones a los Derechos Humanos, los demócratacristianos retroceden y hacen alianza con el PS y sectores de quiebre del Partido Comunista, así, en medio de acuerdos, nace la Concertación.

Con la llegada del plebiscito de 89´ más la mediación papal es que la dictadura cívico-militar decide entregar el poder mediante elecciones, pero asegurando su legado a través de enclaves que propiciaron una democracia protegida, con senadores designados y Generales en Jefe electos por los propios militares. Estas condiciones no son casuales, ya que propiciaron la “estabilidad política y económica”, con el objetivo de mantener el modelo neoliberal, impuesto por la Junta Militar, legitimada por el gobierno de Patricio Aylwin y los sucesores gobiernos concertacionistas. También es importante mencionar la criminalización estatal por el asesinato de Jaime Guzmán, la creación de la ANI –la oficina- que persiguió a militantes del FPRM, lautaristas y miristas durante la década del 90´, y la creación del informe Rettig que perpetuó los pactos de silencio en casos de DDHH.

En la actualidad la DC asume un rol parecido, encabezado por el sector más conservador del partido, donde sus principales figuras como Mariana Aylwin y Andrés Zaldívar cuestionan las incipientes reformas del gobierno de la Nueva Mayoría por ser dirigidas por el “ala izquierda” de la coalición, que de paso, dichas reformas han sido insuficientes para el mundo social, para miles de trabajadores y estudiantes. El renombrado “golpe de timón” que quisieron dar en estas elecciones no funcionó, expresado el domingo recién pasado, donde se demostró el sentimiento anti derecha y empresarial de miles de votantes, levantándose inclusive alternativas anticapitalistas que cuestionan todo el legado dictatorial y concertacionista. Hoy el escenario es incierto, está abierta la elección de un nuevo gobierno de Sebastián Piñera, donde el nuevo equipo de Guillier, buscará por todos los métodos, no sólo capturar a los votantes del Frente Amplio, sino también al sector conservador de la DC, que ya salió a respaldarlo, sin ninguna condición.