No es casualidad que la Policía y las milicias de derecha parezcan trabajar juntas. Tienen un historial de confabulaciones para cumplir el papel de la Policía. Al decir de Lenin son una “una banda de hombres armados” para proteger la propiedad privada y el orden capitalista.
Miércoles 2 de septiembre de 2020 09:33
AP Photo/Paul Sancya
El 29 de mayo, en un edificio federal en Oakland, California, un oficial de seguridad federal fue asesinado a tiros desde un vehículo. Fue en el marco de las movilizaciones que pedían justicia por el brutal asesinado de George Floyd a manos de la policía racista del estado de Minneapolis. El acusado de ese asesinato también era investigado por tender una emboscada a agentes de la ciudad de Santa Cruz, California y arrojar bombas caseras a la policía local, matando a uno e hiriendo a otros cuatro. Es miembro de los Boogaloo Boys, parte de un movimiento de extrema derecha poco organizado con fuertes vínculos con varias milicias de derecha.
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Las milicias de derecha de hoy son grupos paramilitares que han existido durante décadas para desafiar lo que ven como un Gobierno estadounidense “tiránico” que impone reglas y leyes con las que no están de acuerdo. Esta imposición suele estar vinculada a una supuesta influencia o control del gobierno por parte de grupos raciales, étnicos y religiosos odiados, razón por la cual están tan estrechamente asociados con la supremacía blanca y el neonazismo. La membresía en estas milicias dio grandes saltos en algunos momentos particulares, el más reciente en el período inmediatamente posterior a la elección de Barack Obama como presidente, una señal de su racismo subyacente, y toda vez que Donald Trump incitó a la derecha violenta.
Los Boogaloos quieren ver el colapso del sistema político existente a través de disturbios civiles, y el movimiento está orientado hacia ese objetivo. En este caso, el FBI informó que el atacante y su cómplice "vinieron a Oakland para matar policías", usando las protestas contra el asesinato de Floyd como cobertura. Quizás tendrían suerte y los asesinatos serían atribuidos a grupos antifa, como se informó inicialmente.
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Pero las milicias que apuntan contra policías son la excepción más que la regla. La "regla" es que las milicias y la policía se confabulan, trabajan juntos o, como mínimo, la policía hace mira para otro lado ante la amenaza. Esto se remonta al menos hasta el siglo XIX, y quizá antes: las agencias policiales oficiales reciben con gusto la ayuda de vigilantes (normalmente blancos) mientras trabajan para hacer cumplir el orden capitalista. Más recientemente, lo vemos desde que el asesinato de George Floyd provocó manifestaciones en todo Estados Unidos. Mientras la administración Trump agitó historias sobre "anarquistas" y "extremistas de izquierda" en las calles, amenazando "la ley y el orden", los propios informes internos del Gobierno dejan muy claro que la mayor parte de la violencia proviene del “terrorismo” de derecha, normalmente en forma de milicias. Pero esa amenaza se ignora en gran medida, por razones políticas. Además de eso, existe una creciente evidencia, no sólo de que muchos policías también son miembros de milicias, sino que algunos departamentos de policía han organizado grupos vinculados directamente a las milicias entre sus oficiales. En 2019, el sitio RevealNews publicó una increíble serie de tres partes sobre policías y su participación en grupos supremacistas.
Lo que nos lleva a Kenosha, Wisconsin, la noche del 25 de agosto. Después de unos días de protestas, miembros de una milicia llegaron a la ciudad para respaldar a los policías locales, que reprimían brutalmente a los manifestantes. Fueron más que bienvenidos por las "fuerzas del orden", quienes les agradecieron por estar allí, les ofrecieron agua y, en general, se mostraron como sus "aliados".
"Literalmente, fui testigo de primera mano de una gran cantidad de supremacistas blancos organizados conduciendo en camionetas, apuntando a los manifestantes", dijo el diputado del estado de Wisconsin, David Bowen, al sitio Democracy Now! “Y estaban allí no para intentar defender a los negocios locales, como lo hacen parecer. No estaban allí para intentar transmitir un punto de vista. Estaban allí para lastimar a la gente. Estaban armados y usaban químicos irritantes. Acosaban a los manifestantes. E incluso por el video, parece que están en coordinación con la policía de Kenosha que estaba allí, literalmente”.
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Bowen describe cómo la policía local trató a Kyle Rittenhouse, quien asesinó a dos manifestantes en la calle de Kenosha. Está “usando [su posición de supremacista blanco] fatalmente. Lo está usando para lastimar a otras personas. Y ni siquiera se le responsabiliza por ello. Le están dando agua” declaró. Pasó junto a la policía mientras los manifestantes gritaban que acababa de disparar a los manifestantes, y más tarde, cuando lo arrestaron, lo trataron como a todos los supremacistas blancos "ya sabes, te tratan bien, te aclimatas, después de que literalmente mataste gente.”
Hay muchos otros ejemplos recientes, demasiado numerosos para un artículo. ¿Quién puede olvidar a los miembros de la milicia a los que se les permitió ingresar al congreso estatal de Michigan con armas de guerra mientras la policía se mantenía al margen, sirviendo los intereses del capital? Tendrán que bastar algunos ejemplos más recientes.
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El 15 de junio en la ciudad de Albuquerque, Nuevo México, manifestantes se reunieron frente a un museo para derribar una estatua de Juan de Oñate, un conquistador español. Miembros de la Guardia Civil de Nuevo México - una milicia local de derecha - se presentaron para "proteger" la estatua, fuertemente armados con armas de asalto. Un ex candidato al Concejo Municipal de Albuquerque, que estaba entre los miembros de la milicia, arrojó a una mujer al suelo y luego intentó escapar. Los manifestantes los persiguieron y el hombre, Steven Ray Baca, abrió fuego y alcanzó a uno de ellos, Scott Williams, en el torso.
Williams yacía en la calle, sangrando. Los milicianos formaron un círculo protector alrededor de Baca, con las armas listas. Cuando llegaron las "fuerzas del orden", los agentes crearon un segundo círculo alrededor de la milicia. Luego, lanzaron gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento contra la multitud angustiada.
Estos ejemplos ilustran la cooperación fríamente coreografiada entre la policía y las milicas.
La policía detuvo al tirador. Como lo describió un testigo , “La policía manejó a la Guardia Civil de Nuevo México y al "caballero" con mucha cautela, con cuidado, para asegurarse de que no resultaran heridos, mientras estaban en el lado opuesto tratando de atacar a los negros e indígenas que se estaban manifestando”.
En Snohomish, Washington, el 31 de mayo, había rumores de que autobuses llenos de Antifas se dirigían a la ciudad. Un centenar de hombres armados se congregaron en el centro de la pequeña ciudad como "guardias", algo que el alcalde aplaudió. El jefe de la policía local finalmente fue degradado por caracterizar esto como una noche festiva de charlas y celebración: “un hombre agitando una bandera confederada y gente vestida en uniformes militares con la insignia de grupos supremacistas de derecha. Habían ido con el supuesto propósito de proteger los negocios locales de la pequeña ciudad de supuestas amenazas de saqueo de la izquierda que nunca se materializó”.
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Hay muchas historias similares como la que muestra un video grabado en la ciudad de Salem, Oregon, el 1 de junio. Un policía se acerca a un grupo de vigilantes blancos armados justo antes de la hora del toque de queda, después de que Salem fuera el escenario de manifestaciones antirracistas. “Mi comando quería que viniera a hablar con ustedes”, dice el policía, “y pedirles que permanezcan discretamente en sus edificios o vehículos, o en algún lugar donde no sea una violación a la ley, para que no parezca que estamos juntos". Los hombres en cuestión eran parte de Proud Boys o Patriot Prayer, según la mayoría de las cuentas de redes sociales. Este último grupo se había presentado anteriormente para "defender" un salón local que había reabierto cuando su dueño se negó a seguir la orden del gobernador de quedarse en su casa por coronavirus.
Algunos fragmentos de otros ejemplos para seguir ilustrando:
∙ En Chicago, un policía fue captado en un video con el logo de Three Percenters, un grupo de milicias de derecha, en su mascarilla. El grupo cree que sólo el 3% de los colonos luchó contra los británicos durante la Revolución Norteamericana, por lo que sólo necesitan un pequeño grupo para luchar. Los atacantes de una mezquita en Minnesota en 2018 estaban conectados al grupo.
∙ En Oakdale, California, a principios de junio, miembros de la Milicia del Estado de California se presentaron para proteger un negocio cerrado. También se colocaron en una azotea local mientras había antirracistas. Si bien los policías afirmaron oficialmente "no estar afiliados", el "comandante de la compañía" de la milicia le dijo a un periodista que "sus hombres han estado monitoreando la actividad de las manifestaciones ... durante unos cinco días" y que "les informó a los jefes de policía, alguaciles y alcaldes del área que llamaran a la milicia si surgían problemas". Dado lo que sabemos, es difícil imaginar que los funcionarios públicos no acogieran con agrado ese acercamiento.
∙ En Provo, Utah , una milicia recién organizada tuvo un enfrentamiento con los manifestantes de Black Lives Matter. Estaban armados hasta los dientes. Un oficial de policía le dijo a un periodista que “confiaba en el 99,9% de los hombres y mujeres con las armas y dijo: ’Esos hombres y mujeres serían los primeros en recibir una bala por cualquiera de los manifestantes allí’”.
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∙ En Georgetown, Texas , el 6 de junio, la Milicia de la Libertad de Texas se presentó en el Palacio de Justicia del Condado de Williamson para enfrentar una protesta de Black Lives Matter. El portavoz del departamento de policía local "pidió a los miembros de la milicia... que reportaran cualquier signo de violencia a la policía de Georgetown para que la policía pudiera manejarlo". Un representante de la milicia tuiteó más tarde: "Todos somos tejanos aquí, así que esto no es una competencia sino una operación de fuerza conjunta para preservar y proteger las vidas en Texas, así como cooperar con la policía de Georgetown".
"Operación de fuerza conjunta". Ese es la jerga de los ejércitos que luchan en el mismo bando en una guerra. Y en este caso, es una guerra, librada en connivencia entre la policía y las milicias de derecha en todo el país. Cuando los policías de Kenosha y otros lugares son sorprendidos dando la bienvenida milicianos de derecha, no es un accidente. Las agencias policiales, una y otra vez, revelan que ven a estas milicias como refuerzos con la oportunidad de desempeñar un papel más “libre” que la policía. Las milicias no tienen departamentos de asuntos internos para investigar los tiroteos policiales, por ejemplo.
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En un enfrentamiento, puede ser muy útil para la policía utilizar a miembros de la milicia sin rostro y sin placa con armas de asalto para aterrorizar a los manifestantes. Eso es lo que intentaron replicar en Portland, Oregon, con policías federales actuando como milicias anónimas, ya que los miembros de estas fuerzas terroristas desmienten cualquier afirmación de que las agencias policiales desconocen lo que están haciendo las milicias. Lo más probable es que sea sólo la diferencia entre la represión organizada "oficial" y la "no oficial".
David Bowen, el representante del estado de Wisconsin, puede haber tenido razón sobre lo que sucedió en Kenosha con Kyle Rittenhouse, pero está equivocado sobre lo que debe suceder a continuación. “Este es el Anexo A y el Anexo B de por qué necesitamos transformar la aplicación de la ley y la seguridad pública en Wisconsin y en este país". No, esta es la Prueba A y la Prueba B de por qué tenemos que abolir la policía y poner la seguridad pública en manos de los trabajadores, por qué tenemos que desmantelar por completo los cuerpos armados que existen para proteger el sistema capitalista racista y opresivo.
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Los ataques brutales y los asesinatos como los de Kenosha, ya sean por parte de la policía oficial o sus socios “no oficiales” en las milicias de derecha, no terminarán sin desmantelar el sistema que protegen. Sólo lo fortalecen.