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Red Internacional
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#CORONAVIRUS. La crisis sanitaria tiene cara de mujer

La situación de emergencia sanitaria ha dejado expuesta la realidad de muchas mujeres: violencia machista, precarización laboral y explotación. A continuación, reflexionamos sobre la mujer a propósito del Covid-19.

Martes 14 de abril de 2020

Ilustración: Noel Lopez

La cuarentena selectiva

En Uruguay llevamos casi cuatro semanas de aislamiento voluntario, de encierro, pero no somos todas las personas las que podemos cumplir con una "prevención en cuarentena". Hay muchas trabajadoras en situación de precarización y que se han visto en una situación de sobrecarga laboral, producto de esta pandemia.

Muchas mujeres que deben seguir concurriendo a sus puestos de trabajo: las feriantes, las enfermeras, las auxiliares de limpieza, trabajadoras domésticas, las trabajadoras de refugios, vendedoras etc.

Como pueden ver, las referencias están en femenino; los trabajos que hoy están más expuestos a un posible contagio recae en muchos casos sobre las mujeres. Como es el caso de la salud donde un 75% (según el último informe estadístico de género del MIDES) las personas que allí trabajan son mujeres, de día y de noche se ve que no tienen ni barbijos, ni guantes, ni elementos suficientes de higiene, ni tampoco y no menos importante, tests de rápida detección, esto provoca un peligro inminente de contagio. Además, varias trabajadoras y trabajadores de la salud han venido denunciado la falta del cumplimiento del protocolo de seguridad del MSP por parte de los sanatorios privados.

El aislamiento es un privilegio de clase

Mientras todos los medios masivos de comunicación hablan de cuidados, cuidados que terminan siendo un “sálvese quien pueda” ya que, como hemos mencionado anteriormente, no todas las mujeres pueden realizar la cuarentena de forma segura. Mientras, seguimos viendo cómo en el mundo mueren mujeres por la violencia patriarcal y en particular en Uruguay, donde en lo que va del año la mitad de los homicidios registrados son femicidios, además de las declaraciones de la directora de Inmujeres, Mónica Bottero, donde ha expresado que las denuncias por violencia hacia las mujeres e intrafamiliar ha aumentado considerablemente en estos últimos tiempos. A esto se suma las nefastas declaraciones que, en rueda de prensa, el presidente Luis Lacalle Pou expresó en relación a las muertes, calificándolas como un simple efecto colateral al confinamiento.

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Mientras nos dicen que son efectos colaterales, nosotras queremos recordarle que la violencia hacia las mujeres es lo que venimos denunciado hace varios años mujeres y disidentes del mundo. Y venimos pidiendo que se otorgue el presupuesto para la Ley Integral Contra la violencia de género. La cuarentena sin medidas como la implementación de tests masivos para saber dónde está el #coronavirus, solo contribuye a multiplicar las situaciones de riesgo hacia las mujeres.

Nosotras estamos bancando el confinamiento, el cuidado de hijas e hijos, la educación y el entretenimiento en cuarentena, la olla del seguro de paro, y el deteriorado sistema de salud.

Salvando la economía ¿de quién?

¿Es de ahora que trabajadoras y trabajadores no llegan a pagar el alquiler, o alquilar algo pasable a costo moderado? Cuando todes sabemos que además de alquilarte casas en mal estado o habitaciones de mala muerte en pensiones u hostales a excesivos precios en Uruguay y sobre todo en Montevideo. Es que la canasta básica está por encima de los 80.000 pesos, y no se llega hace tiempo. Y las tarifas van en aumento, mientras que se suceden los envíos masivos al seguro de paro, la rebaja salarial, la suba del dólar y los subsidios de hambre que no superan los $1200.
Por su parte, el gobierno sigue exonerando a los grandes capitales del sector agroexportador o la banca y sigue pagando la deuda externa.

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Todas estas emergencias por las que venimos luchando, trabajadores/as, feministas, movimientos LGBT estudiantes, hoy se nos presentan de una forma capaz más abrupta. Las contradicciones de este sistema capitalista y patriarcal, hoy se desnudan más que nunca.

Debemos luchar hoy más que nunca, contra un sistema que oprime y contamina que nos está dejando sin herramientas para sobrevivir y para colmo ahora nos encierra, nos calla, nos aísla.

Por todo esto nos proponemos ser parte de un movimiento que enfrente todo intento que pretenda descargar la crisis sobre nuestros hombros.