Entrevista a Guillermo Barrera. Doctor en Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. Se desempeña como docente de nivel secundario (Cenma 215) y superior.
Miércoles 18 de mayo de 2022 12:01
LID: Acabas de publicar el libro “Ciudades-barrio, no gueto. Marginalidad urbana en la nueva era”, donde aportas herramientas para analizar las condiciones de existencia, materiales y simbólicas, de quienes habitan estas barriadas en Córdoba. ¿Qué son las Ciudades-Barrio y porqué son como una suerte de “marca registrada” de las gestiones de Unión por Córdoba?
GB: Me parece justo considerar estas urbanizaciones como formas noveles de marginalidad socio-urbanas donde el rol del estado provincial es central, dado que él las construye, e inclusive, de manera fragmentaria, autoritaria y desinteresada, las administra. A pesar de lo contradictorio que esto parezca, una cuestión no es excluyente con la otra. En el libro planteo que las Ciudades-Barrio comparten características comunes con el gueto clásico, pero difieren de este. A su vez, y a pesar de que contienen una serie de rasgos que les son comunes, las Ciudades-Barrio tampoco son villas miseria, empero ambos tipos de conformaciones socio-espaciales están atravesados por elementos diacríticos genéricos: pobreza, estigma, violencia. Para contextualizar digamos que la construcción de las Ciudades-Barrio, es la cristalización de un proyecto del Gobierno de la Provincia de Córdoba, en sociedad con el BID, como parte de un plan de erradicación de villas miseria de distintos sectores de la Ciudad capital y la recuperación social y legal de los terrenos ocupados.
Por esto, como expresé con antelación, son formas noveles de marginalidad: no son guetos, ni villas miseria. Por otro lado, es cierto que el ex Gobernador De la Sota se jactaba de su construcción y las presentaba como un logro de gestión. Si bien es cierto que el estado provincial supo sacar provecho de una demanda social que requería soluciones habitacionales. Paradójicamente esta situación implicó que desde el mismo momento de su inauguración el estado puso en práctica su programa de abandono planificado, este concepto que utilizo en el libro podría ser pensado como la prefiguración de la(s) carencia(s) de políticas públicas planificadas.
LID: ¿Considerás que en las últimas décadas avanzó un modelo de fragmentación socio-urbana en Córdoba?
GB: Respecto a la fragmentación socio-urbana claro que si, estas ciudades si se quiere son una de las expresiones más cabales de ese proceso. En otras palabras, su invisibilización y segregación, el sentido de ocultamiento, de aquello que la sociedad de mercado considera como lo no agradable, constituye lo que Barthes definió como “repertorio de imágenes”, teniendo en cuenta que la ciudad pensada por Unión por Córdoba, en complicidad con la gestión de Mestre (UCR), es una ciudad premeditada para el disfrute turístico y/o de determinados grupos sociales, mientras qué se niega y retacea del disfrute de la misma a los sectores subalternos. En palabras de Wacquant , el análisis de estas zonas de relegación debe considerar su posición en una estructura jerárquica de lugares, medida al mismo tiempo en lo material y lo simbólico, y la función que cumple dentro del sistema metropolitano en su conjunto.
LID: En tu trabajo, señalás que las Ciudades-Barrio, como forma particular de organización del paisaje urbano en Córdoba, reprodujeron un perfil segregacionista y aislacionista en términos de acceso a recursos materiales y simbólicos. ¿Qué formas concretas asume esta segregación?
GB: La pregunta admite una respuesta más compleja y abarcativa que la que voy a dar pero diría que, en términos materiales, la segregación se puede verificar desde la(s) dificultad(es) para conseguir de un empleo, la restricción del acceso a diversos bienes materiales de primera necesidad como transporte, gas envasado, solo por nombrar algunos, así como también demostré en el libro que, respecto al acceso al consumo de diversos bienes y servicios las Ciudades-Barrio se encuentran en todos los casos por debajo de los índices del resto de los barrios de la ciudad de Córdoba. En cuanto a cristalización de elementos que dan cuenta de esta está en el aspecto simbólico, digamos que se conjugan diversos discursos denotativos sobre los sectores más vulnerables. En tal sentido, existen dos elementos constitutivos de los discursos de demonización de la pobreza: la des-historización; y la esencialización y denostación. En cuanto al primero, se analiza la situación de pobreza descontextualizada de los procesos económicos y sociales, se naturaliza el estado de pobreza como algo dado, no construido social e históricamente. Por su parte, los discursos de esencialización y denostación hacen permanentemente hincapié en determinadas características intrínsecas a los pobres identificándolos como vagos, las madres de la ayuda social, las choriplaneras. Se consuma, de esta manera, la construcción de discursos que poseen una gigantesca capacidad de generar conciencia social, situándose como constructores de la imagen estigmatizada del otro. Estos arquetipos de sujetos, presentes en las mentalidades sociales, son utilizados como un complejo proceso de discriminación y apartamiento del otro por ser potencial o realmente peligrosos para el corpus social convencional. Te diría qué, la segregación es la materialización de una necesidad de no estar con el otro. Finalmente, habría que agregar que estás situaciones planteadas se retroalimentan la una a la otra de manera contante.
LID: También analizás las concepciones estigmatizantes en torno a la identificación entre marginalidad y criminalidad. ¿Qué rol ves que juega en eso el propio accionar represivo de la policía?
GB: Si claro, si trazásemos un mapa imaginario de la ubicación de varias barriadas de la zona, y tuviéramos en cuenta los dispositivos de control policial, cualquier persona podría verificar la intencionalidad que tienen estos para ejercer un control social de los cuerpos y su circulación. Yo utilizo la conceptualización de “estigmatización territorial” para marcar la profilaxis de la política de seguridad del estado provincial, para designar los límites socio-espaciales de la circulación de los cuerpos. Situación que no hace más que agravar la situación de las personas que habitan estas barriadas ya que, por un lado, son sometidos a situaciones de estigmatización al ser representados como sujetos peligrosos (se los piensa “personas indeseadas”); y por otro, se ven acechados por situaciones donde son víctimas reales o potenciales del crimen. Frente a esto último te puedo dar varios ejemplos concretos: si hay un saqueo de la escuela del barrio los niños ese día se quedan sin clases y se ve afectada la provisión de alimentos del programa PAICOR. También los alumnos ven perjudicada su calidad educativa cuando roban o hurtan algún elemento electrónico tal como el proyector, televisor, reproductor de DVD, equipo de música, etc. También sucede algo similar cuando roban en el Dispensario. Las madres y sus hijos son los más afectados pues se suspende la actividad normal de los turnos médicos y escasean medicamentos, vacunas, leche, entre otros.
Se evidencia entonces que las políticas mediante las cuales el Estado administra sus márgenes, tienden permanentemente a la demarcación de los límites de estos. Mediante el control de las fronteras, desinteresándose por lo que ocurre dentro de los márgenes.
LID: Es común que se presente al “Cordobesismo” o al “modelo cordobés” como sinónimo de progreso y desarrollo, omitiendo los altísimos índices de pobreza, desempleo y precariedad laboral de la provincia. ¿Cómo es la situación laboral de quienes habitan las Ciudades-Barrio, en particular de los jóvenes?
GB: Me parece que paradójicamente el progreso que plantea el Gobierno de Hacemos por Córdoba es un modelo semejante al lema de Julio Argentino Roca, aquel famoso “orden y progreso” que significaba ni más ni menos que un aparato fuertemente represivo hacia los sectores populares, mientras que pensaban y diagramaban un Estado al servicio de los intereses de los sectores privilegiados. Por otro lado, te puedo decir que la gran mayoría de las ciudades-barrio dan cuenta de situaciones de pobreza bastante marcadas, inclusive, en algunos casos de pobreza extrema. En cuanto estructura laboral la modalidad de empleo informal de la población de los/as vecinos/as de las ciudades-barrio es cercana al 90% según los mismos relevamientos provinciales. Como forma de paliar estos altos grados informalidad laboral, estos sectores sociales ponen en juego mecanismos de reproducción, que son variados y están directamente relacionados con sus capitales. Asimismo, existen una serie de cuestiones materiales y culturales que deben considerarse como impedimento para conseguir un empleo formal tales como: “ropa adecuada” (muda diaria), habitar un sitio estigmatizado y trayectorias personales y grado de escolarización. Por estas cuestiones es que la mayoría de los y las trabajadores/as es que solo encuentra empleo en el mercado informal y solo eventualmente algunos/as consiguen ingresar al mercado formal.
LID: En tu trabajo analizás las estrategias que emprenden vecinos y vecinas para sobrevivir. ¿Cuánto peso tienen las redes de solidaridad cotidianas que se tejen entre familiares y vecinos? ¿Qué rol juegan las mujeres en estas estrategias? ¿Qué demandas se plantean en los barrios?
GB: Indudablemente a partir de los procesos de relocalización las redes de intercambio social y las formas de reciprocidad se resquebrajaron, sin embargo, las mujeres se posicionan como actores centrales en el sostén de estas redes. Las mujeres ya no solo se encargan del ámbito doméstico, en la mayoría de las Ciudades-Barrio el rol que se denomina como “jefe de familia”, según datos oficiales, ese papel en 45% de los casos lo ocupa una mujer, paradójicamente. Finalmente, diría a modo de ejemplo qué podemos encontrar en la materialidad de las prácticas, diversos casos en los cuales las redes de solidaridad y reciprocidad siguen operando, por ejemplo, en los festejos del día del niño, en la recaudación de fondos para destinar a vecinos que pasan por una situación acuciante y también, en la creación y sostenimiento de comedores comunitarios, quienes fundamentalmente llevan adelante estas tareas son las mujeres del barrio.