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Red Internacional
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Mundo Obrero. La Plata: escandalosa elección de ATE en el municipio

Sin convocatoria a presentación de listas, sin difusión del llamado a elecciones y sin votación de delegados por sector, la Junta Interna de ATE hizo hoy una parodia de elecciones en el municipio de La Plata. La lista “Verde-Violeta” renovó “formalmente” el mandato vencido en diciembre, a espaldas de los afiliados y afiliadas al gremio.

Viernes 28 de abril de 2017 15:46

A diez años de la primera elección de Junta Interna de ATE dentro del municipio, la votación pasó inadvertida para los afiliados al gremio. Se trata de la quinta elección de Junta Interna, en la que la lista Verde-Anusate (que conduce Oscar De Isasi en provincia, “el cachorro” Godoy en Nación, y que responde a Víctor De Gennaro) renovó “formalmente” el mandato vencido en diciembre, presentándose como lista “Verde-Violeta”. Se trata de una continuidad de la conducción anterior, en la que Anusate había tenido como aliadas a agrupaciones integrantes de la Corriente “Rompiendo Cadenas” (La Brecha y La Fragua –Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional-) y a la que ahora se suma Patria Grande.

Además de la elección de Junta Interna, este año debía realizarse, por primera vez, la elección de Cuerpo de Delegados por sector. Esto se daría después de que, el año pasado, se reglamentara el artículo 75 del Estatuto de ATE, referido a la elección de delegados y juntas internas. Una reglamentación, por cierto confusa, que en otras dependencias como el Hospital San Martín de La Plata dio lugar a maniobras poco claras por parte de la conducción del gremio.

En el caso de las elecciones del municipio, el resultado fue la presentación de una lista sábana en la que ni siquiera queda claro a los afiliados (por lo menos a quienes nos enteramos de la elección -24 horas antes-) los criterios para la elección de delegados, la representatividad o la interpretación del “sector de trabajo”.

Según la reglamentación del artículo 75, es obligación del gremio dar “a publicidad la convocatoria a las elecciones en los lugares de trabajo respectivos”, “con una antelación no menor a cuarenta y cinco (45) días corridos”. Nada de esto se cumplió. Ni cartelera, ni volante, ni recorridas. Nada.

Un día antes de la elección, algunos recibieron un volante en el que se informaba que la votación se haría al día siguiente. El mismo volante que llevaba de un lado la fecha y lugares de votación, con contactos, firma y membrete de la actual Junta Interna del gremio; en su interior contenía otro volante: el de la lista “Verde-Violeta”. Tal vez, considerando que ni siquiera realizaron un llamado público a elecciones, pretender la diferenciación entre ambas cosas sería demasiado. En ese mismo volante, la Junta Interna convocaba a afiliados y no afiliados a participar de las elecciones.

Según la misma reglamentación, en la convocatoria a elecciones (que no se realizó) debía informarse “a los trabajadores del sector no afiliados a ningún sindicato, que podrán inscribirse en el padrón dentro del plazo de diez (10) días corridos”. Si la convocatoria a elecciones en los lugares de trabajo no se hizo pública, ¿de qué manera se habilitó ese padrón?, ¿quiénes votaron? Otro misterio.

Párrafos aparte merecería el cinismo con el que la lista Verde-Violeta refiere venir “construyendo la unidad de lxs trabajadorxs de la Municipalidad", señala la necesidad de “fortalecer los espacios de participación”, hablan de la necesidad de “un gremio democrático” o de la lucha “contra los cientos de despidos”.

Sin convocatoria pública, sin apertura a presentación de listas, sin votación de delegados por sector, el llamado a elecciones brilló por su ausencia en los lugares de trabajo.

Nada nuevo bajo el sol

Quienes trabajamos en el municipio sabemos que las elecciones no es lo único que pasó inadvertido, ni lo único que se trató “entre cuatro paredes”, sin consultar a los afiliados y sin impulsar asambleas.

La precarización laboral de las gestiones de Julio Alak y Pablo Bruera, no sólo continúa con Julio Garro, sino que fue lo que le permitió empezar su gestión con más de dos mil despidos y una feroz represión en la puerta del municipio, instantáneamente repudiada por organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, políticas y sindicales.

En ese contexto de solidaridad, en una ciudad tantas veces centro político de innumerables luchas, ATE podría haber sido el canal de organización para los municipales precarizados, impulsando un plan de lucha definido en asambleas de base, con delegados de los despedidos de cada sector, con reuniones de coordinación con todos los sectores solidarios con la lucha, hasta lograr la reincorporación de todos.

Lejos de esto, y bajo la misma lógica con la que hoy realizan una insólita elección casi clandestina para los afiliados, la apuesta del sector que conduce la Junta Interna fue la de subordinar la lucha por la continuidad laboral a estrategias institucionalistas, buscando que los despedidos volvieran a sus casas y depositaran su confianza en que serían reincorporados mediante reuniones a puertas cerradas con la gestión. La misma postura sostenida meses después ante el despido de María Victoria Santos, trabajadora de la Dirección de Políticas de Género. Sin un plan de lucha y en clara desconfianza a la organización de base de los trabajadores (algo que los municipales ya habíamos vivenciado con la obstaculización, por parte de la Junta Interna, del espacio de la interasambleas en 2014).

La desconfianza en la organización, la movilización y la coordinación con otros sectores solidarios con la lucha, dejó como primer saldo un número de despedidos que continúa siendo incierto, pero que se estima en los más de mil quinientos. La consecuencia lógica de esta política, fue la disolución de las asambleas de despedidos que se realizaban en la sede de ATE. Ese saldo, en un municipio donde más de la mitad de los trabajadores son temporarios mensualizados, allanó el camino para que la gestión de Garro avanzara con el ajuste, con la colaboración habitual de UPCN y el STM. En diciembre pasado, acordó con ambos gremios un aumento salarial de miseria para todo el 2017. Por su parte, ATE decidió llamarse al silencio, sin siquiera expresar su rechazo a la prensa como lo hizo ante los acuerdos entre la gestión Bruera, UPCN y el STM.

En un año donde el gobierno se muestra dispuesto a avanzar sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora, las calles son escenario de protestas y movilizaciones, como pudo verse en las masivas marchas del 6, el 7 y el 8 de marzo, en la Marcha Federal Docente del 22 de marzo, entre las tantas acciones de masas frente a los ataques del gobierno nacional y los gobiernos provinciales.

Con la misma lógica con la que hizo “elecciones” a espaldas de los afiliados y con la que evita convocar a asambleas de trabajadores, la Junta Interna esquiva cada una de las convocatorias a paros o movilizaciones o, en el mejor de los casos, se limita a adhesiones meramente formales, que no son discutidas ni informadas a los afiliados del gremio.

Con mandatos renovados, aún en condiciones antidemocráticas insólitas, los delegados de ATE tendrán la responsabilidad pendiente de ponerse a la cabeza de la organización de los trabajadores y trabajadoras para enfrentar la precarización laboral y la miseria salarial de los municipales.

Desde la Marrón Clasista apoyaremos y seremos parte activa de la lucha en el camino de construir una alternativa antiburocrática y combativa para nuestro gremio.