Los líderes burocráticos del SNTE aprovechan la pandemia para retrasar la renovación de las dirigencias seccionales, aun cuando hay grupos de maestros que exigen se cumpla con el proceso de elecciones para cambiar a los dirigentes charros por maestros y maestras que respondan a la base.
Jueves 22 de octubre de 2020
A inicios de este año, creció la expectativa sobre las elecciones para representantes sindicales seccionales que debieron realizarse desde 2019 donde, en teoría, podríamos participar las y los docentes de diferentes estados del país, pero que a la fecha no se ha convocado por parte de la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), usando como pretexto la pandemia.
En su página oficial puede leerse la leyenda: “Somos los únicos representantes legales y legítimos de los trabajadores de la educación, asumimos con gran compromiso esta responsabilidad”; sin embargo, en la práctica estamos muy lejos de eso, pues no se están garantizando los derechos de las maestras y maestros, en este caso, a escoger a sus representantes mediante el voto personal, libre, secreto, intransferible y universal, al no llevarse a cabo las elecciones.
De las 61 dirigencias seccionales del SNTE, el 50 % debieron ser renovadas el año pasado, por lo que, las y los trabajadores de la educación no cuentan hoy con representación legal.
En el marco de la reunión de trabajo con los Órganos del Gobierno de la Sección 26, en San Luis Potosí, el secretario general del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, comentó que dichas elecciones se realizarían cuando las condiciones sanitarias permitan convocarlas; es decir, hasta que las y los docentes regresen a sus centros de trabajo para “evitar la exposición al contagio”.
Rumbo a las elecciones del 2021
Esta situación es aprovechada políticamente para que los charros mantengan las dirigencias. Lo que para ellos es importante y aun màs cuando se aproximan las elecciones del 2021, a sabiendas de que el magisterio representa una base social muy importante para cualquier partido que pretenda ganar su respaldo.
En la práctica al interior del Sindicato, no es casual que existan modificaciones clave en el Reglamento para la Elección de las Directivas Seccionales, que son contradictorias a los Estatutos de la LFT –Ley Federal de Trabajo- y que quedaron caducos tras la reforma laboral del año pasado.
En dicho reglamento, que pretenden hacer pasar por encima de la Ley, se establece una serie de requisitos y trámites burocráticos que restringen este derecho fundamental para las elecciones sindicales, expresamente protegido por el artículo 378, fracción VII, de la LFT.
Tal es el caso donde se exige haber desempeñado un cargo de representación sindical para ser votado como integrante de la Directiva Seccional, dejando fuera a la mayoría de la base magisterial de la contienda. Pasa similar para ocupar la Secretaría General del Comité Ejecutivo Seccional.
De tal forma, se restringe la posibilidad de postularse a sólo unos cuantos quienes puedan tener el derecho de ser representantes sindicales seccionales, ya que dicho reglamento está pensado para dejar fuera a la mayoría de la base magisterial quienes nunca han ocupado cargos sindicales, pero que permite a los charros perpetuarse en los cargos de poder.
Y es que, les reditúa mucho más poner la fuerza del sindicato al servicio de los gobiernos en turno a cambio de seguir entregando nuestros derechos laborales y evitando que el magisterio juegue su rol histórico en defensa de los intereses de las y los trabajadores.
¿Qué Sindicato necesitan las y los trabajadores de la educación?
Desde la Agrupación Nuestra Clase, consideramos como derecho fundamental la libertad sindical lo que no es posible mientras nuestro sindicato siga en manos de cualquiera de los sectores charriles.
Por ello, el Sindicato de las y los docentes, debe regresar a las manos de las bases magisteriales para convertirlo en una herramienta de lucha que defienda nuestros derechos; es el caso de la contratación colectiva donde todos los trabajadores de la educación tengamos salarios dignos, derecho a la salud indispensable y suficiente, derecho a la vivienda y servicios fundamentales, también para contrarrestar la degradación de contenidos pedagógicos y a favor de una educación integral, y un punto fundamental es que lleve adelante los derechos de las mujeres que somos el sector mayoritario dentro del mismo.
No podemos permitir que sigan negociando y entregando nuestros derechos y conquistas de años de lucha magisterial. Esto, no sólo tienen que ver con la relación entre la organización sindical de todos los afiliados y el patrón (SEP), sino que comprende las relaciones al interior del sindicato en temas fundamentales que no sólo no lo resuelve el reglamento, sino, que son modificaciones a modo para restringir la participación de la base y en especial de sus sectores más críticos y combativos.
Las maestras y los profesores de Nuestra Clase luchamos por un sindicato clasista, por la unidad entre sindicalizados y no sindicalizados, que se proponga extender el movimiento magisterial a todos los rincones del país y unirlo con los demás sectores de trabajadores, sociales y populares contra los ataques al conjunto de la clase trabajadora, con independencia política tanto del gobierno como de todos los partidos patronales.
Para lograrlo, necesitamos organizar un gran movimiento por la democratización del SNTE y por expulsar a los charros de él. Debemos unirnos para luchar en defensa de los derechos de los trabajadores de la educación y por una educación verdaderamente pública, científica, crítica y laica.
Diana Palacios
Profesora egresada de la Normal Superior, colaboradora en IdZMx