Después de las primarias, la derecha busca hablarle a un centro imaginario en un país que se desplaza a derecha e izquierda. Sebastián Piñera a la caza de los votos de Ossandón, Ossandón consigue resarcirse mientras que Kast va en búsqueda de un puesto parlamentario.
Nicolás Miranda Comité de Redacción
Jueves 6 de julio de 2017
Votos, puestos, forcejeos
Como si nada hubiera pasado, después de tratarse de “mentiroso” y “corrupto”, entre otros mutuos ataques, Piñera va por los votos de Ossandón, destacando por ejemplo que uno de los diputados RN ossandonistas se haya comunicado con su comando.
Ni lento ni perezoso, Ossandón respondió que no tenía voceros, y que si quería hablar con él, tendría que hacerlo personalmente y llamándolo para concertar un encuentro. Un pobre resarcimiento personal, para lo que parece cristalizar como una cruzada personal, sin estructura que lo sustente y proyección que le de perspectivas.
Un precio bajo que Piñera está dispuesto a pagar. Y lo llamó, y se encontrarán, y otra vez con cara de piedra escuchará críticas, aunque seguramente suavizadas.
Mientras tanto, Kast anunció que se postularía por el distrito 11 a diputado. Un premio de consuelo, que pone en duda la proyección de su partido, que parecía ser la diferencia con Ossandon, y de una derecha liberal bajo el paraguas de Piñera y a la sombra de la UDI y RN.
Próximos pasos electorales
Después de cantarle a Pinochet en el acto de lanzamiento de Piñera, después de afirmar en las campañas de las primarias que impediría toda reforma, y movilizar a sus bases con ese fin, ahora, asegurada su base, Piñera se proyecta a las elecciones presidenciales.
Por eso, tras una reunión con los partidos de Chile Vamos, hizo dos anuncios. El primero, que los partidos tendrían un rol preponderante, contra la experiencia de su primer gobierno en el que los habría dejado de lado. El segundo, que "para noviembre debemos construir una gran mayoría de chilenos que se acerquen al centro político".
Un centro político imaginario, que bien refleja la baja adhesión de Goic, es el llamado a la votación de la derecha para adherir a su propia candidatura. Pero también, dos elementos más. Uno, esos primeros pasos de Piñera que no pueden borrarse. Y otro, su ataque al Frente Amplio como símbolo de las demandas de los últimos años. Demandas que pueden reactivarse, y además, desplazarse más a izquierda al chocar con el muro intransigente de la derecha.
Pero hay algo más: la votación del Frente Amplio, menor a la esperada, deja en una posición expectante a Guillier, y por lo tanto, una amenaza para un triunfo de Piñera.
Y hay algo más todavía.
Una anécdota preocupante
El día de las elecciones primarias, en la mesa donde votaba Piñera, uno de los vocales decidió no saludarlo, como hacen siempre los candidatos para la televisión.
Pocos días después, denunció que recibió amenazas de muerte y debió poner la denuncia en la PDI.
Se suma al ataque de Chile Vamos contra el Frente Amplio que creó la web "Fraude Amplio", a propósito de los afiliados mal inscritos. Muestra una derecha agazapada y esperando su momento para atacar a las organizaciones de izquierda y contra las demandas del pueblo trabajador.