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Ideas Socialistas. La división en el CWI: lecciones para los trotskistas

El Comité para una Internacional de los Trabajadores (CWI) se ha dividido en dos. ¿Un sector se está adaptando a las políticas identitarias y abandonando a la clase obrera? ¿El otro está perdiendo contacto con los nuevos movimientos de masas contra la opresión?

Lunes 24 de febrero de 2020 20:33

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Left Voive

Según cómo se lo mire, el Comité para una Internacional de los Trabajadores (CWI) podría considerarse la mayor tendencia trotskista internacional. El CWI, que remonta sus raíces a la tendencia Militant dentro del Partido Laborista Británico, afirmaba tener secciones en 35-40 países, algunos de ellos con varios miles de miembros [1]. El 21 de julio, la sección británica del CWI, el Partido Socialista, declaró que "patrocinaría una conferencia internacional para reconstituir" el CWI. El 26 de julio, la mayoría del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) del CWI los acusó de un "golpe burocrático" y una "escisión". Esta fue la culminación de una lucha fraccional de ocho meses. Numerosos documentos internos se habían filtrado, pero ninguno de los dos lados había reconocido públicamente la lucha interna [2].

En el transcurso de 2019, el CWI se dividió en fracciones beligerantes con nombres igualmente poco apetecibles. Por un lado, el Secretariado Internacional (SI) del CWI en Londres, el cuerpo de liderazgo permanente bajo el mando de Peter Taaffe de 77 años, formó la fracción: "En defensa de un CWI trotskista de la clase obrera" (IDWCTCWI). La mayoría de los miembros del CEI (que representaba una mayoría bastante clara de los miembros) se vieron así obligados a oponerse. No formaron una fracción propia, pero el SI los tituló la "Non-Faction Faction" (NFF) - La Fracción No Fracción-.

Ahora son dos organizaciones que compiten entre sí, y los nombres no están muy claros, con el SI planeando "reconstituir" el CWI, mientras que la mayoría quiere "continuarlo". Para evitar confusiones, utilizaremos los nombres de las fracciones internas. El IDWCTCWI cuenta con el apoyo de la mayoría de las secciones de Inglaterra, Gales y Escocia, así como de los grupos muy pequeños de Francia, Chile y la India, además de menos de la mitad de la sección alemana, con un apoyo poco firme de algunos grupos de África y Asia. La NFF, en cambio, es apoyada por todos los demás, incluyendo las secciones más grandes en Irlanda, los EE.UU., Grecia, Suecia y Bélgica.

La crisis estalló cuando el SI comenzó a criticar a la sección irlandesa (también llamada Partido Socialista), que ha tenido algunos éxitos electorales importantes en los últimos años. Taafe los acusó de "hacer concesiones a la política identitaria" y de abandonar el trabajo en los sindicatos y en la clase obrera en general. Los irlandeses habían fundado ROSA, un frente socialista-feminista, y este concepto fue copiado por la sección belga. La fracción de Taaffe también se sintió particularmente molesta por la excesiva atención prestada a los derechos de la mujer, criticando al PS irlandés por presentar una candidata "feminista socialista" en las elecciones de la UE [3]. La NFF respondió que el SI está subestimando el potencial de los "movimientos que adoptan formas nuevas e innovadoras en todo el mundo, a menudo, pero no siempre, fuera de las estructuras formales del movimiento obrero oficial".

Ha habido una serie de crisis de las organizaciones trotskistas en los últimos meses, incluyendo la disolución de la ISO en los EE.UU. y la división del PO en Argentina. Para llegar a las raíces de esta crisis, y sacar las lecciones correctas de ella, necesitamos primero mirar la historia de la CWI.

Desde el SU hasta el CWI

El CWI remonta su legado al trotskista sudafricano Ted Grant (un seudónimo de Isaac Blank), que se convirtió en una figura destacada del movimiento trotskista en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. En el período de posguerra, el liderazgo de la Cuarta Internacional bajo Michel Raptis (Pablo), Ernest Mandel, James P. Cannon y otros, desarrolló una estrategia de entrismo.

El entrismo fue originalmente una táctica. En los años 30, Trotsky propuso que los revolucionarios se unieran durante un período breve a los partidos reformistas de masas en estado de ebullición, para ganar a sus miembros para la política revolucionaria. Sin embargo, según la visión de Pablo a principios de los años 50, se suponía que los trotskistas debían unirse a los partidos socialdemócratas o estalinistas y permanecer allí durante décadas. Esto no era compatible con la defensa de un programa marxista revolucionario, por supuesto. Los trotskistas tendrían que operar en secreto y presentarse como reformistas de izquierda. El "entrismo profundo" o "entrismo sui generis" fue parte de la degeneración de la Cuarta Internacional en el centrismo durante la posguerra. Pablo defendió esta estrategia porque creía que no había tiempo para construir partidos revolucionarios ya que una nueva guerra mundial podría estallar en cualquier momento. Grant, en cambio, abogaba por un entrismo a largo plazo ante la espera de un período de crecimiento y estabilidad capitalista.

Grant y sus seguidores trabajaron diligentemente dentro del Partido Laborista. A mediados de la década de 1960, el liderazgo de la Cuarta Internacional (ahora el Secretariado Unificado o SU bajo Ernest Mandel) comenzaba a alejarse de su trabajo enterrado en lo profundo de la socialdemocracia. La radicalización de la juventud tenía lugar en gran parte fuera de los viejos partidos reformistas, y el SU comenzó lentamente a formar organizaciones juveniles revolucionarias independientes. Grant rompió con el SU para continuar su trabajo en el Partido Laborista. Así, Militant rompió por su cuenta en 1964, y fundó el CWI como una tendencia internacional a su propia imagen una década después. Militant y el CWI representan un remanente de la fase más conservadora de la degeneración centrista del trotskismo en la posguerra.

Partido y Programa

A lo largo de los años, el paciente trabajo de Militant en el Partido Laborista les permitió ganar el control de las Juventudes Socialistas del Partido Laborista, elegir tres miembros del parlamento e incluso ganar la mayoría en el ayuntamiento de Liverpool. Pero no hace falta decir que la burocracia reformista del partido no toleraría a los marxistas revolucionarios durante décadas y, como consecuencia, Militant se vio obligado a hacer importantes revisiones al programa del trotskismo para permanecer en el Laborismo. Por nombrar sólo tres ejemplos:

1- Postularon que el socialismo podría alcanzarse a través de una transformación pacífica, siempre y cuando los socialistas ganaran la mayoría en el parlamento, aprobaran un "Proyecto de Ley de Habilitación" para nacionalizar las 200 corporaciones más grandes y movilizaran a la clase obrera [4].

2- Se negaron a oponerse a la guerra imperialista de Margaret Thatcher contra Argentina por las Islas Malvinas. En lugar de pedir hacer un llamamiento por la derrota de su propia clase dominante, Grant afirmó que Argentina también era "imperialista". Escribió que los intentos de organizar la resistencia de los trabajadores a la guerra en el Reino Unido eran "ridículos" [5].

3- En lugar de pedir la abolición de la policía, asumieron la demanda de "control comunitario" sobre una institución tan reaccionaria. Querían que la policía se organizara en sindicatos, y en los últimos años, han organizado la secretaría general del “sindicato” de los Guardias de Cárceles con la incorporación de su secretario general al CWI. La representante del CWI en el consejo de la ciudad de Seattle, Kshama Sawant, incluso llegó a votar por una nueva jefa de policía afroamericana argumentando su supuesta popularidad en la comunidad afroamericana.

Militant también era profundamente hostil a la auto-organización de los sectores más oprimidos. Se opuso a los intentos de crear estructuras especiales para las mujeres o los negros en el Partido Laborista, y tenían una mala reputación por su homofobia [6]. Un miembro de "Lesbianas y Gays en apoyo a los Mineros" recordó en una entrevista el clima homofóbico en Militant. No fue hasta casi 20 años después de Stonewall que el CWI tomó la bandera del orgullo. La NFF criticó a Taaffe por argumentar que hay un "conflicto de derechos" entre las personas trans y otros sectores de la clase trabajadora."

Auge y Declive

El punto álgido de la influencia de Militant se produjo en la segunda mitad del decenio de 1980, cuando ganó el control del ayuntamiento de Liverpool y desempeñó un papel destacado en un movimiento de masas contra el intento de Thatcher de introducir un impuesto de capitación en 1990. Pero ambas oportunidades fueron desperdiciadas. Militant no logró vincular su lucha en Liverpool con la huelga simultánea del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros. Peor aún, cuando más de 200.000 personas se reunieron en Trafalgar Square el 31 de marzo de 1990 para protestar contra el impuesto de capitación, la policía atacó la manifestación y provocó un motín. Un portavoz de Militant procedió a culpar a los "anarquistas", prometiendo que "realizarían una investigación y darían nombres".

Fue entonces cuando la burocracia del Partido Laborista decidió deshacerse de los trotskistas que había tolerado durante tanto tiempo expulsando a la dirección de Militant. Algunos miembros prominentes propusieron una contraofensiva, que llevaría a una escisión con los Laboristas y una nueva organización de quizás 10.000 miembros. Pero la dirección de Militant respondió que por cada trabajador que quizás apoyara un partido independiente, "habría otros cinco, diez y quizás cien en una etapa posterior que pasarían al Partido Laborista oficial" [7]. Esto está totalmente en línea con el esquema histórico que Grant propuso décadas antes. Así, en lugar de adoptar una postura, Militant trató de enterrarse más profundamente en el Partido Laborista, esperando que pudieran tomarlo tarde o temprano. Esta política defensiva llevó a la desmoralización y, en poco tiempo, a un éxodo de sus miembros.

A principios de los años 90, Militant se estaba desmoronando. Su extenso aparato - Militant empleaba a más de 250 personas, ¡más que el propio Partido Laborista! - [8] necesitaba hacer algo para preservar su base de cuotas. Peter Taaffe, el jefe de este aparato, separó a Militant del Partido Laborista. Primero crearon el Laborismo Militante, luego el Partido Socialista. La mayoría de las otras secciones del CWI siguieron este curso y abandonaron los partidos socialdemócratas en los que estaban. Esto fue justificado por la teoría de Taaffe de que todos estos partidos, una vez llamados "partidos obreros con direcciones burguesas", se habían transformado más o menos simultáneamente en partidos burgueses. Una minoría alrededor de Ted Grant, sin embargo, se opuso a "destruir 40 años de trabajo" y eligió permanecer en el Partido Laborista, lo que llevó a una escisión con el CWI. Desde la muerte de Grant en 2006, la resultante Corriente Marxista Internacional (IMT o CMI) ha sido dirigida por Alan Woods.

Desde 1992, el CWI bajo el liderazgo de Taaffe ha llamado a la construcción de nuevos partidos obreros. Estos se conciben como no reformistas ni revolucionarios - el CWI se uniría a ellos y trabajaría dentro de ellos como un ala revolucionaria, como lo hizo durante tantas décadas dentro del Partido Laborista. Por eso, para citar sólo un ejemplo, el CWI ha formado parte del partido reformista Die LINKE en Alemania desde su fundación en 2006.

El CWI no tuvo éxito en la creación de tal partido en Gran Bretaña. En cambio, formó alianzas electorales con burócratas sindicales post-estalinistas. Estas plataformas electorales, como "No2EU", combinaron demandas sociales con un programa para más soberanía nacional. Es en este marco que el CWI se ha opuesto a la posición marxista a favor de las fronteras abiertas.

Sin embargo, la sección británica del CWI ha tenido éxitos dentro de las burocracias sindicales. El Partido Socialista obtuvo la mayoría de los escaños en la dirección nacional del Sindicato de Servicios Públicos y Comerciales (PCS), que representa a los trabajadores del sector público. Aunque sin duda estaban a la izquierda de las burocracias sindicales de Gran Bretaña, no había nada ni remotamente "revolucionario" en esta dirección, y todo indica que aceptaron los exorbitantes salarios que se pagaban a los burócratas sindicales. Sin embargo, en los últimos meses, el CWI perdió la mayoría de sus miembros en la dirección del PCS. Aunque se niega a unirse al Partido Laborista, el Partido Socialista ha sido entusiasta en el apoyo al líder reformista laborista de izquierda Jeremy Corbyn.

Durante 100 años, el movimiento socialista en los EE.UU. se ha opuesto a ambos partidos de la burguesía. En 2016, Socialist Alternative (la sección de CWI en los Estados Unidos) comenzó a apoyar la campaña de Bernie Sanders para ser el candidato presidencial del Partido Demócrata, mientras que simultáneamente le pedía que se presentara fuera del partido. Formaron lo que llamaron "Movement4Bernie", argumentando que en realidad no apoyaban al candidato, sino al "movimiento" que lo rodeaba, y llevaban pancartas con el lema de Sanders "Necesitamos una revolución política". No han levantado más que las más suaves críticas a Sanders que, entre otras cosas, vota constantemente para financiar el ejército de los Estados Unidos. El "Bern Turn" (Giro a Bern) de Socialist Alternative ganó algunos nuevos reclutas, pero también alejó a muchos miembros de larga duración. En el curso de la división del CWI, el SI empezó a criticar a el apoyo pro-Sanders. Pero hasta que la sección estadounidense pasó a la oposición contra la fracción, toda la dirección de CWI había apoyado esta orientación enérgicamente, tanto interna como externamente.

Este apoyo a los políticos burgueses es parte del legado compartido de todas las organizaciones que se basan en el legado de Ted Grant. La IMT, por ejemplo, critica correctamente al CWI por apoyar a Sanders, pero hace unos años apoyaban de forma entusiasta al presidente venezolano Hugo Chávez y su "Socialismo en el siglo XXI". El CWI, por su parte, no apoyó a Chávez pero sí a Sanders. Tanto el CWI como la IMT están de acuerdo en su apoyo al presidente de centro-izquierda de México, Andrés Manuel López Obrador.

Las teorías de Ted Grant

El concepto original de "entrismo sui generis" o "entrismo profundo" desarrollado por Pablo era conspirativo. En la década de 1950, cuando los trotskistas entraron en los partidos socialdemócratas o estalinistas, se presentaban como reformistas de izquierda, pero también mantenían organizaciones trotskistas secretas que defendían sus ideas "reales". Por ejemplo, los trotskistas británicos publicaron la reformista "Perspectiva Socialista" mientras que su grupo era conocido sólo como "El Club".

Grant, por el contrario, construyó Militant como una organización única sin un núcleo trotskista secreto. Pero ¿cómo podría una organización afirmar ser revolucionaria y simultáneamente permanecer en el Partido Laborista durante décadas? Grant justificó esto revisando el concepto del Programa de Transición. Tal como fue desarrollado en el tercer y cuarto congresos de la Tercera Internacional, y luego completado por León Trotsky, el programa de transición "surge de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera y [conduce] inalterablemente a una conclusión final: la conquista del poder por el proletariado".

Para el CWI, en cambio, una "demanda transitoria" se refiere a cualquier demanda que requiera ganar una lucha en el marco del capitalismo. Los programas del CWI consisten invariablemente en demandas populares reformistas, pero en su mayoría más altas que en la versión presentada por las burocracias reformistas. Esa lista está coronada con un vago llamado al "socialismo". Nunca incluyen una palabra sobre la conquista del poder, es decir, sobre la necesidad histórica de la clase obrera de aplastar el estado burgués y crear un gobierno basado en órganos de poder de la clase obrera. Grant asumió que la conciencia de los trabajadores se radicalizaría más o menos automáticamente a medida que se desarrollara la lucha de clases, eliminando la necesidad de una clara propaganda revolucionaria.

El concepto de programa de Grant requería una especie de ambigüedad calculada, para poder ser interpretado generosamente como revolucionario, pero sin ofender la sensibilidad de los reformistas. Aconsejó a sus seguidores que se orientaran a lo que ellos presumían ser la conciencia media de la clase obrera en un momento dado, más que a la necesidad objetiva. Por eso, por ejemplo, el CWI rechaza la demanda socialista de abrir las fronteras, ya que esto supuestamente "asustaría" a los trabajadores. Trotsky enfatizó exactamente lo contrario:

“Hemos repetido muchas veces que el carácter científico de nuestra actividad consiste en que adaptamos nuestro programa no a las coyunturas políticas o al pensamiento o estado de ánimo de las masas como lo es hoy en día, sino que adaptamos nuestro programa a la situación objetiva tal y como está representada por la estructura de clase económica de la sociedad. La mentalidad puede ser retrógrada; entonces la tarea política del partido es poner la mentalidad en armonía con los hechos objetivos, hacer que los trabajadores entiendan la tarea objetiva. Pero no podemos adaptar el programa a la mentalidad atrasada de los trabajadores, la mentalidad, el estado de ánimo es un factor secundario - el factor principal es la situación objetiva ... Este programa es un programa científico. Se basa en un análisis objetivo de la situación objetiva. No puede ser entendido por los trabajadores en su conjunto.”

Ted Grant postuló además una "ley histórica" que cada vez que los trabajadores se radicalizan, se verterán, al menos inicialmente, en "organizaciones tradicionales". Por eso creía que los trotskistas siempre necesitaban estar dentro de los partidos reformistas de masas. Ciertamente hay varios ejemplos históricos de trabajadores radicalizados que se unen en gran número a partidos obreros reformistas. Pero las situaciones revolucionarias desde 1945 han mostrado muchos más ejemplos en los que la radicalización ha tenido lugar fuera de estas organizaciones. Por citar sólo un ejemplo, fue precisamente el hecho de que los trotskistas de Alemania Occidental estaban tan enterrados dentro de la socialdemocracia en 1968 lo que les llevó a perderse la fase más importante de la radicalización de la juventud.

Algo similar le ocurrió a Militant: aunque desempeñó un papel principal en el movimiento contra el impuesto de capitación (Poll tax) en 1990, apenas pudo reclutar nuevas filas, ya que los mejores activistas contra Thatcher no tenían ningún deseo de unirse al Partido Laborista. Ahora vemos cómo fenómenos neorreformistas como Syriza y Podemos surgen como nuevas organizaciones fuera de la socialdemocracia tradicional y opuestas a ella. Grant tomó un momento táctico que puede ser temporalmente útil en ciertas situaciones excepcionales y lo convirtió en una "ley". Así pues, las contribuciones de Grant al marxismo entran en gran medida en la categoría de justificaciones para la adaptación a largo plazo a la socialdemocracia.

Clase vs. Identidad

El debate que dividió al CWI es en parte un reflejo de un debate más amplio que ha trastocado a la izquierda internacional: la relación entre clase e identidad. Los socialdemócratas (representados en los EE.UU. por Bernie Sanders, la dirección de la DSA, Jacobin, etc.) no dan prioridad a las cuestiones de opresión. En cambio, se centran en "demandas universales" que beneficiarían a todos los trabajadores, asumiendo que esto contribuiría en gran medida a resolver el problema del sexismo, el racismo, la opresión de los LGBTQ+, etc. En oposición a esto, hay una tendencia radical-liberal que se centra en las políticas de identidad, viendo la explotación de la clase obrera como un elemento más en una red infinitamente compleja de diferentes formas de opresión.

Las dos fracciones del CWI reflejan esto en una forma muda. El IDWCTCWI representa el economismo tradicional del CWI, minimizando las luchas de las mujeres, las minorías étnicas y las personas LGBTQ+, confiando en que las luchas en torno a las demandas económicas unirán a la clase trabajadora. Esto refleja los prejuicios de las burocracias que viven del movimiento obrero. La NFF, por el contrario, tiene una orientación más fuerte hacia los movimientos reales que se están produciendo hoy en día. Pero así como sus oponentes se adaptan a las burocracias sindicales, el NFF tiende a adaptarse a las burocracias de los movimientos sociales (en forma de ONG). Esto se reflejó en el rechazo de ROSA para pedir el aborto libre a petición: sintiendo que esto estaría demasiado adelantado al movimiento existente, limitaron su llamado al derecho al aborto durante las primeras 12 semanas de embarazo.

A pesar de sus diferencias, ambas partes encarnan el método fundamental de Ted Grant: adaptarse a las burocracias existentes y posicionarse ligeramente a la izquierda de lo que consideran la "conciencia de las masas", con cuidado de no decir nada que pueda molestar a los sectores más atrasados. Las diferencias que llevaron a la escisión en el CWI son fundamentalmente sobre a qué burocracias adaptarse: a las de los viejos sindicatos socialdemócratas o a las de los nuevos movimientos sociales. Así que, en cierto sentido, las críticas que cada fracción plantea a la otra son correctas.

¿Hay alguna manera de cuadrar este círculo? Pensamos que el trotskismo proporciona una solución. Las luchas contra la opresión no dividen a la clase obrera. Más bien, es la opresión misma la que nos divide. Las luchas contra toda forma de opresión son necesarias para unir a la clase obrera en nuestra lucha contra los capitalistas. Pero esto no puede llevarse a cabo de forma aislada. Los revolucionarios necesitan estar al frente de las luchas antirracistas, feministas y queer, mientras luchan para que estos movimientos se orienten hacia la clase obrera.

La lucha por la hegemonía proletaria en todos los movimientos contra la opresión necesita una base material. No puede ser una alianza con las burocracias sindicales ni una alianza con las burocracias de las ONG, sino que requiere fracciones revolucionarias independientes en el movimiento obrero y en todos los movimientos sociales. Es cierto que el trabajo en el nuevo movimiento de mujeres crea enormes presiones sobre las organizaciones revolucionarias, al igual que el trabajo en los sindicatos o en cualquier otro movimiento. El punto de partida para resistir a tal presión sólo puede ser una fracción trotskista que comprenda las tareas objetivas del movimiento.

Un momento para el trotskismo

Ted Grant se presentó como un "hilo ininterrumpido" de continuidad que se remonta a Trotsky, Lenin, Marx y Engels. En realidad, su legado representa la degeneración centrista de la Cuarta Internacional después de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora hay al menos cinco tendencias basadas en el legado de Grant:

1- el IDWCTCWI (CWI reconstituido);
2- el NFF (CWI mayoritario);
3- La IMT, formada después de que Grant rompiera con el CWI en 1992;
4- Izquierda Revolucionaria, que se separó del IMT en 2009, se unió más tarde al CWI y ahora se separó de nuevo;
5- las escisiones del CWI, Reforma y Revolución en los EE.UU. así como Lernen im Kampf en Alemania.

Muchos oponentes del trotskismo se reirán, algunos camaradas perderán el sentido de los objetivos finales, y existe un gran peligro de que ambos lados del antiguo CWI se alejen más de la política independiente de la clase trabajadora. Pero en el contexto de una crisis histórica y en curso del capitalismo, creemos que el programa del trotskismo es más relevante que nunca.

La experiencia del Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FITU) en Argentina muestra que es posible llegar a un público masivo con un programa revolucionario sin rebajarlo. No hay ninguna necesidad histórica de que los revolucionarios se organicen dentro de partidos reformistas o con un programa que borre la diferencia entre reforma y revolución.

Hay oportunidades reales para fracciones revolucionarias intransigentes en el movimiento obrero y en los movimientos sociales. Por nombrar sólo dos ejemplos:

1- Los trabajadores trotskistas de la imprenta de Madygraf pudieron organizar protestas a favor de los derechos de una compañera transexual, que formaba parte de un proceso que incluía huelgas, ocupación y la producción bajo el control de los trabajadores.

2- Las mujeres trotskistas, que se organizan en el movimiento feminista internacional "Pan y Rosas", luchan por que las huelgas feministas movilicen a toda la clase obrera, incluidos los compañeros varones.

Esta es la base de nuestra propuesta para construir un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista. Para nosotros, esto significa refundar la Cuarta Internacional con su programa histórico. Con las humildes fuerzas a nuestra disposición, queremos reagrupar a los trotskistas en un nuevo proyecto internacional. En nuestra opinión, esta es la única solución progresiva a la crisis del CWI.

Traducción: Federico Gozzi


[1El Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional probablemente tiene más miembros que el CWI, pero carece de cualquier tipo de políticas comunes. Si sólo se contaran las tendencias de una tradición trotskista con algún tipo de liderazgo político central, entonces el CWI podría haber sido el más grande. Los documentos de ambas fracciones, sin embargo, han revelado que todos los grupos de CWI son más pequeños de lo que afirman. Mientras que la sección británica (el Partido Socialista), por ejemplo, afirma tener "más de 2.000 miembros", sólo unos 300 han participado en los debates recientes.

[2Algunos reportajes sobre la crisis de CWI han sido proporcionados por Paul Demarty en el periódico británico "Weekly Worker" desde marzo de este año.

[3En "La opresión de la mujer y la política de identidad - nuestro enfoque en Irlanda y a nivel internacional" en "Documentos del boletín de los miembros sobre la disputa que surgió en el CEI", el IDWCTCWI escribió:
“En 2018, cada una de las reuniones públicas mensuales anunciadas en la página de Facebook del Partido Socialista de Irlanda ha estado relacionada con la opresión de las mujeres o LGBTQ+[...] creemos que eso es ir demasiado lejos. Existe el peligro de que[...] podamos ser percibidos por una capa de trabajadores para los que eso no es la única o principal preocupación o es "no para ellos".”
Semanas antes de que cualquiera de las partes reconociera públicamente las diferencias, el Partido Socialista de Irlanda defendió el eslogan "socialista-feminista", mientras que el SI publicó una crítica.

[4Militant International Review, 22 de junio de 1982.

[5Ted Grant, "La crisis de las Malvinas - Una respuesta socialista", Militant, mayo de 1982.

[6La tendencia Militant escribió en un panfleto de 1976:
“La "liberación gay" pertenece a la esfera de las relaciones personales. Es necesario mantener un sentido de la proporción. Algunos diletantes, especialmente en los EE.UU., han explotado el valor de desviación de esta cuestión para distraer la atención de cuestiones más importantes que les causan vergüenza política. Los socialistas serios reconocerán que la "liberación gay" no puede proporcionar la más mínima base social para una contribución independiente al movimiento obrero. Las diversas teorías exóticas y argumentos emotivos que a veces se presentan para demostrar lo contrario son simplemente síntomas de la total confusión y falta de perspectivas que aún prevalecen en la política puramente estudiantil.”
Ver también: Colin Lloyd y Richard Brenner, "Militant después de Grant: El hilo intacto?", Permanent Revolution 10.

[7Peter Taaffe y Tony Mulhearn, Liverpool: La ciudad que se atrevió a luchar (Londres 1988). Citado en: ibíd.

[8El CWI sigue teniendo un gran número de trabajadores a tiempo completo. El IDWCTCWI afirma que el PS irlandés tiene 27 personas a tiempo completo para 100 miembros, mientras que la NFF responde que el PS británico tiene 50 personas a tiempo completo mientras que sólo 300 miembros son realmente activos en la organización.

Nathaniel Flakin

Periodista freelance e historiador. Escribe en Left Voice, EE. UU. y Klasse gegen Klasse, Alemania. También ha escrito bajo el seudónimo de Wladek.