A propósito del discurso del Álvaro García Linera en el foro de CLACSO donde proclamó y reivindicó a su gobierno como “la izquierda Latinoamericana”, entrevistamos a Javo Ferreira editor de La Izquierda Diario Bolivia en Pateando el tablero.
Lunes 26 de noviembre de 2018 00:00
Entre el 19 y 23 de noviembre se realizó el Foro Internacional de Pensamiento Crítico de CLACSO, el Concejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, lo que se anunciaba como la “contracumbre” al G20 , fue un encuentro que reunía a una gran cantidad de intelectuales, líderes políticos, como Cristina Fernández de Kirchner, Dilma Rousseff o Álvaro García Linera, periodistas ,referentes de DDHH y dirigentes sindicales, todo un arco que en su expresión específicamente política confluye para combatir la “contradicción principal” que como dijo CFK, es el neoliberalismo y su expresión aquí en Argentina Macri y a la derecha a nivel regional. Pero esto solo en perspectiva electoral y hacia el 2019 mientras tanto se deja pasar el ajuste comandado por el FMI y la crisis económica con una fuerte ola represiva esta semana en Argentina.
Uno de los discursos más celebrados fue el de Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, a diferencia de Cristina Kirchner quien afirmó que hablar de izquierdas o de derechas eran nociones perimidas, que quedaron sin vigencia, Linera proclamó y reivindicó a su gobierno como “La izquierda Latinoamericana”. En comunicación con Javo Ferreira, editor de la Izquierda diario, autor del libro "Comunidad, indigenismo y marxismo" y dirigente de la Liga Obrera Revolucionaria de Bolivia grupo hermano del PTS de Argentina reflexionamos al respecto.
¿Cómo podríamos definir al gobierno de Evo Morales?
Mencionar antes que nada que acá, el Centro de Investigaciones de Posgrado pertenecientes a la UNSA (Universidad Mayor de San Andrés) renunció el año pasado a su pertenencia a la CLACSO. Renunció precisamente por la voluntad del Comité Ejecutivo de la CLACSO de entregar un premio por el rol democrático de García Linera en el proceso de cambio, ahí vemos como la academia y la política están bastante tensionadas últimamente por el rol de estos gobiernos progresistas.
Acá hay una discusión bastante difícil podríamos decir para definir la naturaleza de si es de derecha o de izquierda, el gobierno del MAS porque, evidentemente, el gobierno de Evo Morales, si bien comparado con el conjunto de los gobiernos neoliberales que estuvieron en la década de los 90´, hay que considerar que es un gobierno cuyo origen es el subproducto distorsionado de las movilizaciones revolucionarias que se dieron en el levantamiento de octubre de 2003: la guerra del gas, la guerra del agua en abril del año 2000. Desde ese punto de vista era un gobierno que venía canalizando importantes ilusiones y expectativas populares de transformación democrática y de nacionalización, etc.
Sin embargo, lo que estamos presenciando desde el año 2010 más o menos, es un creciente giro autoritario por parte del gobierno y que en el último tiempo ha llegado a desconocer por ejemplo los resultados de un referéndum vinculante para ver si se autorizaba una reforma constitucional para que Evo sea presidente. El gobierno del MAS perdió esa votación y pese a eso, el último año ha logrado modificar la constitución desconociendo esa voluntad popular y se apresta a ser candidato nuevamente, reformado arbitrariamente la constitución.
El gobierno del MAS es el subproducto de las movilizaciones revolucionarias de 2003 y 2005... Sin embargo, lo que estamos presenciando desde 2010 es un creciente giro autoritario
El problema es que, lo que hace el Gobierno, García Linera y Evo Morales, termina ayudando, legitimando y abriéndole las puertas a los sectores más de derecha porque les da una bandera de legitimidad política que es la defensa de la voluntad popular del referéndum del 21 de febrero, eso en el ámbito político.
¿Y en la economía?
En el ámbito económico, los que han escuchado el discurso de García Linera en CLACSO, el eje estuvo puesto en cuidar la estabilidad macroeconómica para evitar que “la derecha se aproveche de eso”. El problema es que los que hemos vivido los años 90’ sabemos a qué se refiere esta frasecita de “cuidar la estabilidad económica”.
Hoy lamentablemente Bolivia si bien ha aumentado hasta un 30% de participación estatal en la economía, las reglas de juego neoliberales se han mantenido. Incluso la precarización del empleo, la forma de tercerización del trabajo no ha sido tocadas en estos doce años de gobierno de Evo Morales; es más, lo que estamos viendo es un giro cada vez más a derecha. Por ejemplo, hace diez años se realizó la cumbre de la madre tierra en la ciudad de Cochabamba en el año 2007, en ese evento Evo Morales condenó enfáticamente la producción de biocombustibles planteando que cómo se podía utilizar los alimentos que tanta falta hacen a la humanidad para ser quemado en motores, bueno, hace aproximadamente un mes y medio el gobierno de Evo Morales ha promulgado la Ley del Etanol a partir de esta ley la producción de biocombustibles en Bolivia se ha transformado en ley y se ha autorizado a una de las Cámaras agroindustriales más importantes del país a su producción.
¿Qué relación tiene el MAS con los pueblos originarios?
Eso para ir viendo la evolución del gobierno, lo mismo vemos con la política hacia los pueblos indígenas. El gobierno que hace diez años hablaba y hacía mucha propaganda sobre la necesidad de respetar los derechos de los pueblos indígenas como guardianes de la madre tierra, como guardianes de la lucha contra el cambio climático, etc. Al día de hoy está impulsando importantes megaproyectos en forma de carreteras e hidroeléctricas, vulnerando el derecho a la consulta previa e informada con los pueblos originarios. Esto en importantes sectores académicos, universitarios y populares de clase media, se ve como un giro muy acelerado hacia la derecha.
¿Qué política tiene el MAS hacia la derecha neoliberal?
La dinámica que se está viendo en el gobierno del MAS es de pactar, dialogar y evitar la confrontación por lo menos en términos económicos con la vieja derecha neoliberal. Para terminar esta idea, eso es lo que muestra la diferencia sustancial entre el progresismo boliviano encabezado por Evo Morales que hoy goza de crecimiento económico, goza de estabilidad política y donde no hay una derecha destituyente. Es decir, a diferencia de lo que sucedió en Brasil con el golpe judicial y el salto cualitativo de ese golpe con Bolsonaro, o a diferencia de lo que sucedió en Ecuador donde el correísmo implosionó de la misma mano de Lenin Moreno; al punto que hoy Correa se encuentra perseguido e imposibilitado de construir su partido político (Alianza país). O lo que sucede en Venezuela donde teníamos un fuerte movimiento callejero progolpista, en Bolivia la derecha, la oposición política por decirlo de alguna manera, no es destituyente. Grita mucho, hay mucha polarización política, pero en los marcos de respetar el régimen político construido con la nueva constitución del 2009.
El gobierno del MAS viene adquiriendo una dinámica de pactar, dialogar y evitar la confrontación por lo menos en términos económicos con la vieja derecha neoliberal
Sobre la supuesta fortaleza macroeconómica
Luego de los ciclos acabados de los gobiernos posneoliberales en la región, Bolivia es el ultimo baluarte en pie que le queda al proyecto de la Patria Grande, pero como bien dice Javo Ferreira, lo que alguna vez se pudo definir como un gobierno de izquierda ligado a los movimientos radicalizados en la lucha por el agua y por el gas, tuvo sus mutaciones y reconfiguraciones, hasta poner en evidencia contradicciones muy profundas, aun así Bolivia tiene una ventaja fundamental que le permite exhibirse como la economía con más estabilidad en la región, ¿Cómo se explica esto?
La situación de la economía le ha dado una importante ventaja al MAS, el año pasado Bolivia creció casi un 4,5%, este año ya se pasó de ese porcentaje. Venimos de casi una década de altos índices de crecimiento que contrastan con lo que viene sucediendo en los países de la región como Argentina y Brasil con unas recesiones técnicas tremendas, Perú, Chile.
Bolvia viene casi de una década de altos índices de crecimiento económico, ..., hemos definido este crecimiento a partir de las ventajas del atraso... y hay importantes líneas de falla en el futuro mediato
Nosotros hemos definido este crecimiento con una expresión que puede sonar contradictoria: son las ventajas del atraso. Bolivia partía de un nivel de desindustrialización, de ausencia de infraestructura básica muy grande comparado con el resto del continente, entonces evidentemente el alza de precios que vivimos la temporada pasada de precio del estaño, hidrocarburos, minerales, productos de agroindustria, etc. estaban muy altos. Eso permitió abrir un importante ciclo de crecimiento económico y entonces, el punto es que pese a este importante ciclo de crecimiento el peso de nuestra economía sigue siendo muy muy pequeño, entonces los efectos de la crisis internacional, los efectos de la recesión económica aún no han llegado.
Esto permite darle un margen de maniobra al gobierno de Evo Morales para el despliegue de política, sin embargo, quiero señalar que se presentan varias líneas de falla muy importantes, por ejemplo: la recesión en Brasil ha provocado que el gas que nosotros le vendemos prácticamente no haya sido usado, es decir que la recesión que está atravesando Brasil ha impedido que este país consuma los volúmenes de gas establecidos en los contratos. Hoy estamos en una situación peligrosa para el gobierno por lo siguiente: si Brasil con Bolsonaro y su nuevo Ministro de Relaciones exteriores que es casi un sirviente de Donald Trump, es un hombre que quiere poner la embajada en Jerusalén, etc. Ya está afirmando que las próximas negociaciones del gas con Bolivia van a ser en términos muy duros, porque Brasil tiene números a su favor, porque según informaciones por ahora extraoficiales pero que se están difundiendo en medios de prensa bolivianos, el gobierno brasilero tendría la ventaja de poder recibir un año de gas sin necesidad de abonar un solo centavo al Tesoro General del Estado Boliviano. Si Bolsonaro decide endurecer la negociación con el gobierno de Evo, y es muy probable que lo haga, la situación del próximo año y de los siguientes puede ponerse color hormiga para Evo Morales y García Linera.
En Bolivia con el MAS se esta produciendo un fenómeno de cooptacion de las organizaciones obreras y campesinas que no existía en nuestra historia
En su discurso en CLCASO García Linera avizora una noche corta de verano para el neoliberalismo “zombi” como lo calificó y la derecha Latinoamericana, esto poniendo altos grados de optimismo en la reconstrucción y una nueva oleada de gobiernos progresistas en la región, ¿Hacia dónde puede ir el gobierno de Evo Morales? Particularmente en su relación con el movimiento obrero y los sectores campesino e indígenas.
En Bolivia se está produciendo un fenómeno que a lo largo de nuestra historia no existía que es la cooptación estatal de todas las organizaciones obreras, campesinas y populares. Para Argentina esto no es una novedad, porque en Argentina los sindicatos están estatizados casi desde los años 50 (con el Peronismo), pero en Bolivia eso no sucedía. Sin embargo, con el gobierno del MAS se ha producido un proceso de cooptación y un divorcio entre las direcciones sindicales y la base obrera y campesina muy grande.
Por ejemplo, la semana pasada la Central Obrera Boliviana anunció que aceptan la candidatura de vicepresidente de García Linera nuevamente a cambio de cinco ministerios. La Central Obrera Boliviana sale a mendigar la gestión de cinco ministerios como un requisito para seguir apoyando al gobierno, sin embargo en esas exigencias no está terminar con la precarización laboral por ejemplo, no está terminar con la enorme des sindicalización que hay en miles de fábricas y talleres en negro, no está la lucha por una seguridad social justa, y podemos ver como las organizaciones sindicales siguen respaldando al gobierno pero cumpliendo un papel creciente de policías al interior del movimiento obrero.
La situación hoy en el movimiento obrero es muy difícil porque el hecho de que haya estabilidad macroeconómica disminuye la posibilidad de conflictos sociales, y los pocos conflictos que emergen son rápidamente ahogados por la burocracia sindical, o entregados sin lucha. Esa es la situación que estamos viendo: un divorcio creciente entre las bases obreras y populares y las organizaciones sindicales y políticas cada vez más asimiladas al Estado y al gobierno.
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