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Red Internacional
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CASO ANTONIA. La Justicia en Chile está contra las mujeres: Vamos por un plan de emergencia contra la violencia machista y patriarcal

El patriarcado es un juez, la justicia en Chile está en contra de nosotras y los sectores populares. Esta mañana la justicia estableció reclusión domiciliaria total en respuesta a los crímenes de odio sexual, realizado por Martín Padrenas hacia Antonia Barra y las otras víctimas de violencia sexual.

Joseffe Cáceres

Joseffe Cáceres Trabajadora UMCE y vocera de Pan y Rosas Chile

Miércoles 22 de julio de 2020

Un veredicto de impunidad

Dicen los jueces en el fallo del caso Antonia: "Prádenas no es un peligro para la sociedad, no queremos permitir que esté en la cárcel por la urgencia sanitaria".

Después de largas horas en el proceso de sentencia contra Martín Padrenas,
el Juez de garantía que está tomando el caso de Antonia Barra y otras mujeres que fueron abusadas y violadas por Martín Pradenas, anunció que no se presentaron las condiciones legales para poder decretar la presión preventiva que había sido solicitada. Donde solo acreditó que existió delito de violación en cuanto a la situación de Antonia, no considerando otros dos casos y desestimando la medida cautelar de presión preventiva. Su sentencia fue arresto domiciliario para el agresor.

Los Jueces y la justicia contra las mujeres

La justicia en Chile busca golpear al movimiento de mujeres con el fallo desarrollado para Padrenas, quien fue reconocido como el violador de Antonia Barra.

En Chile solo se encarcela la pobreza, y a todo aquel que se opone al sistema establecido que naturaliza la violencia patriarcal y machista.

Los jueces son sostenedores de la violencia machista, al servicio de un Estado garante de la profundización de la violencia, no solo contra las mujeres sino contra todos los sectores populares.

El juez a la cabeza del caso, es el mismo que estuvo a cargo del caso Huracán, y que estimó que la policía que participo ahí con total impunidad ante un montaje contra comuneros mapuche.

A meses del estallido social, aun miles de jóvenes se encuentran en prisión preventiva desde la revuelta, un ejemplo de ello fue un profesor que estuvo meses en prisión por patear un torniquete. Trabajadores, jóvenes y sectores populares son encarcelados por haber puesto en cuestionamiento el sistema en el que vivimos heredado de la Dictadura, y a los luchadores mapuche se les expone a morir en huelgas de hambre bajo la responsabilidad del Estado.

Necesitamos una Ley de Emergencia para parar los femicidios y violencia contra las mujeres

El femicidio es el último eslabón de toda una cadena de violencias cuyo responsable es el Estado.

Se cree que el femicidio es algo natural, no sólo porque se naturaliza la violencia machista, sino porque nadie grita hoy por hoy que hay responsables políticos más allá del hombre que ejecuta el asesinato.

Hoy surgen casos como el de Antonia, que ha congregado a miles, develando el rol de la justicia en Chile, una justicia de misoginia y contra de los sectores populares.

Toda una cadena de violencia amparada por el estado culmina muchas veces en su peor expresión, el femicidio, cuyas víctimas no encuentran ningún tipo de resguardo o escapatoria antes de llegar a este ultimo momento. Hoy los programas de prevención que impulsa el Ministerio de la mujer son completamente insuficientes y precarios pues se encuentran en la última jerarquía de importancia para la institución.

Necesitamos una Ley de Emergencia ahora que pueda prevenir nuevos femicidios

Ante este escenario, hoy más que nunca se hace necesario levantar un proyecto en nuestras manos, un proyecto que pueda y sea necesario respaldar por el propio movimiento de mujeres, la fuerza de las organizaciones de los y las trabajadoras y del movimiento estudiantil.

En Argentina, por ejemplo, ya se han dado los primeros pasos, quienes somos parte de Pan y Rosas hemos levantado a través de nuestros diputados como Myriam Bregman y Nicolás del Caño, el proyecto que comprende por “víctima de violencia contra las mujeres a toda mujer que se encuentre sometida, ella y/o sus hijos/as, y/o personas a su cargo, a situaciones de violencia que afecten su vida, libertad, dignidad e integridad física, psicológica y sexual, económica o patrimonial, así como también a su seguridad personal”.

Donde se puedan estipular subsidios estatales mensuales para todas las mujeres mayores a 16 años, “con retribuciones monetarias mensuales, acceso a previsión social” y “servicio de obra social gratuito”, “donde también tienen acceso sus hijos/as u otras personas que estuvieran a su cargo”.

Refugios transitorios y plan de vivienda estatal con impuestos a las grandes empresas inmobiliarias. Así también, se debiesen garantizar viviendas, refugios transitorios y casas de acogida estatales. Para todas aquellas mujeres que estén pasando por un proceso de violencia de género y no tengan vivienda o su permanencia en esta “implicara una amenaza para su integridad física, psicológicas y/o sexual”, como se plantea en el proyecto mencionado

Un proyecto que además pueda garantizar las licencias laborales, cuando son mujeres trabajadoras, teniendo en consideración la calidad del empleo que hoy acceden las mujeres, estos son peor pagados e inestables. Que el Estado se haga responsable de crear planes de empleo para que las mujeres puedan trabajar y así independizarse económicamente de sus agresores; como sabemos, muchas veces, las mujeres no se encuentran con empleo y tienen hijos e hijas que sostener, por lo que terminan aguantando el maltrato para ser así mantenidas. Todo esto bajo la exigencia de que sean las grandes fortunas y empresarios de la mano con el Estado que puedan sostener este exigencia.

Acabar la violencia machista de raíz

Pero con un plan de emergencia contra la violencia y los femicidios, sin duda, no ponemos freno a un problema estructural de la sociedad, que es lo que refleja el machismo y la violencia hacia las mujeres, ante lo mismo la necesidad de poner al centro que la lucha contra la violencia machista, es a la vez una lucha necesaria cotidiana y política.

Pues este gran problema no puede quedar ajeno de ninguno de nosotras, a nuestras organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, barriales. Es necesario buscar desde nuestra rabia, la que sentimos día a día como trabajadoras y trabajadores que nos oprimen y explotan, transformar y enfrentar un sistema de vida estructural.

Es necesario doblemos nuestras fuerzas para levantar una gran ala en el movimiento de mujeres que fortalezca la unidad con los y las trabajadoras, con el pueblo mapuche, los estudiantes y luche por construir una herramienta política que nos permita enfrentar este desafío con independencia de clase, independiente del Estado, la Iglesia, y los partidos políticos corruptos del régimen que de la mano del Estado avalan la violencia que vivimos las mujeres.


Joseffe Cáceres

Trabajadora UMCE y vocera de Pan y Rosas Chile

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