20 años de espera que terminó abruptamente en un par de horas. La cancelación del concierto de La Polla Records abrió un nuevo debate al calor del proceso de movilización nacional.
Martes 18 de febrero de 2020
Luego de 20 años la banda de punk español, La Polla Records, se presentó nuevamente en Chile (aunque Evaristo se habría presentado con Gatillazo el 2014). Estas 2 décadas no pasaron en vano, en particular los últimos 4 meses de revuelta popular. Millones en todo Chile se han movilizado contra el régimen y enfrentando la brutal represión del Estado, que ha cobrado a la vida de más de 30 personas además de las detenciones que superan las 8.000, politizando a amplias franjas de la población, con importante combatividad en la juventud, con el surgimiento de la Primera Línea y experiencia de autoorganización. Estos no son elementos solamente analíticos, es un cambio profundo de subjetividad. Por lo anterior no es lo mismo dar un concierto para una banda como La Polla en Argentina o México que en el Chile actual.
Doce mil asistentes se concentraron en el Estadio Bicentenario de La Florida, un público que que abarcó desde juventud hasta adultos de entre 30-40 años. El concierto tuvo una impecable presentación de la banda argentina Flema con un público que coreó sus canciones más famosas como “si yo soy así”. La banda nacional Los Peores de Chile también estuvo en el escenario, sin mayores inconvenientes. Pero el plato final terminó de mala manera.
Cerca de 40 minutos duró la presentación de la banda española hasta que decenas de asistentes comenzaron a subir al escenario, motivo por el cual la banda se retiró. Después de varios minutos de enfrentamientos entre la minoría que estaba en escenario y quienes querían que continuara la tocata, la productora canceló el concierto.
Este hecho causó una serie de críticas, algunos hacia la banda por no referirse a la situación política de Chile, otros contra la productora por no contar con medidas mínimas de seguridad, y también contra los mismos asistentes. Incluso el alcalde de la comuna, el derechista Carter, se pronunció señalando que el concierto nunca tuvo que haberse realizado, debido al mensaje de La Polla Records y la situación nacional donde persisten movilizaciones.
La derecha oportunistamente toma este hecho para darle una base de continuidad a su política represiva, la cual ha ido en aumento, destinando millonarios recursos para la compra de material de Fuerzas Especiales y perfeccionando leyes para perseguir y encarcelar a las y los luchadores. Una agenda represiva frente al cual tanto el Frente Amplio como el Partido Comunista se han mantenido subordinados.
¿Era posible otro tipo de concierto, que le diera peso a lo nuevo de la situación política en el país, como por ejemplo la politización, la combatividad y la autoorganización?
Empresarios del punk
Tanto Sabotaje Rock como la productora Tres Ele fueron los encargados de realizar el concierto, claramente desde un punto de vista mercantil. Una banda icónica del punk, que ha traspasado generaciones con su música y que no tocaba en Chile hace 20 años, fue visto como un gran nicho de ganancias. Partiendo por el alto precio de sus entradas que superaban los $30.000. Posterior a los hechos, la productora centra sus declaraciones en culpar a los asistentes y las avalanchas para entrar, lo cual habría sobrepasado la seguridad que tenían contemplada. Clásico argumento de los empresarios del punk, que recuerda el discurso de la productora responsable de la tocata de Doom el 2015 donde fallecieron 5 jóvenes.
Estos empresarios del punk ya han tenido otras situaciones, como por ejemplo la cancelación del concierto de la banda de punk español Los Muertos de Cristo, y su discurso criminalizador que solo alienta a la derecha, como al alcalde Carter. En última instancia, están velando por sus intereses económicos, por algo se niegan a la devolución de las entradas. Haciendo vista gorda a los evidentes problemas de seguridad que existieron. Estos empresarios también son responsables de lo sucedido.
Punky de postal
La Polla que se caracteriza por su música anti-sistema, golpeando a los partidos empresariales, a la iglesia y al sistema de explotación y opresión, que incluso le significó a Evaristo (vocalista de la banda) denuncias en su contra por parte del Estado Español. Claro que eso no hace a una política revolucionaria.
En entrevistas previas al concierto Evaristo había evitado referirse al momento político que vive Chile, por más que decía conocer la situación por medio de la prensa e información de familiares que viven en el país. Esta abstención de Evaristo y la banda no cambio, y en sus 40 minutos de show no hicieron ninguna referencia a las movilizaciones.
Incluso al momento de subirse el público al escenario, la banda (que intentó seguir tocando) no tuvo ningún diálogo con el público y optaron por seguir la línea de la productora de cancelar el concierto,incapaces de conectar con su propio público. Por más que luego sacaron un twitter lamentando la situación, su abstención política ya estaba consumada. Muy punk, pero de escaparate, como dice su propia canción.
Con una banda de esta trayectoria y tradición, presentándose en un país que lleva 4 meses de movilizaciones, con una brutal represión y persecución por parte del Estado, golpeando principalmente a la juventud y al activismo, no se puede intentar ser neutral.
¿Desborde por izquierda?
Diversas opiniones hablan sobre la subida del público al escenario, muchas embelleciendo la acción como un acto casi revolucionario y otros criminalizando. Para quienes estuvimos en el concierto, no es secreto que la acción tuvo poco de protesta, si bien la primera persona en el escenario dio un saludo de resistencia a quienes están luchando y al pueblo mapuche, luego de eso fueron decenas que abordaron el escenario a agarrar a la banda, usar el micrófono o solo estar ahí. Lo que primó no fue una intervención que pusiera por delante, por ejemplo, la movilización en Chile o la represión (más que un lienzo que apareció tardíamente).
Lo central acá fue el actuar de un sector del movimiento punk que enaltece métodos individuales y sin política. Completamente a contra pelo de lo que la realidad nacional nos exige, donde lo que ha caracterizado al activismo es la politización y la búsqueda de organización.
Estos métodos no son muy distinto a lo que ocurre en algunas movilizaciones, donde acciones descolgadas de los sectores de masa o por fuera de cualquier organización democrática, terminan separando a importantes sectores de las movilizaciones, cuestión que usa el gobierno para avanzar en su política criminalizadora.
Chile despertó
Pero otra forma de concebir y realizar conciertos masivos es posible. La autogestión (tan manoseada en el movimiento punk) no se puede limitar solo a pequeñas cosas, sino que incluso puede (y debe) expresarse en eventos masivos. Es cosa de ver al otro lado de la cordillera, donde la fábrica Zanon (la cual es gestionada por sus trabajadores, sin empresarios) organiza grandes conciertos masivos con bandas como Attaque 77, Manu Chao e incluso este año se presentará Ska-p.
Estos festivales convocan a miles de jóvenes, pero no tienen una lógica mercantil o represiva. La organización es desde lo mismos obreros y sus organismos, y es sin policías, en base la regulación mutua y principalmente resaltando el carácter político de estos festivales, carácter al cual las bandas adhieren y fortalecen en sus presentaciones. Todo lo contrario al enfoque de la productora, la banda y un sector del público durante el concierto de La Polla.
Chile despertó y esto se debe reflejar en todos los aspectos, incluyendo la cultura. Hubiese sido distinto si desde un inicio La Polla a través de su vocalista Evaristo hubiesen apoyado explícitamente las movilizaciones, de la misma forma que hubiese sido distinto si en lugar de contratar guardias privados o policías, se hubiesen coordinado medidas de seguridad con pobladores, la primera línea o las brigadas de auxilio. Incluso realizarlo en un lugar emblemático de las movilizaciones como es Plaza de la Dignidad, donde otras bandas como Inti Illimani, Illapu, Anita Tijoux o Mon Laferte se han presentado.