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Red Internacional
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La dictadura militar en el curriculum escolar oficial: Educar para el olvido

A partir de los dichos del ex ministro de las culturas Mauricio Rojas contra el Museo de la memoria, se ha abierto todo un debate en el ámbito de la construcción de verdades históricas. En el plano escolar, desde el retorno a la democracia, los distintos gobiernos han construido programas educativos centrados en pasar por alto los crímenes hacia las miles de personas por parte del gobierno y las fuerzas armadas desde el golpe de estado de 1973 y el periodo dictatorial de Pinochet.

Viernes 17 de agosto de 2018

En estos días la agenda política ha estado marcada por los dichos de Mauricio Rojas, planteando que en el Museo de la Memoria solo se contaba una parte de la historia, y que esta era un montaje, desacreditando las miles de muertes perpetradas por las fuerzas armadas contra trabajadores, estudiantes, mujeres embarazas y niños durante el periodo.

Esta política de la derecha no es cuento nuevo, pues desde el retorno a la democracia ha intentado imponer un consenso para dejar en el pasado los crímenes acontecidos, defendiendo –y con esto justificando- los motivos que tuvo el ejercito para interceder, producto de la situación político social que acontecía previo al Golpe. Han sido también quienes han impulsado medidas para dejar en libertad a condenados por los delitos de lesa humanidad durante la dictadura, como los 5 beneficiados de Punta Peuco, el penal privilegiado en donde están reclusos los responsables de los crímenes mas atroces contra la población civil en dicho periodo.

Los programas educativos

En el ámbito educacional no han sido menores los esfuerzos de la derecha, en complicidad con los gobiernos de la otrora concertación hoy ex Nueva Mayoría por dar una visión histórica basada en los valores de la democracia liberal, poniendo de manifiesto la examinación de la historia a través de un prisma de consenso político, a través de un relativismo histórico.

Para Gazmuri(1), los procesos de creacion de los diversos marcos, bases y programas curriculares, han estado siempre al alero de una clara injerencia conservadora, expresión de la ideología dominante que encarna la politica de los sectores que quedaron situados en las funciones gubernamentales desde los años 90´s. En este proceso, ha sido clave la negociación, en función de que es lo que se va poniendo en los contenidos y planes escolares, todo en pos de que (supuestamente) no exista un monopolio ideológico.

Dicha configuración de los ámbitos curriculares ha tenido un carácter vertical, por lo tanto, las altas esferas dentro del mundo educativo, siempre a fines de los gobiernos de turno, son quienes toman la formulación de tal o cual proyecto. Se escudan en el papel de ciertos ámbitos, donde estos proyectos tienen ejes “participativos” que en realidad solo rayan en lo consultivo, y coartan la decisión de las comunidades educativas y sus diversos actores sociales.

Los contenidos escolares

En el plano pedagógico, los contenidos, principalmente los que otorga el estado a través del Mineduc, expresan claramente un papel secundario a la temática de los crímenes y torturas durante la dictadura.

Sólo en el nivel educativo de 2° Medio, durante la asignatura de Historia y en la segunda unidad, enfocada en la guerra fría, se aborda el contenido de las violaciones a los derechos humanos. Dentro de dicha unidad, las primeras tres secciones se enfocan en caracterizar el contexto previo al golpe, desde el posicionamiento social de nuevos actores políticos desde los años 50 -60, con foco en los gobiernos de la DC, “Revolución en Libertad”, y de la UP, “La vía chilena al Socialismo”.

En la segunda etapa de la unidad el foco está puesto en analizar el “ambiente de crisis a inicios de la década del 70, y se consideran aspectos como la polarización social y política, la retórica de la violencia, la desvalorización de la institucionalidad democrática, los conflictos en torno a la reforma agraria, las estatizaciones y expropiaciones, la crisis económica y la hiperinflación, la movilización social, la intervención extranjera y el rol de las Fuerzas Armadas”.

En la tercera sección se aborda la identificación de las “diversas interpretaciones historiográficas sobre el golpe de Estado y el quiebre de la democracia, reconociendo las ideas centrales a partir de las cuales se sustentan sus postulados”. Para ello, se espera que los alumnos y profesores comparen “a partir de criterios las argumentaciones de cada una de las interpretaciones historiográficas, generando un juicio crítico para cada una de ellas”. Para esto se recomienda la visita a memoriales, sitios de memoria y museos, así como las entrevistas a familiares en torno al proceso, en función de criterios como la injustificabilidad de la violencia, la tortura, entre otros, en el marco de la defensa de los derechos de las personas.

Por último, la tercera unidad del programa anual aborda el periodo entre 1973 y la actualidad, donde se profundiza en “las temáticas de dictadura militar y supresión del Estado de derecho, así como la violación de los derechos humanos y el rol de las instituciones civiles y religiosas en la defensa de las víctimas”. Solo en su primera sección se aborda el ámbito de la violación a los derechos humanos, ya que luego se enfoca en analizar la constitución política del 80, así como las fluctuaciones económicas durante el periodo.

(1) Reseña y comentarios de libros: La construcción ideológica del curriculum chileno de Historia y Ciencias Sociales de Renato Gazmuri