Luego de la publicación del Washington Post sobre una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts que pone en duda el discurso del fraude por parte del MAS en las elecciones generales del 20 de octubre, Carlos Mesa alerta un posible fraude en las nuevas elecciones del 3 de mayo, ésta vez de la mano de Áñez.
Juana Runa Militante de la LOR-CI y de Pan y Rosas
Miércoles 4 de marzo de 2020
Foto: ATB
Por más esfuerzos de la derecha golpista no logran convencer de que en Bolivia no hubo golpe de estado. Ahora fue la publicación del Washington Post que sabemos bien no se trata de un medio de la izquierda internacional, que difundió un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) en el que se cuestiona los resultados del informe de la OEA sobre las elecciones generales de Bolivia del 2019. El autodenominado gobierno de transición de Áñez expresó su repudio a este estudio. Gonzalo Koncke, jefe de gabinete del Secretario General de la OEA, inmediatamente salió a rectificar sus hallazgos en los que habrían encontrado “inequívocamente que hubo manipulación intencional”.
No es para menos, el informe publicado por el Washington Post es altamente provocador para la derecha golpista al señalar que “(…) es muy probable que Morales haya superado el margen de 10 puntos porcentuales en la primera vuelta” y que no hay ningún indicio que permita demostrar que hubo fraude.
Carlos Mesa, el candidato que en las últimas encuestas se viene ubicando en segundo lugar, luego del MAS, a tiempo de rechazar el artículo del Washington Post también lanzó sus dardos contra el Gobierno de Áñez. Sin duda los ritmos electorales y el fantasma del MAS que amenaza ganar holgadamente pone nerviosos a los candidatos de la derecha golpista que no logra la unidad. Tal es así que Mesa alertó un eventual fraude, esta vez por parte de Áñez “venimos de un fraude y podemos entrar a otro fraude”, en alusión al uso de los recursos del Estado para la campaña electoral de “Juntos”.
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Esta declaración provocó la reacción del candidato a la vicepresidencia de Áñez, el empresario del cemento Doria Medina, que lamentó la “guerra sucia” en esta campaña:
Qué lastima que un candidato como Carlos Mesa haya decidido hacer campaña con insultos a la presidenta y Juntos. Esperábamos más altura y más seriedad y no la guerra sucia de la que Mesa tanto se quejó en la anterior campaña.
— Samuel Doria Medina (@SDoriaMedina) March 3, 2020
A dos meses de la campaña electoral iniciada luego de que parlamentarios del MAS aprobaran la Ley de Convocatoria a Nuevas Elecciones consensuada con los golpistas, la derecha no solo que no logra alcanzar la tan añorada unidad que le facilite derrotar al MAS sino que hoy han empezado una fuerte disputa que pone en evidencia que todo el discurso contra la corrupción del MAS era solo eso, un discurso. Los 14 años de corrupción y autoritarismo desplegados por el Gobierno del MAS "empalidece" con lo que viene sucediendo en los 3 meses de Áñez: desfalco de la empresa pública de telefonía Entel, sabotaje desde la gerencia de la empresa pública de Aviación “BOA” contra la misma empresa beneficiando a la empresa privada Amaszonas y poniendo al borde de la quiebra a la que era hasta hace poco la línea bandera nacional; la escandalosa extensión de la frontera agrícola que a los 3 millones de hectáreas impulsadas por el MAS y que provocaron los brutales incendios de la Chiquitanía el año pasado, hay que sumarle las 9 millones de hectáreas habilitadas para deforestar con el nuevo gobierno “de transición”, por no hablar del escandaloso nepotismo que se ha puesto en marcha.
Así mismo, el discurso contra la “tiranía” o la “dictadura” del MAS hace aguas frente a la brutal persecución política y al enorme peso de las instituciones armadas del país en el actual “gobierno de transición”. La revelación cada vez más fuerte de las torturas a las que fueron sometidos los y las detenidos en las jornadas de noviembre del año pasado, ensombrecen las violaciones a los derechos humanos producidas durante el Gobierno del MAS.
Hoy el Gobierno de Áñez utiliza las mismas leyes y medidas contra el medioambiente y al servicio de la persecución política que el MAS impulsó en su gestión, pero extendiéndolas a escala exponencial. Si el MAS extendió la frontera agrícola en un claro contubernio con las transnacionales y la agroindustria, Áñez no solo que mantiene esas medidas sino que desempolva el archivado proyecto de Fracking que el MAS se vio obligado a cancelar gracias a la lucha de Tariquía. Si con Evo Morales se instrumentalizó de manera brutal el aparato judicial al servicio de la persecución y de vulnerar las formas de la democracia liberal, hoy esta misma justicia se ha puesto al servicio de la impunidad del nuevo régimen.
Toda esta situación hace que sea muy difícil predecir lo que pueda suceder en las próximas semanas en la medida que nos vayamos acercando al 3 de mayo, ya que, la derecha no ha dado un golpe de estado con decenas de muertos y heridos para entregarle el poder nuevamente al MAS por la vía de las urnas. Es por esta razón que los rumores de un posible fraude electoral hoy ya no solo provienen del MAS sino también de otros golpistas como Carlos Mesa. El discurso del ministro de Defensa, en la graduación de los cadetes de la fuerza área durante el mes de enero, llamando a estar alertas para evitar un retorno del MAS, ponen en evidencia el papel vigilante de las fuerzas armadas y aumentan las dudas sobre la transparencia y seguridad de las elecciones del 3 de mayo.