Entre cómplices de la dictadura y mafias empresariales. El traspaso de La Nueva y la conformación del mayor grupo de medios del sur de la provincia de Buenos Aires.
Viernes 3 de febrero de 2017
Finalmente, en esta semana, se concretó el traspaso del diario La Nueva Provincia y las señales de radio LU2, FM Ciudad y FM 97.2 de la familia Massot a su nuevo dueño, el empresario de transporte Gustavo Elías y vicepresidente de la UIA.
Con esta nueva adquisición, Elías, quien ya formaba parte del Grupo La Brújula (compuesto por un portal de noticias online y una radio FM con el mismo nombre) pasará a manejar el principal multimedios de la región.
Recordemos que el traspaso estuvo antecedido por el despido de 30 trabajadores de La Nueva Provincia y LU2, en junio del año pasado, aduciendo crisis económica y la necesidad de la reconversión a la “era digital”.
De esta manera se conforma un gran bloque de multimedios, a cargo nada menos que del vicepresidente de la Unión Industrial Argentina de Bahía Blanca, mostrando una vez más los límites de la Ley de Medios.
Sin dudas será un gran aliado de los empresarios del Puerto, del Polo Petroquímico y del Parque Industrial. Si antes ya contaban con protección mediática frente a los “accidentes” laborales y de contaminación ambiental, mediante el financiamiento de la publicidad, esta fusión viene a sincerar la relación entre los medios de comunicación y el poder económico. Ahora, los dueños de las empresas pasarán a tener el monopolio de “la verdad”.
Un negocio muy difícil de explicar
Gustavo Elías, el nuevo dueño del multimedio más importante del sur de la provincia de Buenos Aires, es propietario también del Grupo de Servicios Logístico Chenyi y a la vez lidera otras empresas del sector inmobiliario, automotor, seguros, agroindustria y desarrollos tecnológicos.
Elías fue cuestionado por haber multiplicado exponencialmente las ganancias del Grupo Chenyi a partir del año 2005, beneficiándose con contratos con YPF, aún sin contar con experiencia en el sector ni con una flota propia de camiones. Este importante negocio, entre otros, lo liga recurrentemente a Hugo Moyano. De hecho, en 2012, la ex diputada nacional Graciela Ocaña pidió que se investigue a esta empresa sindicando a Elías como testaferro de Moyano. Sin ir más lejos, hace poco, éste le asignó a Elías el monitoreo de la Compañía OCA, tras desplazar a Patricio Farcuh de la conducción.
Pero para todo negocio difícil de explicar, existen las cuentas offshore. Hace unos meses, a través de la investigación realizada por periodistas de medios nacionales e internacionales conocida como los Panama Papers, fue noticia que varios funcionarios del gobierno nacional, incluido el mismo presidente formaban parte de este gran sistema de evasión impositiva, utilizado por los empresarios que no pueden justificar sus ganancias.
Gustavo Elías también aparece vinculado a dos cuentas offshore en los Panama Pappers. Según informa el portal de noticias Solo Local, la empresa Laystrak S.A. figura a su nombre y en Tranway Finance LTD, Elías “aparece como director y quien figura como dueño es Guillermo Néstor Montezanti, hijo de Néstor Montezanti, quien fuera miembro de la Cámara Federal de Bahía Blanca desde el año 2003 y sobre quien pesan cargos por delitos de lesa humanidad”.
A esta altura y casi como un dato anecdótico, es importante recordar que Guillermo Montezanti, socio de Elías en una de sus cuentas offshore, fue director provincial de Planificación del Transporte y Tránsito, durante la gestión de Daniel Scioli.
Completando sus vínculos con el poder político, “El Turco” Elías contrató, a fin de investigar un supuesto robo en su casa de Alto Palihue, los servicios nada menos que del ex Side, Jaime Stiuso y hasta le envió un avión privado para concretar una reunión en Bahía Blanca. De esta reunión, según trascendió, participaron el empresario fúnebre local Juan Bonacorsi, Gustavo Mena ex jefe de gabinete municipal del PJ, el fiscal local Christian Long y Lucas Nejamkis, ex jefe de asesores de Juan Manuel Abal Medina durante su gestión en la Jefatura de Gabinete.
Una vez más, la realidad supera la ficción. Y como en toda novela negra, no podían faltar los agentes de servicios de inteligencia, en esta trama que muestra las íntimas relaciones entre empresarios, evasores, burócratas sindicales, referentes del poder político y personajes ligados a la última dictadura militar.