Docentes de la provincia reflexionan acerca de cómo se está viviendo la cuarentena en el marco educativo. La continuidad pedagógica, su rol, la situación de las y los alumnos y sus familias, como así también las políticas del Gobierno para dar respuesta a las demandas.
Jueves 7 de mayo de 2020 00:09
Con la pandemia las escuelas permanecen cerradas, pero las clases continúan. Las y los docentes junto con las familias tuvieron que incorporar nuevas formas de llevar adelante el trabajo y la organización de la vida cotidiana.
Paula, da clases para segundo grado en Cipolletti y trabaja hace 24 años en educación, mamá de tres hijos, nos decía: “trato de organizarme con rutinas en cuanto a las actividades escolares, pero muchas veces, como somos cuatro los que utilizamos la tecnología, cuesta mucho organizarse al no contar con una computadora para cada uno. Considero que el gobierno debería repartir las notebooks que están guardas en las escuela. Muchos chicos no cuentan con las tecnologías, no todos tiene acceso a internet y el tema de la desocupación afecta a muchas familias que trabajaban el día a día para comer, hoy tiene que recurrir a comedores. A veces el hambre supera el poder sentarse a estudiar, con hambre no se aprende, esto cada día se está haciendo más difícil de sobrellevar.
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“La verdad que es muy difícil, hay días que no tengo internet y no puedo comunicarme con los estudiantes, trabajo el triple de horarios que las horas normales escolares, tengo alumnos que no tienen acceso a una compu o, más simple, a un celular con internet, por lo que le tenemos que acercar copias y mercadería” comentaba Belén, de General Roca. Ella da clases en séptimo grado y hace 4 años que trabaja. “Como docente pienso todos los días cómo llegar a los hogares de mis estudiantes, de buscar diferentes estrategias para que el aprendizaje sea realmente significativo, pero te cuesta un montón”.
Mientras no hay certidumbre de cuándo se volverá a las aulas, el Gobierno solo se limita a apelar a las y los docentes para que, con lo que tengan a mano y en las condiciones que sea, sostengan la continuidad pedagógica
Rocío, profesora de nivel inicial de Viedma, opina que “es complicado lo que nos piden, porque la continuidad pedagógica se asegura desde un contexto que no existe. Tenemos que improvisar escenarios de enseñanza, nosotros como docentes y las familias. Los padres tuvieron que improvisar escenarios para enseñar desde casa cosas que no saben cómo enseñar, le ponen mucha voluntad, pero están atravesados por la emergencia alimentaria y el desempleo. Si no resolvemos eso, es difícil tener continuidad pedagógica… y ahora se vienen los meses más crudos, de frio, acá en la provincia la gente no tiene gas natural, en muchos lugares, no te hablo de parajes, yo te hablo de acá de Viedma, a dos quilómetros del parque industrial no hay gas natural, usan garrafas. Es un escenario bastante complicado, si no logran reactivar las economías regionales, si no se generan fuentes genuinas de trabajo es muy difícil todo lo demás”.
Laura de Cipolletti, docente de una escuela rural de jornada completa, comentaba: “las familias que viven en sectores muy vulnerables de la periferia de la ciudad no tiene acceso a cuestiones básicas como los servicios, como una vivienda digna, como la alimentación. Un pibe, una piba que no come, que no tiene un espacio físico donde estudiar, que no puede establecer una comunicación con sus docentes, es difícil que esto de la continuidad pedagógica sea posible”.
“A la noche vos apagas todo, pero tu cabeza no se apaga y seguís pensando en cómo va a seguir todo esto y en el mensaje de la familia que te dice después de que uno manda la actividad por WhatsApp: seño ¿y la comida? ¿El módulo alimenticio cuándo lo entregan, y por qué ahora es menos comida? ¿Y por qué es cada 15 días ahora? ¿Vos qué le contestás a esa familia? A veces nos tratan mal creyendo que uno tiene la culpa, y vos les explicás que esas medidas las toman y las bajan desde la Supervisión de educación pero el que da la cara es el docente. A veces las cosas están tan desorganizadas, que uno no logra armar una rutina, no quiere colapsar a las familias con tantas actividades y lo que más me preocupa es que ese chico pueda comer, que ese chico hoy no sea golpeado por las crisis de los padres Es difícil y seguimos esperando respuestas y medidas para ayudar a esas familias de manera más presente”, opinaba Cintia de 24 años, docente de especial, que trabaja hace dos años, de Cipolletti.
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Laura Santillan, docente de filosofía en el IFD de General Roca, nos planteaba que “desde el PTS y el FIT donde milito, siempre denunciamos que las políticas de los Gobiernos habían profundizado la brecha social. Peronistas y antiperonistas votaron siempre presupuestos de miseria para educación y salud, y ahora con el coronavirus eso se hace más patente y preocupante, porque la crisis económica impacta en las familias de manera brutal con miles de despidos y nuevos pobres en el país y en el mundo, vulnerando derechos básicos. Como docentes tenemos la responsabilidad de denunciar esta situación”.
También los trabajadores de la educación sacaron algunas conclusiones en relación a las nuevas prácticas virtuales y el rol del docente frente al aula. “Esto nos está enseñando que nuestro rol dentro del aula es imprescindible, y nuestros estudiantes necesitan ese lugar para socializar, para poder sacar dudas, solos no pueden, en muchos casos están muy solos” nos decía Eliana, docente secundaria de El Bolsón con 18 años de antigüedad. Sergio, docente de Historia en nivel secundario, decía: “creo que en este mes sin clases lo que la docente extraña es el cara a cara, el estar con el estudiante construyendo conocimiento, y lo que falta del gobierno es una política que tenga en cuenta las particularidades de las escuelas. Hoy nos exigen evaluar conocimiento, pero eso es muy difícil porque no hay igualdad de acceso”
Miguel maestro de grado en General Roca, comentaba: “en este mes sin clases, es que las clases tienen que ser presenciales, que hay una gran importancia en que el estudiante y el docente estén cara a cara porque el aprendizaje también se da en el hablar con el otro cara a cara”
Las y los docentes en todo el país vienen mostrando que tienen una voluntad enorme para poder hacer frente a la pandemia y aportar al sostén y acompañamiento de los estudiantes y sus familias, pero todo esto es muy difícil sin que existan los recursos económicos. “Internet y wifi gratis para los estudiantes debería ser garantizado", Alicia Mella, docente de lengua y literatura de la Agrupación 9 de Abril, junto con Marcela Belmar, docente de nivel primario, nos decían: “el Gobierno debería garantizar internet y conectividad wi fi gratis para las docentes y estudiantes” y “que no hayan despidos ni suspensiones, un salario igual a la canasta básica y un salario de emergencia para los desocupados y que puedan cumplir la cuarentena”.
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La educación en tiempos de pandemia del coronavirus ha afectado profundamente las relaciones establecidas por un modelo de desigualdad que se ha desnudado al calor de la crisis. Todos estos problemas, y muchos más, son una constante que se viven en el ámbito educativo. Es preciso batallar contra la lógica “virtual” mercantilista y productivista de la educación, que intenta imponer un nuevo paradigma de relaciones educativas, flexibilizando las condiciones laborales y limitando el acceso a la educación de millones de personas.
Después de la cuarentena nada va a volver a ser igual. Tenemos que repensar una combinación entre la virtualidad y lo presencial, ambas son necesarias, pero debemos partir de garantizar el acceso material de los recursos, de condiciones dignas de vida, vivienda, comida y trabajo. Por eso hoy es indispensable también oponernos a los despidos, a los recortes salariales, exigiendo también presupuesto para salud y las medidas de emergencia social ante el aumento de la pobreza.