Si el 2017 la izquierda de matriz Mirista se caracterizó por su sectarismo frente al proceso de elecciones renunciando a una lucha política clasista al frente amplio y su programa de reforma social al capitalismo, este 2018 pasaron rápidamente a una orientación que a nuestro entender es oportunista y liquidadora de un programa marxista revolucionario para la intervención en el movimiento de mujeres. Queremos abrir un contrapunto con el documento de orientación de la Juventud Guevarista de Chile frente a su política (o ausencia de ella) hacia la mujer y su relación con el feminismo. Este contrapunto tiene el objetivo de poner en discusión la relevancia de un programa marxista para la liberación de la opresión que vivimos las mujeres, sin renuncias ni ambigüedades.
Jueves 14 de junio de 2018
Dentro del espectro de la izquierda chilena referenciada en el proyecto del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) no podemos hablar de una homogeneidad y unidad estratégica(1). El eclecticismo ideológico es, a nuestro juicio una de sus características en donde maoístas, guevaristas y organizaciones que se reivindican forjadoras del “poder popular” comparten un referente de lo que denominan la “izquierda revolucionaria”(2).
Podemos acá diferenciar dos sectores, de manera esquemática: i) Los grupos o brigadas clandestinas que bajo el paragua de la “guerra popular prolongada” (3), centran su trabajo en programas mínimos (locales) en donde no se le ve ninguna relevancia a plantear una política para terminar con la opresión patriarcal, esencialmente por una cuestión de estrategia. No podemos abrir el debate con estas organizaciones porque no proponen ni plantean nada público con respecto al tema mencionado. ii) En un segundo polo podemos encontrar a organizaciones que reivindicándose de la tradición del MIR, se muestran abiertos a tener una política hacia las mujeres, acá a la Juventud Guevarista de Chile han mostrado interés en elaborar al respecto, haciéndose parte de la llamada “ola feminista”. ¿Pero desde donde realizan esta elaboración?
Consideramos que un método marxista para la elaboración política es fundamental para la situación actual, en la lucha por la construcción de un partido revolucionario que cuestione el capitalismo y sus diferentes formas de dominación, entre ellas la opresión patriarcal. A nuestro entender la mayoría de los grupos referenciados en el MIR, abandonaron esta pelea. Liquidando el método materialista y un programa marxista basado en la lucha de clases para combatir la opresión patriarcal, diferenciando y cuestionando las estrategias burguesas y pequeño burguesas dentro del feminismo. El documento de orientación de la Juventud Guevarista consideramos que es expresivo.
Sobre la situación política
La Juventud Guevarista dentro de su documento de orientación menciona “estamos intentando desarrollar un proyecto político integral, feminista, antipatriarcal, antidogmático”. Y además mencionan que “enfrentan la “ola feminista” sin una batería de herramientas”(4).
No queremos hacer una consideración escolástica, pero el marxismo tiene un enorme “batería de herramientas” para abordar la intervención en el movimiento de mujeres(5). La “izquierda revolucionaria” pareciese enfrentarse desde cero con este tipo de movimientos, pero esto se encuentra lejos de reflejar la incapacidad del marxismo para responder a la opresión patriarcal, cuestión que remarcan feministas separatistas o radicales e inclusive hipócritamente la derecha. Demuestra, en cambio, un eclecticismo ideológico de la izquierda de matriz mirista.
Nos llama la atención que su orientación hacia la “ola feminista” no parte de ningún análisis concreto que considere la realidad del país, en el marco de que se da esta movilización, cuál es su contenido (analizando sus demandas y carácter) y cuáles son las respuestas de las clases sociales frente al conflicto. Pareciese hundirse todo en la “ola feminista” sin mencionar sus contradicciones. Se saluda el avance del feminismo pero ¿qué tipo de feminismo?
La “deconstrucción” y “sororidad” como propuestas de método
En el documento la Juventud Guevarista nos menciona que su propuesta de trabajo en el feminismo tiene como orientación la relevancia de espacios de “deconstrucción” y menciona: “Métodos de trabajo del feminismo, masculinidades, espacios mixtos y “separatistas”. El proceso en que nos encontramos actualmente es de impulsar, aunque de forma todavía incipiente e insuficiente, el desarrollo entre los varones de la militancia de nuevas masculinidades antipatriarcales a través de círculos de varones, discusiones de bases y otros espacios más amplios de cuestionamiento y reconocimiento de la propia identidad masculina con todos los sesgos machistas que trae insertos, desde los más evidentes hasta los menos.”(6)
Además, menciona que “Como también entre las compañeras, promover relaciones de contención y apoyo, de protección colectiva, a través de la sororidad y el amor, igualmente en círculos de mujeres u otro tipo de talleres para mujeres, autodefensa feminista, etc. Pero, afirmamos la utilidad práctica de las instancias exclusivas para mujeres y disidencias sexuales, por un lado, y de varones por el otro, para poder trabajar en ambientes de mayor confianza y más claro compromiso, en el caso de los varones, las problemáticas correspondientes.”(7)
De este planteo se desprenden tres problemas a nuestro entender: un problema teórico, otro estratégico y otro político. Nos gustaría ir por parte.
El retorno de una teoría posmoderna del feminismo
La “deconstrucción” surgió para una práctica política de resistencia en los marcos del sistema capitalista. Derrida hablaba claramente sobre la deconstrucción “no en el sentido de disolver o de destruir, sino en el de analizar las estructuras sedimentadas que forman el elemento discursivo, la discursividad filosófica en la que pensamos. Este analizar pasa por la lengua, por la cultura occidental”(8). Como teoría nace luego de la derrota de importantes procesos revolucionarios y, en sentido contrario al pensamiento marxista, ya no se trataba de la lucha por el comunismo y por la transformación radical de la sociedad de clases, pues el capitalismo, bajo su mirada, se había asentado ya como realidad última.
Esta concepción prolifera en un contexto de avance neoliberal durante los años 80. En el feminismo tuvo su expresión con las teorías de la deconstrucción del género de Judith Battler y las teorías posfeministas. De conjunto se cuestiona la construcción social del género pero, subvirtiendo el relato o performance de la expresión de género, culmina en una salida individual y subjetivista impotente para enfrentar las estructuras de dominación en el marco de la sociedad capitalista. La política de los círculos de nuevas masculinidades y círculos de hombres, no escapa de esta lógica. Es una ilusión subjetivista pensar que del cuestionamiento individual se cambiará la relación material de opresión y privilegio, que se basa en una división social y sexual del trabajo
Mientras la burguesía plantea que para resolver la violencia machista hay que regimentar el aparato represivo del Estado, golpeando a los hombres de la clase trabajadora con medidas punitivas y multas; la izquierda no puede responder cayendo en la trampa de que esta es una lucha de “sexo contra sexo”, en donde los hombres tienen un rol subjetivo y culposo, sin diferenciar la pugna de clases que hay que juego.
Las y los marxistas encaramos este problema, el machismo y la violencia patriarcal, con otro método: uniendo el problema de la opresión al de la explotación y planteando una política clasista para combatir el patriarcado, en unidad hombres y mujeres de una misma clase contra un enemigo común. El idealismo posmoderno de la política de la “deconstrucción” es un abandono de este planteo, que fue el que históricamente hemos realizado las feministas socialistas. ¿Esto excluye el combate cotidiano contra el machismo al interior y exterior de nuestras organizaciones? Claramente no, pero sitúa esta batalla desde una perspectiva histórica, reponiendo la necesidad de una estrategia revolucionaria, de clase y de ruptura con el capitalismo.
Segundo problema: la estrategia separatista
Consideramos que, en su propuesta de método y política, la Juventud Guevarista le cede de conjunto a la estrategia del separatismo y al feminismo “radical” por la ausencia de una estrategia marxista definida para enfrentar la opresión patriarcal. Esta variante del feminismo ubica como principal enemigo al sexo masculino, partiendo de un planteo a-histórico en donde el “patriarcado” actuaría por fuera de las formaciones concretas relacionadas a la propiedad privada y a las condiciones de explotación. Para ellas esta lucha es centralmente de mujeres y de unidad de todas las mujeres (sin distinción de clase), contra la cultura patriarcal.
Esta es la profundidad de la palabra “sororidad”, que adopta fácilmente la Juventud Guevarista. Durante los años 70 esta corriente fue disruptiva en el marco de procesos de acenso de la lucha de clases en Europa, pero, ¿cómo es esto hoy en día? El planteo del feminismo radical en el marco de un gobierno de derecha y ante la emergencia de una variante neo reformista como el Frente Amplio, se traduce en la omisión de la cooptación burguesa de las demandas de las mujeres que implica mayores golpes para la clase trabajadora: hombres y mujeres. (9)
Por otro lado, el “feminismo radical” se ubica en oposición a que las mujeres se organicen en la izquierda (o en organizaciones mixtas), por considerarla per se patriarcales. El veto a los partidos de izquierda, inclusive a las mujeres militantes se enmarca en esta concepción política.
Pero la Juventud Guevarista con un análisis empirista de la movilización, con facilidad llama a que las “mujeres” dirijan el proceso ¿Pero qué mujeres? ¿Con que política? Las tomas separatistas ¿Qué consecuencias traen, fortalecen o debilitan la movilización? El separatismo ha encauzado la movilización nacional en problemas de acoso y violencia (que es un aspecto), y se dedicaron a realizar listas negras en las universidades, dejando de lado luchas como el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito y desechando a la vez la lucha histórica del movimiento estudiantil por una educación gratuita y sin lucro, donde la clase trabajadora –crecientemente feminizada– pueda acceder a la educación superior.
Entonces no da lo mismo, decir claramente que para enfrentar el sexismo y la violencia machista necesitamos recuperar los métodos históricos de las trabajadoras y pobres, en unidad con sus compañeros de clase contra un enemigo común. Por eso para las feministas socialistas la demanda de “cogobierno triestamental” no tiene un carácter formal de “triestamentalidad porque todos los estamentos sufren acoso” si no porque partimos de un principio distinto: el acoso y violencia son problemas sociales propios del Estado capitalista machista y patriarcal. Queremos atacar sus pilares.
Si la Juventud Guevarista quería darle relevancia a la política contra la opresión hacia las mujeres desde la izquierda, debió partir por no invisibilizar el legado de conjunto de las feministas socialistas que durante décadas han sido parte de estos debates.
Tercer problema: un programa “cultural” para una educación no sexista
En su documento de orientación plantean como programa para la movilización:
“a) Desvinculación de las instituciones educativas de todos los profesores, funcionarios y/o estudiantes que hayan incurrido en violencia de género y/o prácticas machistas contra cualquier mujer.
b) Diseño de protocolos y procedimientos adecuados y únicos para abordar integralmente la violencia de género, desde la educación, prevención, investigación, sanción y reparación.
c) Creación de comisiones triestamentales -estudiantes, funcionarios/as y profesorado- que se hagan cargo de la investigación y sanción de casos de violencia de género.
d) Implementación de programas de educación sexual; conjuntamente a la implementación de exámenes gratuitos para detectar enfermedades de transmisión sexual para toda la comunidad, tanto en instituciones de educación superior como escolar.
e) Incorporación obligatoria en todas las mallas de asignaturas que traten el problema de la violencia de género desde un enfoque feminista, tanto en instituciones de educación superior como en los planes curriculares de colegios y liceos.
f) Reconocimiento de las identidades trans; utilización de su nombre social en el espacio universitario y secundario.
g) Otra/s que podamos estar omitiendo (10)
Este programa no se diferencia con el programa del Frente Amplio para enfrentar el machismo en el ámbito universitario ¿Los revolucionarios compartimos planteos con este sector realmente?, pero además deja a la deriva cómo enfrentar el acoso y el abuso desde una perspectiva de clase. Desde nuestro entender debe estar puesto con jerarquia la denuncia a las salidas punitivas del consejo de rectores, que implican una lavada de cara a las instituciones educativas Neoliberales en nombre de la renovación de protocolos contra el acoso.
Por otra parte, este programa se mantiene en un marco “culturalista” para una educación no sexista, que es dicho de otro modo, la primacía de las reformas parlamentarias con respecto al “genero”, separando demandas “mínimas” de los cuestionamientos estructurales. Las feministas marxistas revolucionarias tenemos que decir claramente que no hay educación no sexista sin terminar con las bases materiales de la educación de mercado y que para esa lucha no necesitamos solo a las mujeres, necesitamos a todos los estudiantes, a sus familias, a las y los trabajadores y pobres contra el gobierno y los empresarios. Avanzar en demandas que superen la esfera educacional y cuestionen los pilares del Estado capitalista, que es el responsable de la violencia sistemática hacia las mujeres.
Para nosotras, la lucha contra la violencia machista es una lucha contra el sistema capitalista que incluso llegara al enfrentamiento físico con la clase dominante. Es una lucha de toda una clase, por eso buscamos su unidad. Nosotras impulsamos comisiones de mujeres en lugares de estudio, trabajo y población, pero con el objetivo de ubicar nuestras demandas buscando la unidad de clase. No la “autonomía” hipócrita de las decisiones entre mujeres que encubren formas burocráticas de organización. Y en esto también tenemos que ser claras, necesitamos asambleas resolutivas generales para decidir los pasos a seguir, no círculos reducidos en donde se nos ve a las mujeres como víctimas.
Pero fuera de la universidad también proponen que “este movimiento debe apuntar a ser de masas, de bases y popular, y para ello es importantísimo su territorialización, especialmente en las poblaciones, barrios y en los propios sectores donde está ubicado un establecimiento educativo movilizado. Algunas de las reivindicaciones más sentidas y urgentes que debemos agitar son: por una Ley de Violencia de Género; contra los feminicidios y violaciones; contra el acoso callejero; contra la violencia física y psicológica en los barrios; aborto libre, seguro y gratuito; educación no sexista; igual salario por igual trabajo; socialización, reconocimiento y remuneración de las labores domésticas; no más AFP; en defensa de las aguas y los territorios, entre otras.” (11)
La juventud Guevarista lleva la lógica de la universidad a la población. A nuestro entender su propuesta no está basada en la clase trabajadora y pobre, se ve en la limitación programática. Frente a derechos reproductivos nos llama la atención que no plantean aborto legal, cuando son las mujeres pobres las que se mueren en abortos clandestinos, por eso ¡no basta ni despenalizarlo ni hacerlo libre!. Esta es la discusión que por muchos años las feministas socialistas hemos tenido con sectores del feminismo separatista o anarquista ¿De qué lado están? Pero necesitamos educación sexual para decidir y anticonceptivos para no abortar, porque el aborto es un problema de salud pública. No basta repudiar el acoso callejero cuando hoy en día son las municipalidades dirigidas por la derecha las que le están cobrando multas a los hombres pobres mientras nos condenan a una educación precaria, a malos trabajos y a la ignorancia. Sobre el trabajo doméstico también es ambiguo ¿Por su remuneración o por la socialización de estas labores en un sistema público para terminar con la esclavitud domestica? ¿Tienen que seguir recayendo las labores del cuidado del hogar en las mujeres?
Las feministas socialistas de Pan y Rosas- Teresa Flores hemos buscado recuperar la elaboración marxista para la liberación de la mujer y la opresión patriarcal, recuperando el filo revolucionario de sus planteos programáticos, nos parece importante seguir profundizando este debate. (12)
Conclusiones
Para los y las marxistas revolucionarias que nos reivindicamos de una estrategia insurreccional de masas con hegemonía de la clase trabajadora, la lucha por la liberación de las mujeres es fundamental para pensar la lucha revolucionaria contra el capitalismo. Mientras la clase capitalista se apropia de un discurso de “genero” para profundizar medidas neoliberales, se vuelve fundamental defender una política de independencia de clase. Pero no ubicamos nuestra política desde el idealismo. El marxismo revolucionario ha hecho innumerables aportes en la organización de las mujeres pobres y trabajadoras, mostrando cómo actuamos las y los revolucionarios en el movimiento de mujeres.
Estamos con Clara Zetkin cuando menciona “Debido a que las feministas burguesas aspiran a conseguir las reformas en favor del sexo femenino en el marco de la sociedad burguesa, a través de una lucha entre los sexos y en contraste con los hombres de su propia clase, no cuestionan la existencia misma de dicha sociedad. Las mujeres proletarias, en cambio, se esfuerzan a través de una lucha de clase contra clase, en estrecha comunión de ideas y de armas con los hombres de su clase – los cuales reconocen plenamente su igualdad – por la eliminación de la sociedad burguesa en beneficio de todo el proletariado. Las reformas en favor del sexo femenino y en favor de la clase obrera son para ellas únicamente un medio para un fin, mientras que para las mujeres burguesas las reformas del primer tipo son la meta final. El feminismo (Frauenrechtelei) burgués no es más que un movimiento de reforma, mientras que el movimiento de mujeres proletarias es y debe ser revolucionario”(13)
La Juventud Guevarista debería tenerlo en cuenta.
(1) Miranda Nicolás, “MIR: estrategia y política ante la prueba del ascenso revolucionario” (Revista La batalla, 2015) http://revistalabatalla.cl/ediciones-anteriores/numero-2/mir-estrategia-y-politica-ante-la-prueba-del-ascenso-revolucionario-un-debate-para-la-construccion-de-un-partido-revolucionario-de-combate-hoy/
(2) Zonyko “Algunas notas críticas a la estrategia del poder popular, una crítica comparativa desde el marxismo revolucionario”(Revista La batalla, 2015) http://revistalabatalla.cl/ediciones-anteriores/numero-3/algunas-notas-criticas-a-la-estrategia-del-poder-popular-una-critica-comparativa-desde-el-marxismo-revolucionario/
(3) La estrategia de “Guerra popular y prolongada” se basa en la experiencia de la revolución China encabezada por Mao-Tze tung y la experiencia vietnamita desarrollada en los escritos de Võ Nguyên Giáp. Desde nuestro punto de vista esta estrategia se conformó como una variante militar de la política reformista de los “frentes populares” dictada por la tercera internacional estalinizada. Puedes ver de Emilio Albamonte “Las distintas estrategias alternativas” http://www.pts.org.ar/Las-distintas-estrategias-alternativas
(4) http://juventudguevarista.cl/ejes-de-un-posicionamiento-en-torno-a-las-movilizaciones-feministas/
(5) El marxismo en sus orígenes tiene elaboraciones sobre la emancipación de las mujeres. Artículos referidos a este tema https://www.laizquierdadiario.com.ve/ESPECIAL-Feminismo-y-marxismo , http://ideasdeizquierda.laizquierdadiario.cl/?p=81
(6) http://juventudguevarista.cl/ejes-de-un-posicionamiento-en-torno-a-las-movilizaciones-feministas/
(7) Idem
(8) Jacques Derrida,“¿Qué es la deconstrucción?”( Le Monde Diplomatic, 2004)
(9) Susan Watkins “Wich feminisms?”(New left review, 2018)
(10) http://juventudguevarista.cl/ejes-de-un-posicionamiento-en-torno-a-las-movilizaciones-feministas /
(11) Idem
(12) https://www.laizquierdadiario.cl/Un-programa-para-enfrentar-a-los-responsables-de-la-violencia-machista-el-Estado-los-empresarios-y?id_rubrique=1201
(13) Clara Zetkin, “Separación tajante”, (1874)

Alejandra Valderrama
Redacción La Izquierda Diario Chile. Valparaíso, Chile