Con tres sectores disidentes y un pliego que nadie hace caso, Juan Carlos Huarachi, principal ejecutivo de la COB, que no dudó en irse al bando golpista y hoy vuelve a ser soldado del “proceso de cambio”, es prorrogado hasta el 2024. La traición y el pisoteo a la independencia política continúa.
Miércoles 2 de marzo de 2022
Foto: Página Siete
Recordemos que Huarachi se mantiene como principal ejecutivo de este ente matriz desde los últimos años de Evo Morales. Fue posicionado el 2018 como ejecutivo de la COB (Central Obrera Boliviana), su periodo fenecía el 2019, pero luego, como no dudó en pasarse al bando golpista sugiriendo la renuncia de Evo Morales, en momentos en que ya se consolidaba el golpe de Estado, le sirvió para que fuera prorrogado y reconocido en su cargo por Jeanine Áñez. Finalmente, tras haberse acomodado nuevamente, al bando del MAS, como “soldado del proceso de cambio”, en este último ampliado, en Cobija, con la disidencia de maestros, algunos sectores campesinos y sectores fabriles, que pedían el congreso ordinario, impuso su prórroga hasta el 2024.
Con este breve recorrido queda claro que lejos de ser un representante de la clase trabajadora, este burócrata está al servicio de los gobiernos de turno y de los intereses patronales. Para los trabajadores y trabajadoras, con la crisis económica desarrollándose, esto significa que vamos a pagar la crisis por la traición y cooptación en la que está la actual dirigencia del país.
Bajo esta forma burocrática, sin congresos ordinarios, la dirigencia cobista es ratificada por un periodo de dos años. Este año en particular la crisis económica se siente más en el país. Sectores fabriles salieron en marcha el 22 de febrero debido a la masividad de despidos en sus sectores, pero que la burocracia fabril contiene al realizar protestas rutinarias y bien controladas. Hace poco más de dos meses fue destruida AASANA (Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea), una organización de trabajadores y trabajadoras en la navegación aérea, que estaba conformada por más de 1000 trabajadores a nivel nacional. La mitad de éstos pasaron a NAABOL (Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos) pero ya no bajo la Ley General del Trabajo sino en condiciones de flexibilización y precarización laboral y sin derecho a la organización sindical, ya que se les impuso la ley del Estatuto del Funcionario Público. La burocracia cobista traicionó la pelea que iniciaban las y los trabajadores dejándolos sin defensa y propició la derrota de este sector organizado hace 50 años.
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Esta cooptación de la dirigencia empezó ya en el gobierno de Evo Morales, jubiló a dirigentes que fueron parte de la guerra del gas el 2003. Con mayores ingresos en el Estado por la lucha de los trabajadores y el pueblo, el gobierno empezó el proceso de estatización de los sindicatos. Dirigentes con grandes sueldos y preferencias políticas. De esta manera todos los sindicatos debían subordinarse y responder positivamente a las políticas del gobierno; sindicato que era disidente era anulado burocráticamente o perseguido políticamente. Con este actuar del gobierno y la burocracia cobista los empresarios, despejados de cualquier lucha, han estado despidiendo y precarizando con “quiebras fraudulentas” de fábricas y empresas para luego reabrir con mínimas condiciones laborales, caso, Enatex, Altifibers y otras fábricas del rubro fabril.
Esta traición de la burocracia cobista está desarmando la poca organización que existe en los trabajadores y trabajadoras. Solo el 13% - 14% de los trabajadores asalariados en el país tienen sindicatos, según datos del CEDLA (2015). Debido a esta situación una mayoría de los trabajadores se encuentran en labores totalmente precarizados, sin derechos laborales. Esta situación de los trabajadores y trabajadoras va a llevar a toda esta generación y la de nuestros hijos a condiciones de explotación agravada.
Hoy con la crisis económica que toca nuestros bolsillos todos los trabajadores y trabajadoras precarizados del país debemos organizarnos. En cada fábrica, empresa y centro de trabajo, en cada barrio, debemos realizar asambleas para discutir cómo nos organizamos para reclamar nuestros derechos y que la crisis la paguen los ricos. Los y las trabajadoras de base tenemos que movilizarnos, organizarnos para recuperar la COB y quitársela a las corruptas dirigencias como la de Huarachi. Debemos recuperar todos nuestros espacios de organización sindical para que vuelvan a estar al servicio de las grandes mayorías.