El jefe de la Bonaerense Fabián Perroni se jacta ante los medios que su fuerza actuó rápido para detener al narco que ametralló casas de Ingeniero Budge. Una coartada lacrimógena para que siga el negocio.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 24 de mayo de 2017
Finalmente Matías Emanuel Ríos, quien presuntamente se hizo filmar en la noche del 6 de mayo ametrallando una vivienda en la localidad de Ingeniero Budge (Lomas de Zamora) y difundió luego las imágenes por las redes sociales, tenía que caer.
El flamante jefe de la Policía de la Provincia, Fabián Perroni, no podía darse el lujo de no hacer nada mientras los grandes medios aliados de María Eugenia Vidal seguían preguntándose por qué el narco pistolero estaba libre.
Por eso en el mediodía de este miércoles el propio jefe de la Bonaerense dio la noticia. En un supuesto operativo con una veintena de allanamientos en la zona sur del Gran Buenos Aires, la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Lomas de Zamora detuvo al joven de 28 años en un albergue transitorio de la zona de Transradio (partido de Esteban Echeverría).
Junto a él, según la versión policial, cayeron también una mujer que lo acompañaba y sus cómplices Nicolás “Gordo” Molina (26) y Jonathan “Banana” Morales (21).
Enseguida, la oficina de prensa de Cristina Ritondo tuiteó el “notición”.
Atrapamos a "El Lágrima" junto al resto de la banda narco que integraba. Vendían cocaína, paco y marihuana en #IngenieroBudge. pic.twitter.com/sZM6EjHk5j
— Ministerio Seguridad (@ProvinciaSeg) 24 de mayo de 2017
Todo resuelto
Perroni se paseó por todos los móviles de los canales de noticias felicitando a su tropa por la eficacia del operativo. Y hasta se animó a desafiar el sentido común, al agradecer el coraje de los vecinos que con sus denuncias “colaboran con la Policía”.
“Esto es producto de una investigación de las diferentes áreas de la Policía de la provincia de Buenos Aires. A raíz de las tareas que se hicieron se comprobó la actividad ilícita de la venta de drogas y en el día de ayer se logró la detención de varias personas, secuestrando drogas, cocaína, marihuana, teléfonos, balanzas, automóviles, armas de fuego, todo lo que probaba lo que se estaba investigando”, dijo Perroni ante varios medios.
Y aclaró que “esta investigación es previa a lo de la ametralladora”, como para que nadie piense que el Lágrima cayó en desgracia por culpa de la viralización de un video.
Es más, Perroni dijo (como si realmente lo creyera) que el hallazgo en el hotel alojamiento se debió a que la banda se movía permanentemente y no tiene domicilio fijo “para esconderse y no ser atrapados por el personal policial. Aunque de todas maneras no abandonamos la búsqueda e hicimos efectiva la detención”.
Y como para agregarle sabor a la historia, el jefe policial informó que en uno de los allanamientos se encontró un auto Honda Civic, dentro de cuyo baúl había ropas “similares a las que se ven en el video del ataque” con la ametralladora en Budge. Casi casi, caso cerrado.
Video clase B
Como parte del operativo, un video difundido por la propia Policía muestra a un grupo de efectivos ingresando en lo que sería el hotel, al grito de “¡Policía! ¡Al piso!” y esposando a personas que estaban recostadas en una cama y no ofrecieron la más mínima resistencia. Uno de ellos sería, precisamente, el Lágrima.
Un ataque sorpresivo, efectivo y hasta calculado para que los peligrosos malhechores no tuvieran la más mínima reacción y cayeran ante las fuerzas del orden sin capacidad de escapatoria ni de respuesta armada. La Bonaerense en su expresión más pura, ¿no?
Parece que a Perroni le gusta mucho elaborar relatos fantásticos. Ya se lo vio la semana pasada contar “la guerra permanente” en la que se encuentran los polícias buenos como él en su lucha contra el delito y al servicio de la comunidad. Y desde hace veinte años jura y perjura que nunca tuvo nada que ver con torturas en la Comisaría Novena de La Plata, donde curiosamente “trabajó” durante años junto a los desaparecedores de Miguel Bru.
Todo tiende a hacer pensar que la detención del Lágrima no sería otra cosa que un capítulo más en su compilación de cuentos.
Poco después de la noticia de la detención de Lágrima, Banana y el Gordo Nico, dada en vivo y en directo por Perroni, habló Guillermo Carrasco, una de las personas denunciantes de la situación en Budge tras la difusión del video del ametrallamiento.
Luego de confirmar que la banda del Lágrima hace más de “un año y pico” se instaló en el barrio, copando la parada de la venta de drogas a balazo limpio con otras bandas, Carrasco dijo que “ninguna autoridad competente, ni la Gobernadora, ni Ritondo ni nadie vinieron nunca acá. Se la pasan timbreando por todos lados pero acá, en los barrios de tercera categoría, ni aparecen”. Para ese momento Perroni ya no estaba al aire.
Una lágrima de Perroni
Hasta el momento la versión oficial dice que a la banda del Lágrima se la buscaba intensamente desde antes de ametrallar la casa del vecino Carrasco; que la eficiencia de los sabuesos de la Bonaerense logró finalmente dar con ella, hallando en poder de los detenidos infinidad de pruebas que los incriminan (incluyendo la misma ropa usada en el video viralizado); y que ahora la población de Budge puede dormir tranquila porque la banda no volverá a molestar al vecindario.
Como relato, realmente, una lágrima. Nada que pueda convencer a nadie de que la fuerza que conduce Perroni no es socia directa de la banda del Lágrima. Nada que permita creer que alguna vez existió la intención de que esa banda no haga lo que quiera en el territorio, jugando su suerte a los tiros. Y nada, tampoco, que pueda certificar que los detenidos son quienes se dice que son y que esa infinidad de “evidencias” secuestradas estaban realmente en su poder.
Un dato complementario podría pasar desapercibido, pero no es menor. Ante los medios el jefe de la Bonaerense dice que es un gran “conocedor” del Gran Buenos Aires, donde “trabajó” durante muchos años en diferentes comisarías y departamentales. Claramente, cuando relata sus proezas y los valores que representan a la institución que hoy conduce, sabe lo que está haciendo.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).