A poco más de dos meses del asesinato de la joven trabajadora y madre de una niña de dos años, dentro de las instalaciones de la sucursal de Liverpool ubicada en el centro comercial Perisur, en la ciudad de México, las investigaciones no han arrojado avances.
Rosario Cuevas @RosarioCuevasID
Martes 3 de febrero de 2015
El pleno esclarecimiento del feminicidio de Angélica Trinidad Romero no llega, producto del accionar de las personas que tienen algún tipo de alto mando en la empresa. Fueron ellos quienes al alterar la escena del crimen de alguna manera destruyeron cualquier indicio que pudiera haberse encontrado en el cuerpo de Angélica Trinidad Romero, por lo que es muy difícil poder determinar qué es lo que realmente pasó.
Por ello es muy apresurado poder determinar que únicamente las tres personas, a las que se les giró la orden de aprehensión, sean los únicos responsables por las irregularidades en el caso, según declaró el abogado de la familia Rodolfo Domínguez Márquez en entrevista para Radio Fórmula.
Recordemos que el pasado 20 de enero del año en curso, el Juez 28 Penal del Reclusorio Preventivo Oriente giró una orden de aprehensión bajo el delito de “encubrimiento por favorecimiento ilícito no grave” en contra del médico, la gerente y el representante jurídico acusados de alterar la escena del crimen en el feminicidio llevado a cabo en la tienda de Liverpool, propiedad del millonario Max Michele Subervile.
Aún falta saber porqué las autoridades no han actuado legalmente en contra de la funeraria que intentó borrar evidencias físicas en el cuerpo de la joven e incinerar sin el consentimiento de su familia y a su vez tampoco hay imputación legal alguna en contra del MP que atendió el caso e incluso pidió a los familiares “dejar las cosas como están”.
En ese sentido, cabe de destacar que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) ha intentado crear convicción ante los cuestionamientos o posicionamientos, –expresados a partir de la publicación en La Izquierda Diario de la investigación del periodista independiente Antonio Aranda, medios independientes y organizaciones feministas– de que estamos ante un “crimen pasional”, y en consecuencia no hay más que investigar; utilizando esta vía para darle carpetazo al caso.
Pero como la investigación hasta el momento ha sido sumamente negligente, la familia y el equipo de abogados que están participando mantienen la postura de que hasta el momento “No tienen la certeza de que Marco Antonio Ochoa fue quien le quitó la vida a Angélica Trinidad Romero, pues la investigación aun deja muchas dudas”.
Angélica representa a miles de mujeres que diariamente enfrentan condiciones laborales de precarización, acoso sexual y laboral, salarios miserables que no cubren las necesidades básicas, con la total indiferencia y desprecio por parte de las grandes empresas, como así lo hicieron saber cientos de denuncias de trabajadoras de otras cadenas comerciales. Para estas compañías la vida de sus trabajadoras y trabajadores no significa nada, sólo importan las millonarias ganancias que obtienen a costa de la explotación laboral.
Además el asesinato de Angélica se da en el marco del crecimiento alarmante de las cifras de feminicidio en todo el país: 6 mujeres son asesinadas diariamente. Éstos ocurren en todo el territorio nacional, sin que las autoridades e instituciones muestren el más mínimo interés en detener la violencia que tiene su más brutal expresión en el feminicidio.
Esto está en consonancia con las recientes declaraciones de Murillo Karam en las que nuevamente da por muertos a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, buscando eximir de responsabilidad al Estado mexicano y la necesidad de superar Ayotzinapa. Un discurso orquestado para desmovilizar y que prevalezca la impunidad.
Sin embargo, no podemos descartar que en este próximo periodo veamos las primeras tendencias a la unificación de las demandas, abriendo la perspectiva de un poderoso fortalecimiento del movimiento. En ese sentido, debemos resaltar la combativa lucha de cientos de madres y familiares que buscan a sus hijas y más concretamente la exigencia de justicia y castigo a los responsables para que cesen los feminicidios, es decir, es necesario hacer un llamado a coordinar las luchas.