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Red Internacional
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Tribuna Abierta. La estaca, el referéndum y el poder en Catalunya

Siendo bastante ignorante en la materia y sus raíces históricas solo me voy a atrever a dar unos apuntes sobre una cuestión que ha llegado a dimensiones (infladas) mediáticas irrisorias y a la vez no exentas de extraño “encanto” en una España desolada por el paro, el autoengaño, la miseria material y cultural y la corrupción de altos vuelos.

Eduardo Nabal

Eduardo Nabal @eduardonabal

Miércoles 26 de julio de 2017

Hay convocada una consulta o “referéndum” de cara a la posible autodeterminación para el próximo 1 de octubre en Cataluña. Pero el poder centralista va hacer nuevamente todo lo posible para impedirla o deslegitimarla. Incluso Cospedal, estrenándose como Ministra de Defensa a tuti plen, ha amenazado, en un alarde de prepotencia, con “sacar los tanques a la calle”, al más puro estilo golpista.

Lo malo es que el independentismo catalán hoy se ha ganado unas simpatías poco sólidas. La verdadera izquierda siempre ha querido el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Pero parece que la mayoría del pueblo catalán y, en particular uno de los sectores más nacionalistas que no independentistas -en su origen- fue la burguesía industrial catalana y sus aledaños. Puede que un sector de las clases populares fuera independentista y si buscara una forma de autodeterminación. Pero ahora este referéndum que parece haber unido- temporalmente. a izquierdas y derechas catalanas en un común objetivo separatista que ha suscitado una generosa empatía en el resto del estado por las trabas, zancadillas, escuchas, espionaje y guerra sucia desatada por la derecha en el poder contra esas mismas pretensiones de Cataluña en erigirse como nación independiente.

Estrellas mediáticas de gran poder de seducción como Gabriel Rufián gustan por su capacidad de molestar al partido en el gobierno, pero anteponen, en el fondo y lo vemos en sus pactos autonómicos, su catalanismo a su visión social de izquierda real y duradera. O sea, un independentismo contra el Partido que desgobierna el Estado Español y sus votantes, pero no un independentismo con una sólida base social, en gran medida. Es decir, un odio común, lo que es muy loable pero que no acabará ni con la alta corrupción de la derecha catalana en el poder ni con los muchos otros problemas del pueblo catalán en su conjunto.

Puede que logren librarse de la monarquía española y hasta del Partido (u organización mafiosa y criminal) Popular, que no es poco, pero lo que tienen en casa tampoco es nada envidiable -más bien al contrario- y eso les va a tocar solucionarlo allí donde sitúen las/sus fronteras.

Uno siempre ha pensado que la coacción del Estado central sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos no ha traído nada bueno y, sin dejar de condenar la violencia, no entiende ese miedo a la diversidad sociocultural y esa cerrazón cuasifascista a que cada pueblo o nación decida sobre su futuro. Aunque también es muy posible que en el referéndum saliera un “no” ya que la derecha española y también los españolistas de Cataluña “saben votar como un solo hombre” cuando se presenta la ocasión.

Sea como fuere, y desde la indiscutible empatía que suscita un pueblo enfrentado a una maquinaria centralista corrupta y manipuladora, no creo que para Cataluña haya un día clave en su historia sociopolítica, si puede haber un cierto sentido simbólico contra el caciquismo centralista y sus artimañas de baja estofa, pero los caciques de dentro, actuando de igual modo contra su pueblo, se quedan en el poder.


Eduardo Nabal

Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.

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