El borrador de la cumbre de la Unión Europea, que se celebra este jueves y viernes, muestra que la pulseada en política migratoria la ganaron el xenófobo italiano Salvini, y la derecha alemana.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Miércoles 27 de junio de 2018 15:35
Este miércoles se conoció un borrador de resoluciones que votará la cumbre de la Unión Europea del 28 y 29 de junio. Todo indica que en temas migratorios el centro político europeo tomó en sus manos el programa de la extrema derecha para salvar a Merkel de la inminente ruptura de su coalición de gobierno.
El xenófobo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, sale victorioso, aunque discutirá el reparto de migrantes entre los distintos países, al tiempo que festejó este miércoles que el barco lleno de refugiados de la ONG Lifeline que no dejó amarrar en Italia finalmente fue aceptado por Malta.
Europa toma en sus manos el programa de la extrema derecha
Los líderes de la Unión Europea (UE) tienen previsto apoyar el jueves la creación de "plataformas de desembarco" de inmigrantes en el extranjero y dar luz verde a los pactos bilaterales entre Estados miembros que eviten que los inmigrantes se muevan por la UE para solicitar el asilo donde más les interesa.
La primer demanda está en linea con la política de la extrema derecha europea y en particular con su flamante abanderado, Matteo Salvini, mientras que la segunda les permite empezar a negociar cómo se repartirán los cupos de migrantes.
Estas medidas se conocieron tras hacerse público el borrador de conclusiones de la cumbre europea del 28 y 29 de junio, que girará sobre todo en torno a la inmigración, y en menor medida sobre las negociaciones del "brexit", la reforma de la eurozona o las tensiones comerciales con Estados Unidos.
La idea de explorar las "plataformas de desembarco" de inmigrantes fuera de la Unión se filtró a la prensa la semana pasada, y fue formalmente anunciada hoy por el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en su carta de invitación a los líderes de la UE.
Tusk subrayó que "de ser posible" esas plataformas deberían desarrollarse en cooperación con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)".
Algunas organizaciones humanitarias, como Human Rights Watch, han alertado del riesgo de crear centros cerrados en el extranjero donde se procesen las solicitudes de asilo de los inmigrantes y estos puedan permanecer durante largos periodos, sin garantías legales.
Los gobiernos europeos afirman cínicamente que no se tratará de "campos de inmigrantes en terceros países" y que el objetivo sería combatir el negocio de los traficantes de personas y poner fin a la trágica pérdida de vidas en el mar.
Sin embargo una resolución de este tipo provocaría el efecto contrario. El flujo de inmigrantes desesperados por salir de la miseria y las guerras que atraviesa la región, muchas de ellas provocadas o en las que participan gobiernos europeos, terminará buscando otras formas de llegar a Europa. Así como el cierre de la ruta balcánica hace dos años no acabó con la inmigración sino que convirtió al Mediterráneo en un cementerio a cielo abierto, el cierre de la "vía marítima" solo empeorará las condiciones para los refugiados, enfrentados a mayor sufrimiento y muerte.
La política de "plataformas de desembarco" fuera de Europa implica una profundización del flagelo que viven los inmigrantes en al menos dos aspectos.
En primer lugar esos centros se terminarán convirtiendo en inmensos campos de refugiados en el norte de África cuyos países recibirán ayuda financiera de Europa para impedir que embarquen desde el mediterraneo. Sin saber cuánto tiempo podrán estar los migrantes en esos campos a la espera de una respuesta al pedido de asilo, se terminarán formando asentamientos diferenciados entre aquellos refugiados que puedan tener posibilidad de conseguir asilo, mientras que los migrantes económicos terminaran siendo expulsados (como ya lo hace el gobierno Libio dejando a miles de personas abandonadas en medio del desierto), o quedarán en manos de las redes de trafico y prostitución.
En segundo lugar con estos centros fuera de Europa, el Mediterráneo se convertirá en una fortaleza militarizada donde cada barco con inmigrantes que quiera cruzar sin permiso podrá enfrentarse a las peores calamidades.
Es con este objetivo que el presidente del Consejo Europeo planteó este miércoles crear un nuevo fondo dedicado específicamente a combatir la "inmigración ilegal", en el marco del periodo presupuestario 2021-2017 y para impulsar la "cooperación" con los países de origen y tránsito de los flujos migratorios.
La "ayuda económica" a los países africanos para frenar las salidas de inmigrantes será una de las prioridades. Este plan no hace más que seguir la lógica del acuerdo que ya hace dos años la UE cerró con Turquía para darle financiamiento a cambio de la creación de campos de refugiados en su territorio para evitar que los inmigrantes lleguen a Europa.
El borrador menciona también la necesidad de apoyar "financieramente o de otra manera" a los Estados miembros y países de origen y tránsito, en particular a Marruecos, por el aumento de las llegadas a través del Mediterráneo occidental, en particular a España.
Salvando a Merkel
Los gobiernos europeos habían fracasado la semana pasada en lograr una posición unificada sobre este tema. El retraso era grave, no solo mostraba a un Salvini fortalecido frente la "desorganización" europea, sino porque ante todo comprometía al gobierno de Merkel en extremo.
La canciller alemana estaba atravesando una "rebelión" al interior de su coalición ya que el partido aliado en la región de Baviera, del que es líder su ministro del Interior Horst Seehofer, es partidario de un cierre de fronteras y de políticas migratorias más duras.
Hasta el martes a la noche la CDU de Merkel y la CSU bávara, liderada por Seehofer, no habían llegado a un acuerdo, y la resolución de la Unión Europea que se hizo pública hoy podría ayudar a cerrar las fisuras.
La tensión en la coalición gobernante alemana se agudizó cuando la CSU de Baviera vio los sondeos hacia las elecciones regionales de octubre en los que el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania aparecía como una fuerza arrasadora. La CSU, que ya viene cediendo al discurso de la extrema derecha, decidió emprender esta "rebelión" contra Merkel para intentar reposicionarse ante su electorado.
La reacción de la CSU, es la misma que hace años viene teniendo todo el centro político europeo. El giro a derecha de varios de los gobiernos tomando es sus manos parte del programa de la extrema derecha no hizo más que fortalecer a esta última y su discurso xenófobo, racista, antiinmigrante y antimusulmán. Este círculo vicioso se acelera con el tiempo debilitando al centro y fortaleciendo a la extrema derecha. Así lo demuestran los buenos resultados electorales de Alternativa por Alemania o Le Pen en Francia, el rol de la UKIP en la votación del Brexit en Gran Bretaña, el fortalecimiento del Grupo Visegrád que incluye a los gobiernos nacionalistas y xenófobos de Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia, y sobre todo la llegada al poder en Italia de la coalición entre la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, de la que el ultraderechista Salvini llegó a ser su principal figura en tan solo unas semanas.
El acuerdo migratorio, al que se podría llegar antes del sábado en la cumbre europea, no será más que la repetición de este mecanismo que solo puede alimentar los peores fantasmas.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario