Continuando con nuestro análisis poselectoral, en esta ocasión quisiéramos abordar la bancarrota del partido de Mieres, en sus diferentes aspectos y sus hipotéticas proyecciones.
Sábado 28 de diciembre de 2019
Caricatura Karlos Garateguy
Otra de las sorpresas que nos dejó el proceso eleccionario en Uruguay fue el desplome político-electoral del Partido Independiente, perdiendo el senado y a duras penas consiguiendo una banca en la cámara de diputados, diferentes variantes explican semejante derrota.
Génesis de un partido insustancial
Nacido en el 2002 de una escisión del Nuevo Espacio de Rafael Michelini, y de una fracción del Partido Demócrata Cristiano, el Partido Independiente se fundó al calor de la crisis del 2002, su principal dirigente Pablo Mieres, fue quién comando la formación política durante los tres períodos de gobierno del Frente Amplio.
Paradójicamente la intención política del PI era ganar la ubicación de un partido bisagra que garantizara la gobernabilidad al FA o un fortalecimiento de la derecha patronal, en estos quince años de mayorías parlamentarias del FA en ambas cámaras, el PI se vio frustrado en el ejercicio de este rol de régimen.
En el proceso del ciclo progresista, el PI vegetó en la impostura de un centrismo burgués del que luego se cayó su máscara.
La Alternativa: socios socialdemócratas para un giro a la derecha
A principios de año el PI logró relanzar su opción política en una plataforma más amplia integrada por otros aliados, coalición que se denominó "La Alternativa", integrada por el grupo de intelectuales "Navegantes" del ex astorista y exPCU Esteban Valenti, por el grupo "Orejanos" de Fernando Amado, "Avanza País" del colorado José Franzini Batlle.
Sin lugar a dudas que la política de alianzas reflejada en la coalición, aunque no aportaba casi nada a nivel de base y caudal electoral, si implicaba por el peso intelectual y político de sus figuras, un importante capital simbólico, y un fortalecimiento programático e ideológico del PI.
No obstante Mieres decidió derrochar todo su capital político y simbólico como supuesta fuerza de centroziquierda alternativa al FA, cuando reveló abiertamente su apoyo incondicional al bloque de la oposición patronal, lo que en realidad era un secreto a voces, en ese momento el acuerdo político con Amado y Valenti se rompió, y la dirección del PI solo logró retener el apoyo de Franzini Batlle y su grupo político .
27 de Octubre: derrumbe astorista capitalizado por Talvi y el PI afuera
Las elecciones legislativas del 27 de Octubre registraron un derrumbe del Frente Líber Seregni, provocado principalmente por la fuga de los principales aliados de Asamblea Uruguay en dicha coalición: Alianza Progresista y el Nuevo Espacio.
Este declive del espectro astorista, y la orfandad del voto pequeño-burgués de centro podría haber girado perfectamente hacia filas "independientes", sin embargo la irrupción de Ernesto Talvi en el partido colorado, autoidentificado como liberal-progresista, logró quedarse con la mayoría de la antigua base del FLS.
Es más, el partido independiente fugó más de cincuenta mil votos a Talvi, quedando a tan sólo dos mil votos de quedar totalmente afuera del parlamento.
La impostura principista: Jaime Clara y la casta política
Entre los caballos de batalla más importantes presentes en el discurso del PI, tuvo gran centralidad la denuncia de los casos de corrupción en los gobiernos frenteamplistas en general, y el cuestionamiento del caso Sendic en particular y su manejo por parte del FA.
Mieres y su partido se erigieron en "defensores" de la ética, y tuvieron en su agenda político-discursiva como elemento primordial la instalación de la idea de constituirse en garantes o baluarte de la ética, la honestidad, y la defensa de los "valores republicanos", basados en la "austeridad" de la dirigencia política y en el "transparente" manejo de los fondos públicos volcados a la política.
Sin embargo el escándalo del periodista Jaime Clara, derrumbó de un plumazo semejante impostura principista; el pase en comisión de Clara del Ministerio de Ganadería al parlamento para "asesorar" a los independientes, demostró ante los ojos de las masas que la praxis política del PI no se diferenciaba en casi nada con otros partidos del régimen y sus sistema de obscenas prebendas que sostienen una casta política privilegiada, en amigables contactos con periodistas obsecuentes y a sueldos del poder político capitalista.
Este episodio marcó la bancarrota ideológica y moral del PI como supuesta formación socialdemócrata principista y éticamente intachable, ante gran parte del imaginario social.
La coalición multicolor y la sobrerepresentación del PI
Tanta obsecuencia y apoyo incondicional a la confluencia de la derecha patronal que se dio en llamar con el eufemismo de "coalición multicolor" y que a duras penas ganó las elecciones, tuvo como resultado una concesión del Partido Nacional bastante generosa en la conformación del nuevo gabinete, como el otorgamiento de la conducción del Ministerio de Trabajo al líder de la formación violeta, Pablo Mieres.
Este tendrá la responsabilidad de la cartera de trabajo, cumpliendo el rol imprescindible para el nuevo gobierno de garantizar la paz social y la conciliación de clases, en momentos en que la burguesía al unísono pide en formal coral la aplicación de un ajuste y un ataque en toda regla a los trabajadores y los sectores populares.
El futuro político del PI y de Mieres, aunque incierto, es muy probable que se desbarranque en el lodazal de un gobierno profundamente antiobrero y antipopular, que amenaza conquistas históricas del movimiento obrero y popular uruguayo.